"Ningún ser humano es ilegal": la manifestación de las Mujeres en el área de la Bahía de California

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Mujeres contra Trump

"Ningún ser humano es ilegal": la manifestación de las Mujeres en el área de la Bahía de California

Hablamos con algunas de las asistentes a estas marchas para entender las motivaciones que les llevan a participar en la manifestación y las preocupaciones u opiniones sobre el nuevo panorama sociopolítico en los Estados Unidos.

La convocatoria de la macha de mujeres del 21 de enero de 2017 en  Washington DC se lanzó el 9 de noviembre de 2016, un día después de las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, como una respuesta feminista en las redes sociales a la victoria de Trump, el recién inaugurado presidente de este país. Dicha victoria llega tras una controvertida e indignante campaña presidencial, debido a los comentarios y propuestas denigrantes y amenazantes del presidente electo hacia gran parte de la población estadounidense. Esto generó una verdadera preocupación, tanto a los grupos que se sienten atacados de forma directa, como a todos y todas aquellas ciudadanas que creen en la igualdad de derechos de las personas, y que ven en la diversidad y la diferencia la fortaleza y el crecimiento de toda sociedad

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En estos casi dos meses y medio desde las elecciones presidenciales, la convocatoria de "Women's March" tomó una forma considerable a nivel nacional e internacional, habiéndose convocado, según la página oficial de la marcha precursora, alrededor de 673 marchas entre los 50 estados del país y otros más de 30 países a lo largo y ancho del globo. De esta manera, la magnitud y poder del evento escapa a las fronteras de la capital estadounidense, amplificándose a través de todas estas Sister marches (Marchas hermanas). El evento que tiene lugar el primer día en que Donald Trump ejerce su cargo presidencial, adquiere magnitudes globales, lo que parece una consecuencia lógica teniendo en cuenta las relaciones geopolíticas y la gran influencia sociocultural de la potencia estadounidense en el mundo.

Lo realmente poderoso de esta extensión en las numerosas urbes a nivel mundial es la cantidad de lazos y relaciones que se están creado a partir de ese primer impulso en Washington DC. Desde la página oficial de Women's March se invita a aunar fuerzas a todos aquellos grupos e individuos que en diferentes lugares geográficos luchan y creen en los mismos principios de aquellas de esta primera movilización del 21 de enero. Desde el comité nacional de la organización en la capital, compuesto principalmente por Tamika D. Mallory, Carmen Perez y Linda Sarsour, se publica un documento llamado Unity Principles, que reúne los principios motores de estas manifestaciones y de la acciones que tendrán lugar después de éstas. La base fundamental es la defensa de la igualdad de derechos de la mujer, pues estos representan la igualdad de derechos humanos. Así, las manifestación apoyan y representan muchas de las luchas contra la discriminación en todos los planos. Partiendo de la idea de que las identidades son múltiples y están interconectadas, es decir que la identidad de las mujeres y en extensión de todas las personas, se mueve entre muchas otras categorías sociales como la etnia, la religión, el estatus migratorio, la identidad sexual, la expresión de género, el estatus económico, la edad o la discapacidad, entre otras.

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Con una impresionante organización local, las marchas hermanas se han ido sumando inspiradas por la de Washington DC, pero con motores y programas propios. Todas ellas con un fin común, representando un admirable e indudable esfuerzo voluntario que pone de manifiesto el poder del pueblo unido, además de rebelar el potencial de las redes sociales a la hora de organizar movilizaciones en estos tiempos. Entre las marchas que se organizan fuera de la capital están las de San Francio y Oakland en California, el estado con mayor población latina en los Estados Unidos.

Hablamos con algunas de las asistentes a estas marchas para entender las motivaciones que les llevan a participar en la manifestación y las preocupaciones u opiniones sobre el nuevo panorama sociopolítico en los Estados Unidos.

Margaret Ramírez, profesora de Geografía social en la Universidad de Washington, nos indica que para ella Trump representa una amenaza hacía su gente, "su gente inmigrante, latina, la comunidad negra, LGBTQ, la pachamama, para mis hijo". Magie cree que es necesario asistir a la marcha y enfrentar todo lo que Trump representa. Este evento es sólo un paso más en una lucha que ha de continuar. En este aspecto, ella es escéptica con la idea de que la marcha de mujeres hará que aumenten el número de personas solidarizadas y activas con los grupos e individuos más oprimidos del país, aunque admite que es positivo resistir y salir a la calle porque "no podemos estar pasivos en este momento ya que el estado capitalista, racista y patriarcal va a quitarnos todo si no lo hacemos".

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Angélica Vargas es una estudiante de psicología en la universidad de Berkeley, que nació en Chihuahua y creció en California. Comenta que la victoria de Trump dejó a todos en shock y trajo mucha incertidumbre sobre lo que puede pasar en estos siguientes cuatro años de legislatura. La idea de unirse a la marcha surgió a través de la organización de la manifestación. Siendo parte de la organización Educators for Fair Consideration, Angélica fue invitada a ser una de las oradoras en la marcha. La organización deseaba que ella hablara sobe su experiencia como mujer indocumentada para todas y todos los manifestantes. "También participaré en la caminata para demostrar que aquí estamos, lucharemos y venceremos. Necesitamos unirnos como lo hicieron mi comunidad en las marchas inmigrantes del 2006", asegura Angélica. A ella le preocupa que la comunidad de inmigrantes se sienta sola y con miedo, por eso desea que todas y todos las participantes se inspiren de los oradores invitados en la marcha, y piensa que "los participantes se irán inspirados al ver la cantidad de gente que apoya los derechos humanos. Nos dará más motivación al saber que no estamos solas y solos en esta batalla".

Jolynn Vallejo trabaja en la oficina de admisión de una escuela de arte y diseño localizada en San Francisco. Nacida en Ecuador, vive desde su infancia en el sur de San Francisco. Jolynn asegura que a su alrededor no hay mucha gente involucrada activamente en política. No obstante, notó un ambiente de asombro y decaimiento tras la victoria del actual presidente, además de escuchar más comentarios políticos entre los trabajadores de su oficina. Está determinada a asistir a la manifestación con su hija de cinco años, pues según ella "desde chiquita, mi hija tiene que saber que hay que expresar tu desacuerdo, o tu indignación si te has sentido excluido u ofendido, hay que alzar la voz." Su mayor preocupación y razón para asistir a la manifestación es el carácter narcisista del presidente, "incapaz de respetar a los demás candidatos o dejar hablar a los periodistas." Le asusta la idea de que alguien como Trump haya podido llegar al poder "una persona con tan poco decoro y respeto por los demás".

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Sivan Sadeh es originaria de Los Ángeles, trabaja en una organización llamada Proyecto de Salud para Todos, situada en el este de Oakland. Este lugar ofrece asistencia médica y legal gratuita, entre otras muchas cosas, para gente que acaba de llegar al país y/o que no tienen los documentos regularizados en los Estados Unidos. Según ella, este lugar representa un santuario para muchos y muchas, que saben que aquí están seguros y que pueden informarse sin peligros. Desde la victoria de Trump, se vive mucha incertidumbre, "hay algunos que no tienen papeles o que tienen familia que acaban de llegar de otros países, gente en una posición muy vulnerable y que en los últimos cuatro años ha podido, aunque de manera escasa, disfrutar de algún servicio de salud, temiendo ahora que eso vaya a desaparecer".

En cuanto a la marcha de mujeres, no cree que haya gran participación de la comunidad con la que trabaja, en principio por falta de interés, pues generalmente no están muy politizados, y en segundo lugar, por miedo a lo que les pueda pasar con la migra o cualquier incidente que pueda empeorar su situación. Sivan observa que existen diferentes mundos dentro de esta sociedad sin apenas entendimiento. Por esa razón, le cuesta creer que el evento del 21 de enero marque un antes y un después en la historia de la lucha por la igualdad en este país. Ella forma parte de la marcha junto con su familia y amigas para mostrar solidaridad, como lo hace todos los días, pero teme que el gran número de asistentes no sea un reflejo de la posterior lucha diaria. Por otro lado, desde la elección de Trump, ha percibido que dentro de las movimientos activistas, que anteriormente no trabajaban muy unidos, comienza a existir más colaboración.

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Al final, las marchas de Oakland por la mañana, y de San Francisco por la tarde han resultado ser un acontecimiento multitudinario. Junto con otros lugares del país, la gran asistencia parece haber derivado en una de las protestas más grandes de la historia de los Estados Unidos. Aunque en estas dos ciudades no parecía haber gran diversidad, la masa, a pesar de solidaria y entregada, fue quizás demasiado homogénea en el terreno cultural. Entre gritos como "el pueblo unido jamás será vencido," "Hey Hey, ho ho Donald Trump has got to go!" (Donald Trump tiene que irese) o "No fronteras, no naciones, paren las deportaciones", las pancartas se alzaban con mensajes llenos de creatividad e ingenio. Habían carteles muy críticos hacía el presidente, condenando la misoginia, el machismo o el racismo, que para muchas este nuevo gobierno representa. Sólo nos queda ver qué pasará después de estos primeros días de euforia, tras la toma de poder del nuevo gobierno. Desde aquí, aunque conscientes del idealismo, conservamos la esperanza de que este sea el germen, el preludio de una nueva conciencia más comprometida en la vida diaria, a nivel individual y colectivo.