Todo lo que aprendí en el mes que usé Tinder Social
Ilustración por Adam Waito.

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Todo lo que aprendí en el mes que usé Tinder Social

Hice un experimento para saber si la nueva función de Tinder es para cotorrear o para tener orgías.

En un momento de debilidad después de un rompimiento terrible, descargué Tinder. En poco tiempo empecé a utilizar diario la app para tratar de superar a mi ex. No me enorgullece pero ¯\( ツ)/¯.

La mayoría de mis experiencias con la app han sido sexuales y superficiales. Es parte del proceso: te ligas a un güey y luego bloqueas su número. Pero cuando Tinder lanzó su nueva función social, que te permite hacer match con grupos de gente si también estás en un grupo, empecé a preguntarme para qué más se podía usar.

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¿Me explico? Con todos esos perfiles que dicen " no me interesa ligar", está claro que hay personas que usan Tinder para otras cosas además de coger. No entiendo cómo pero es real.

La identidad de Tinder Social es confusa. Cuando se lanzó, todos asumimos que era una forma de tener orgías usando la app. Pero así no es como lo promociona la empresa. Cuando agregas a un amigo a tu grupo para empezar a usar Tinder Social, debes seleccionar una respuesta preestablecida a la siguiente pregunta: "¿De qué tienes ganas?" y ya después la gente puede ver y darle like a tu grupo. Funciona igual que el Tinder normal, deslizas tu dedo y si una persona de otro grupo dice que sí, hacen match y pueden empezar a platicar en un chat grupal.

Las 27 opciones para responder esa pregunta parecen ser un intento de disfrazar Tinder Social y no permiten contenido sexual en las etiquetas y descripciones de los grupos. Estas son algunas de las posibilidades: "Vamos a salir" (el estándar), "Noche de chicas" (la mayoría de los grupos que usan esto son güeyes que quieren hacerse los chistosos) y "Desliza a la derecha para salir con nosotros esta noche" (la más ambigua, acompañada de un emoji de mono).


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Entonces, en un intento por entender mejor el mundo en el que desafortunadamente vivo, decidí usar Tinder Social hasta conseguir tres citas. Cambié la descripción de mi biografía a "quiero saber si Tinder Social es para cotorrear o para orgías" y me puse a ver perfiles.

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De inmediato, varios grupos mordieron el anzuelo y me aceptaron para explicarme cuál, según ellos, era la función de Tinder social o para decirme que tampoco sabían de qué se trataba.

Pero tenía que averiguarlo yo misma.

Cita número uno

Uno de mis compañeros, Sasha Kalra (también conocido como la décima peor persona en los medios digitales según Gawker), aceptó acompañarme en mi primera cita grupal de Tinder. Lo que descubrimos fue que es bien pinche difícil usar la función social como un dúo de hombre/mujer. No hicimos match con ningún grupo que incluyera mujeres y Sasha es heterosexual. Entonces, simplemente tuvo que ver como grupos de hombres me coqueteaban, incluyendo una desafortunada situación en la que un güey escribió mal mi nombre y luego me cantó una rola de Fetty Wap.

La cita real no fue muy diferente. Hicimos match con un grupo de dos hombres. Pero resulta que los grupos de Tinder Social no son necesariamente consensuales. Si alguno de tus amigos de Facebook activa la función de Tinder Social, te puede agregar a un grupo sin que te des cuenta. (Me pasó una vez y me sentí violada.) En uno de los grupos con los que hicimos match, uno de los dos tipos no pudo ir porque ni siquiera sabía que lo habían agregado a un grupo.


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Al final, salimos sólo con una persona. Después de unos minutos en el bar, me di cuenta de que teníamos el mismo dealer de mi época rave. Al menos teníamos algo en común. De regreso a casa, el tipo de Tinder prácticamente nos drogó. Sacó un toque a la mitad y lo fumamos entre los tres. A esas alturas ya habíamos decidido que cada quien se iba a ir a su respectivo hogar. Aunque, unos minutos después, me di cuenta de que estaba tan pacheca que no sentía ni mi cara. "¿Qué cepa es esta?", pregunté. "Oh, tiene Phoenix tears", respondió. Como estaba mucho más pacheca de lo que esperaba, dejé que el vato de Tinder me acompañara a casa. Cuando llegamos a mi calle, me confesó que aceptó salir con nosotros porque yo le gustaba mucho. Lo abracé y entré sola a mi departamento a que se me bajara la pálida.

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Conclusión: Cotorreo e intento de orgía.

CITA NÚMERO DOS

Como decidí que la vida sería mucho más fácil si usara Tinder Social con otra morra, convencí a una amiga de que me acompañara a un infierno que yo misma iba a crear. Y descubrí que es mil veces más fácil usar Tinder Social como un grupo de puras mujeres. En sólo cinco minutos, ya teníamos diez grupos de dónde escoger. Por desgracia, escogimos un grupo de dos mirreyes que querían ir a un antro súper caro.

"¿De cuánto es el cover?", pregunté. "Nos puse a los cuatro en la lista de invitados", respondió uno. Cuando llegamos, la lista ya estaba llena y el cover era de 400 pesos. Qué buena forma de empezar.

Estas somos nosotras dos después de esperar 15 minutos en una fila para que nos revisaran las bolsas. En la foto no se nota mucho pero nos queríamos morir. Foto por la autora.

Después nos empezaron a invitar tragos, una costumbre muy de mirrey, y luego nos preguntamos si queríamos bailar. "Claro", dije. "Me encanta bailar". Pero, por lo visto, para ellos dos, bailar es equivalente a perreo intenso. Fajé con el que me tocó —por cierto, creo que ya habían escogido quién se quedaba con quién antes de que llegáramos—. No estuvo mal. Pero insistían arrimarnos el pito cada que nos alejábamos para bailar bien.


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Mi amiga y yo nos separamos varias veces; estos tipos nos alejaban a propósito no sé por qué. De pronto, mi güey se puso a berrear cada canción de hip hop que salía y hasta decía la palabra prohibida (y no, no era negro). Después de explicarle que la canción "Blasé" no de Future y que Future solo es un artista invitado, me di cuenta de que era mejor ir al baño. Ahí me encontré a mi amiga. Nos miramos a los ojos y dijimos al mismo tiempo "Hay que irnos". Los tipos nos estaban esperando afuera del baño. Mi güey nos invitó a los cuatro a su casa. Dije que no y apliqué la clásica técnica de darle mi número y no responder sus mensajes.

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Conclusión: Intento de orgía.

CITA NÚMERO TRES

Después de tantos momentos incómodos, mensajes no deseados y fallas técnicas, estaba ansiosa por borrar esa maldita app.

Finalmente, en la madrugada del domingo, tres chicos que acababan de salir de la recepción de una boda nos hablaron por Tinder. Díganme anticuada pero me prende mucho cuando alguien me pregunta una y otra vez si vivo en Mississauga aunque no viva ahí.

Al final, sólo dos de los tres chicos pudieron venir pero al menos logré confirmar mi hipótesis.

Conclusión: orgía.

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