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VICE Sports

No te metas con un golfista

A la mierda con mis lecciones de box, a partir de ahora partiré madres con estilo y enfundado en zapatitos.

Yo era de los que pensaba que el golf era un deporte para pusilánimes que no se atrevían a hacer otra cosa. Desde pequeño he distraído mi mente y mi cuerpo con toda clase de deportes, recorriendo desde aquellos que usan una pelota —como futbol o beisbol— pasando por el snowboard y hasta artes marciales como tae-kwon-do, judo y box.

Pero nunca había estado tan cerca de llorar o de rendirme como cuando empecé con mis lecciones de golf.

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El golf es un deporte en el que no hay contacto físico, que se juega en zapatos y en el que tu cuerpo nunca entra en contacto con la pelota, suena fácil. Pero a pesar de lo que puedas pensar por las apariencias, las personas que juegan golf son rudas y probablemente pueden partirte tu madre.

Empecé a jugar la última vez que fui de vacaciones a Tampico, un día que mi papá me invitó a ir a sus clases de golf. Pensé que sólo sería tirar unas bolas y tomar cerveza. Así que después del trabajo pasó por mí y fuimos al campo de práctica. Nos recibió Cuco, mi instructor, y comenzaron las lecciones. El primer día me divertí un poco; el segundo, sólo sufrí; para el tercero, entendí que se trataba de una disciplina en serio y no sólo de la botana para tus chelas.

Si alguna vez has tirado algunas bolas de golf —sin contar esas mamadas de golfito de centro comercial— te habrás dado cuenta de que después de una o dos horas de tirar, tus manitas de no-golfista están destrozadas. Golpe tras golpe, poco a poco, el bastón se lleva la piel de tus dedos como pequeñas mordiditas de piraña. Ahora imagina practicar una o dos horas diarias. El callo de golfista se tiene que ganar, tal vez por eso los demás golfistas me veían como un niñito cuando llegué al tercer día con curitas en las manos.

La fuerza y la técnica también son obstáculos importantes antes de poder farolear con una boina de golf.  El golpe del golfista es muy parecido al del boxeador, pero mucho más potente y dirigido. O para ponerlo de otro modo, preferiría un buen putazo en la cara, que un bastonazo en el ojo.

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Debes pararte con los pies separados al ancho de los hombros; el golpe debe salir desde atrás y formar una parábola para llegar a su objetivo; deja ir la mano después de golpear para que el impacto sea mayor; la fuerza no viene del brazo: hay que girar el pie, las rodillas, la cadera y lo hombros. A eso hay que sumar que en el golf no estás golpeando una pelota del tamaño de una cabeza, tal vez sí del tamaño de un ojo. Y no estás golpeando con tu mano, si no con un bastón de aleaciones metálicas de colores.

En el video de arriba puedes ver explicado un golpe de box. En el de abajo puedes ver un swing en cámara lenta. No importa si practicas box o golf, los músculos que te van a doler al día siguiente son los mismos.

También he escuchado a muchos decir que el golf no es deporte porque sólo hay que sentarse en el carrito y avanzar. Pues bueno, no todos tenemos carritos de golf, y aunque algunos sí, seguro no lo tienen desde que empezaron a jugar. Esto implica que si quieres aventarte una reta de golf, tienes que recorrer entre seis y siete kilómetros y medio caminando, mientras cargas al menos cinco o seis bastones, mínimo (que pesarán aproximadamente unos siete kilos en total).

Por si esto fuera poco, muchos golfistas beben alcohol mientras recorren la pista. Y no se trata de una caguama mientras cascareas en el parque. Son muchas chelas y por lo general alguna botella para que el pisto te dure la caminata y las más de tres horas de juego.

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Es ahí donde se separan los cachorros de los profesionales. Mientras los mejores golfistas me rebasaban, podía ver las chispas que salían cuando golpeaban sus pelotas (eso sólo se puede ver cuando está anocheciendo). Ellos se reían de borrachos, y yo miraba sus tiros y esquivaba sus bolas.

Para cuando llegas a los últimos hoyos, ya no eres mucho más que un borracho caminando bajo el sol intentando lanzar una pelotita a más de cien metros. Es como tomar con un norteño, viendo quién aguanta más, pero caminando y probando tus habilidades motrices y tu resistencia una y otra vez.

Por último, nunca verás a un neoadolescente con su YOLO y su SWAG en un campo de golf. Las reglas de juego, de vestimenta y de cortesía hacen a este deporte uno de los más refinados: si caes en una trampa de arena, debes borrar tus pasos con un pequeño rastrillo para que la arena siga pareciendo un jardín zen. Estamos hablando de personas que ni si quiera tienden su cama, y que mientras juegan golf hasta barren sus pasos en la arena. Nunca te preguntaste cómo es que un montón de borrachos dando bastonazos por horas parecen elegantes. No todo se trata de quitarse la playera y gritar como degenerado, como en el futbol. Se puede ser un cabrón rudo y mantener el estilo.

Después de convivir con golfistas unas semanas, tuve clara una cosa: a la chingada con el box y el gimnasio. Ya no voy a ser un chico rudo que trabaja en su imagen y enseña sus músculos abdominales. Ahora voy a ser un hijo de puta borracho, con las manos curtidas y capaz de noquearte de un golpe (y en zapatitos). Me voy a hacer golfista.

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@limonsaurio