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Bronco vive, la cumbia sigue

La música, como la vida misma, da revanchas.

La inclusión de Bronco en el Vive Latino no es una novedad y mucho menos una oportunidad para los regiomontanos. Es justicia. Incluso, desde mi chata opinión, parecería que el mentado festival pretende colgarse de la fama ganada a pulso por una de las agrupaciones más entrañables de la música popular mexicana.

Lo que ha logrado Lupe Esparza y compañía no la ha conseguido ninguna banda de rock mexicano. Más allá de sus 37 años de carrera, de sus 29 discos y 14 millones de discos vendidos (cuando vender discos era una proeza); de giras por América y Europa; de un disco homenaje de parte de rockeros; de ser de las pocas agrupaciones que inspiraron una historieta; de ser una marca tan rentable como para ofertar ropa, calzado y perfumes; de haber sido inmortalizados al nombrar una calle en Chicago, Illinois; de ser pioneros en los dibujos animados y canciones enfocados al público infantil; más allá de todo eso, poseen lo que todo músico ansía: popularidad.

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En estos tiempos en que la fama se vende en recargas en cualquier Seven Eleven, vemos grupitos y cantantes que no trascienden del primer disco, aunque durante un año los veamos y escuchemos hasta en el baño.

Lupe Esparza comenzó su carrera desde abajo, como tantos y tantos casos de músicos famosos. Lejos de negarlo e inventarse una historia de leyenda, Esparza siempre se ha sentido orgulloso de su pasado como peón de albañil y de sus raíces indígenas. Por ello, siempre ha mostrado una marcada influencia en sus singulares atuendos. Es este rasgo el que le brinda particularidad y, además lo identifica con miles de hombres y mujeres que nos ganamos la vida en una fábrica, en una construcción, en un taxi o una oficina. Mexicanos que nunca se han ganado la lotería; que nunca han tenido una beca; que no son de alcurnia; que estudiaron en escuelas públicas; que no tenían parientes políticos; que nunca viajaron fuera del país; en pocas palabras, casi todos.

Si hablamos en plata, Bronco no necesita de ningún festival para legitimar su leyenda. No. Sin problemas han llenado cuanto recinto les han puesto enfrente, desde bailes regionales, hasta el estadio Azteca. El fenómeno social que ocasionaron fue tal, que Lupe Esparza (o Bronco; que es casi casi lo mismo) funciona como adjetivo cuando se quiere describir algo demasiado champurrado; su figura inspiró a miles de jóvenes que se querían peinar y vestir como él; incluso, junto con otras agrupaciones, timonearon la música popular hacia temas guapachosos y románticos.

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Así mismo, su repentina y sorpresiva desintegración, fue determinante para que se le abrieran las puertas a toda esta temática de violencia que tanto pulula actualmente.
Su influencia es tal, que son decenas los cantantes que han hecho duetos con Esparza. Los hay desde lo más inefables: Paulina Rubio, Yuri o Kabah. Hasta otros que son portentosos: María Dolores Pradera, Armando Manzanero, Celso Piña, Mandingo, Guardianes del Amor o el fabuloso crossover con La Mafia. Incluso, en unos días se dará a conocer su nuevo material: Primera fila, donde rehacen algunos de sus éxitos al lado de gente como Julieta Venegas, Illya Kuryaki & The Valderramas o León Larregui.

La propuesta de Bronco resulta atractiva por su autenticidad: sus cumbias, baladas y rancheras, están hechas del mismo impulso con el que Johnny Cash hizo su audición en Sun Records en 1955 y que a la postre, lo llevó a la grabación de su primer disco. Y estas eran simples: compartir lo que le inspiraba. En los 90, escuchar a Bronco no era nada cool. Que te encontraran un cassete o tarareando alguna de sus canciones, era suficiente para clasificarte como naco de por vida. Pero la música, como la vida misma, da revanchas. Y ahora será al revés. Para conocimiento de quienes se negaron a escucharlos o de los que apenas ayer se enteraron de Bronco.

Aquí 10 de sus canciones más representativas con su respectivo video oficial, nomás para que sepan la clase de maíz pinto que verán este 18 de marzo en el escenario Indio Pilsner Plata del Vive Latino 2017.

''No tengo más que esta canción''

Extraído de su disco Por el Mundo (1992), Lupe, Ramiro, José Luis y Choche son peones en una obra. Ramiro (quien casi siempre protagoniza los videos) tiene un arranque de nostalgia por una mujer que ya no tiene. A la par de su colapso sentimental, una grave crisis económica (la parte donde dice: "un mes ya sin trabajo, no tengo dinero", concordaba a la perfección con los horribles tiempos priístas en que vivíamos) lo tiene en la indigencia, pepenando basura. Los versos, contrastan con la estética del video: "quisiera ser un dios, para regalarte un cielo, pero por más que intento, no logro despegar del suelo.

''Amigo bronco''

Esta cumbia es clásica por su pegajosa letra, su pegajoso estribillo, su pegajoso ritmo. Se trata de una alegoría sobre un amigo perdido. En el tema, se intuye que el caballo, representa a un ser querido, el cual murió ante la impotencia del protagonista. Como resulta que todo el tiempo estamos perdiendo a quienes amamos, Amigo Bronco se convirtió en un himno para cantarle a los que ya no están y de paso, bailarles. La producción transcurre en un ambiente medio western (un tema muy socorrido por Lupe), con escenas en las que se cabalga junto a un tren. Su frase: "pa' volver a hacer camino, pa' correr hasta volar", es lapidaria.

''Corazón duro''

Uno de los videos más atrevidos de Lupe Esparza. Y no porque aparezca con poca ropa (en Un fin de semana, por ejemplo, lo vemos en traje de baño), sino por la temática visual: Lupe representa una especie de Tarzán e incluso se hace acompañar de un chimpancé. Hasta una frondosa selva llega una bella exploradora con quien tiene un tórrido romance. Lo curioso es que, mientras la canción ofrece una temática de lo más trivial y cotidiana, es decir, el lamento amoroso de un hombre, en el video, Bronco la saca del plano convencional y la personifica en esta peculiar visión.

''Oro''

La temática de la pobreza es una constante en la discografía de Bronco. No es para menos, México atravesaba una delicada situación económica: miles de familias se fueron a la quiebra y la devaluación nos dejó en la lona. Quizá, este contexto sirvió para que esta canción se hiciera tan popular. Aquí, un despechado amante reclama a su amada que lo haya dejado por ser pobre. Además, en el video, Bronco retoma el tema western hasta llevarlo a una trama de película que, de nueva cuenta, se evade de la letra construyendo una historia propia, independiente de la música.

''Libros tontos''

Esta es la canción preferida cada que se celebra el Día del Libro. Con este tema, Lupe y compañía lograron huestes de fieles estudiantes que se identificaron con la letra que ofrece la justificación perfecta para no estudiar. En el video, Bronco se da el gusto de jugar con la ciencia ficción y las aventuras estudiantiles. Hasta parece que vemos Berverly Hills 90210, pero en versión Conalep. Un agasajo.

''Los castigados''

Se trató de su incursión con públicos infantiles. Este pícaro huapango satiriza la caída de la profesora frente a su grupo, teniendo a cuatro curiosos alumnos en primera fila. Uno a uno van diciendo lo que alcanzaron a ver sus ojillos. El último, que se supone vio todo el panorama, se anticipa y resuelve irse un año de la escuela, ante el tamaño de su falta, "estaba de frente y no me lo perdí", le sentencia. En el plano visual, Bronco exploró con la animación, al caricaturizar a los cuatro integrantes al lado de una hermosa docente. La anécdota que plantea la canción, ha sido adaptada muchas veces para obras de teatro escolares.

''Adoro''

Composición de Armando Manzanero que el cuarteto de Monterrey adaptó a ritmo de cumbia. Todos nos sabemos la canción, sin embargo, en el video, Manzanero actúa como el padre de la chica de la que se enamora Lupe. En la canción, algunos de los coros son interpretados por el autor. En tanto, la vestimenta de Lupe puede parecernos exagerado (quizás hipster), pero era de lo más normal entre los gruperos de esos años.

''Que no quede huella''

Cumbia que les abrió las puertas de la fama. La primera vez que la escuché, fue en una estación de radio en Ciudad Victoria, Tamaulipas, donde estaba de vacaciones (vacaciones es un decir, pues en esos tiempos consistía en llegar a la casa de tus familiares). Su letra, de inmediato me identificó con el romance fallido que atravesaba como estudiante de secundaria. Me pareció una especie de 20 poemas de amor y una canción desesperada, en código de cumbia. En ese tiempo, si te gustaba una canción, debías memorizarla, pues conseguir una copia no era nada sencillo (menos aún para un puberto). Al volver a Hidalgo, donde vivía, en menos de un mes, ya sonaba fuerte en la radio. Fue la primera cumbia que bailé en una tardeada.

''El sheriff de chocolate''

Continuando la fórmula de Los Castigados, el grupo hizo este tema con miras a ampliar su popularidad hacia los públicos infantiles. Hay que recordar que después de Cri Cri y Cepillín, el panorama musical para niño era limitadísimo. Con los temas de Bronco, la paleta auditiva en las fiestas infantiles se amplió un poco, aunque no a los niveles de ahora, claro. Asimismo, en el video, el grupo volvió a incursionar en la animación, algo que muy pocos grupos musicales hicieron en ese tiempo.

''Sergio el bailador''

Esta divertida cumbia inauguró una época en la que personajes ficticios protagonizaron la música popular (Juana la Cubana, Juan el Cartero o La güera Salomé). Según la leyenda, Lupe comenzó a escribir este tema cuando iba de camino a la obra en la que trabajaba como peón. El resultado fue una canción pegajosa, tanto, que hoy, décadas después, casi ningún Sergio se nos puede escapar del apelativo: "el bailador".