El silencio que acompañó ayer a la caminata de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa venía impregnado de un luto especial. Sólo han pasado ocho días desde el terremoto que azotó a la Ciudad de México y han pasado ya tres años desde la desaparición de los normalistas. Los padres de los desaparecidos se solidarizaron con los familiares de las personas que aún se encuentran bajo los escombros, pues ellos saben lo que significa desconocer el paradero de su familiar y si se encuentra con vida o no.
No ha habido avances en el caso Ayotzinapa y las demandas siguen siendo las mismas de hace tres años. Aunque el cansancio en los padres es visible, sigue en pie su demanda al gobierno federal, sigue su constante movilización social, sigue su lucha.
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