Los astronautas metafísicos

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Los astronautas metafísicos

Después de regresar del espacio, algunos astronautas describieron una sensación física de unidad con el Universo, derivada del cambio de percepción que se produce después de ver lo frágil y pequeña que parece la Tierra desde el espacio.

Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard, nuestra plataforma de ciencia y tecnología.

Cuando Edgar Mitchell murió la semana pasada, todos los obituarios señalaron su impresionante carrera como astronauta e hicieron énfasis en que era la sexta persona en caminar sobre la Luna. Aunque probablemente algunos olvidaron mencionar que Mitchell tuvo una epifanía en el espacio o las ideas que desarrolló durante los 45 años entre esa epifanía y su muerte.

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Podría decirse Mitchell es el astronauta de Apolo con las ideas menos convencionales —practicaba la percepción extrasensorial, atribuyó la cura de su carcinoma de riñón a un sanador de sueños adolescente de Vancouver y aseguró en repetidas ocasiones que el gobierno encubría las visitas de los extraterrestres— pero definitivamente no era el único. Varios de los 24 hombres que hasta la fecha han salido de la órbita terrestre han tenido momentos existenciales de alguna forma similares que alteraron para siempre sus vidas una vez que regresaron al planeta.


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Cabe destacar que los astronautas de Apolo fueron seleccionados para el viaje de 383 mil km por su estabilidad de piedra, dijo Gloria Leon, profesora de sicología en la Universidad de Minnesota que ha trabajado con la NASA desde la década de los 90. Era un grupo de hombres matemáticos y científicos nacidos en la década de los 30 que se graduaron de las mejores universidades y piloteaban aviones militares.

Mitchell, por ejemplo, estudió en la Universidad de Carnegie Mellon e hizo su maestría en aeronáutica y astronáutica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Después de graduarse, se volvió aviador naval y se dedicaba a sacar jets de los portaaviones.

"El astronauta es parte de un cosmos, de una entidad mayor y de un proceso más amplio. Esta experiencia es muy significativa emocionalmente".

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"Los primeros grupos de astronautas eran el estereotipo del macho", dijo Leon. "Si revisas las estadísticas de mortalidad, te darás cuenta que la mayoría de los pilotos de prueba no sobrevivían. Como la tasa de mortalidad era altísima, estos grupos de gente se enfocaban en todo menos en lo espiritual".

Sin embargo, hubo un momento que cambió la vida de Mitchell cuando iba de regreso a la Tierra. Apolo 14 fue la tercera misión tripulada a la Luna y la primera desde la tragedia de Apolo 13. El trabajo de Mitchell era pilotear el módulo lunar y realizar pruebas científicas en la superficie de la Luna. Cuando terminó la mayor parte de sus tareas, sintió que podía relajarse. La nave estaba en lo que los astronautas llaman "modo barbacoa" porque daba vueltas como un cerdo en un asador durante el regreso a la Tierra a una revolución cada dos minutos. Durante este trayecto los tripulantes podían ver nuestro planeta, la Luna, el Sol y los cielos.


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"Estudié astronomía y cosmología y en ese momento comprendí que el prototipo para las moléculas en mi cuerpo y las moléculas en los cuerpos de mis compañeros y en la nave fue una generación antigua de estrellas", dijo en un documental llamado Overview. "En otras palabras, era bastante obvio con esas descripciones: somos polvo de estrellas".

Después de regresar del espacio, Mitchell y otros astronautas describieron una sensación física de unidad con el Universo. Mitchell lo llamó el "Efecto vista general". Otros lo llamaron Efecto perspectiva, un término que fue acuñado por Frank White en 1987 después de entrevistar a varios astronautas. Se refiere a un cambio de actitud o percepción que se produce después de ver lo frágil y pequeña que parece la Tierra desde el espacio. Otros términos para describir ese fenómeno son lo sublime o sobrecogimiento. Gloria Leon lo llama universalismo.

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"En este caso el astronauta es parte de un cosmos, de una entidad mayor, de proceso más amplio. Esta experiencia es muy significativa emocionalmente", explicó.

Rusty Schweickart nunca pisó la Luna pero sí su órbita. Durante una caminata espacial, la cámara de su colega se trabó y tuvo cinco minutos libres que aprovechó para contemplar a la Tierra. A partir de ahí su vida cambió.

"En ese momento dije, Ok, me voy a concentrar en ver qué está pasando", dijo para la Fundación X-Prize el año pasado. "¿Cómo llegué aquí? La humanidad ya alcanzó el punto en el que busca dónde vivir fuera de la Tierra. Soy una pequeña parte de eso pero ¿qué está pasando y cómo está pasando? ¿Y qué significa? Y cuando digo que cómo llegué aquí, ¿quién soy? ¿Soy sólo yo o es nosotros? Está claro que nos mandan como representantes de la humanidad".

Schweickart empezó a practicar la meditación trascendental y en varias ocasiones ha hablado en público sobre esta epifanía.


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Entonces, ¿qué fue lo que orilló a estos astronautas —en su mayoría ingenieros, físicos y pensadores analíticos— a alejarse de la ciencia y adentrarse en la metafísica o hasta en ideas más radicales?

Kevin Ochsner, director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva Social en la Universidad de Columbia dice que ese tipo de epifanías espaciales es como la experiencia sicológica de sobrecogimiento que, según investigaciones científicas, puede tener un impacto emocional positivo en la persona que la experimenta.

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"Experimentas una sensación de pequeñez frente a algo que es mucho más grande y que ha existido por mucho más tiempo que tú", dijo Ochsner. "Es algo imposible de comprender en la vida de una persona y tiene efectos transformadores en la gente a corto y largo plazo".

Rusty Schweickart tomó esta fotografía del porche del modulo lunar. Imagen: NASA.

Gene Cernan, el undécimo hombre en la Luna, tuvo más de una experiencia espiritual en el espacio.

"Sentía que estaba parado en una plataforma en el espacio, una plataforma a la que pude llegar gracias a la ciencia y la tecnología", dijo en el documental In the Shadow of the Moon. "Pero lo que vi y, más importante, lo que sentí en ese momento es algo que ni la ciencia ni la tecnología puede explicar".

Cernan vio lógica y propósito en el universo pero lo atribuyó al dios cristiano.

"Tiene que haber un ser más grande que tú y yo. Digo esto en el sentido espiritual, no en el religioso", aclaró. "Tiene que haber un creador del universo que esté por encima de todas las religiones que creamos nosotros mismos para gobernar nuestras vidas".


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Por otro lado, George Loewenstein, profesor de sicología en la Universidad Carnegie Mellon, restó importancia a la teoría del Efecto perspectiva y señaló que los astronautas estaban conscientes, quizá más que todos nosotros, de su insignificancia relativa ante el universo.

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En una entrevista por teléfono, Lowenstein ordenó sus teorías de qué causa los momentos existenciales que describen los astronautas y su búsqueda espiritual consecuente desde la menos cínica hasta la más cínica. Las voy a parafrasear a continuación:

1. El peligro y la fragilidad de la misión provoca que el astronauta cuestione su mortalidad.
2. Es un momento culminante y pasan el resto de sus vidas buscando algo igual de significativo.
3. Es un intento para aferrarse a la fama y para seguir siendo el foco de atención.

Por otra parte, David Morris, profesor de inglés en la Universidad de Illinois que estudió literatura religiosa y utópica de finales del siglo 20, dijo que para muchos de estos astronautas, la misión por sí misma planteaba preguntas existenciales.

"Su entendimiento siempre se ha basado en la historia", explicó. "¿Para qué chingados hicimos esto de todas formas? ¿Para qué fuimos al espacio? ¿Para poder atacar a los soviéticos con bombas nucleares más fácilmente? ¿O acaso estamos tratando, como diría Carl Sagan, de comprender nuestra conexión con el cosmos?".

Morris dijo que esta búsqueda de significado se ha repetido a lo largo de la historia e hizo énfasis en la literatura del siglo 19, cuando los escritores tomaban las experiencias existenciales que tuvo la gente en el mar o un una frontera abierta, que buscaba entender la inmensidad y el caos de la naturaleza, lo sublime.

"Para Herman Melville, la ballena en Moby Dick representa la falta de entendimiento", explicó Morris. "Así es la naturaleza, no se puede comprender ni confrontar, sólo podemos verla con asombro".

Por último tenemos el caso de James Irwin, el octavo hombre que llegó a la Luna, y quien fue el que se alejó más radicalmente de su formación científica. Cuando pisó la luna, Irwin se volvió religioso. Según cuenta, hubo un momento en el que volteó hacia atrás porque sintió que Jesús también estaba ahí, viéndolo.

Poco después de regresar a la Tierra, Irwin renunció al programa espacial y lanzó una organización evangélica en Colorado. Antes de su muerte en 1991, Irwin viajó dos veces a Turquía en búsqueda del Arca de Noé.

"Es más fácil caminar en la Luna", dijo Irwin. "Hice todo lo posible pero el arca se sigue escapando".