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Cultură

Las mujeres que se excitan viendo hombres engordar

Cuando se habla sobre el fetiche feeder en los medios de comunicación, siempre surgen los mismos temas que reafirman los estereotipos de género.
Foto vía Flickr/ Quinn Dombrowski.

Gabriela estaba preparando un festín. Hizo bolitas de carne molida con trocitos de tocino crujiente y preparó salsa casera para bañar las hamburguesas. También preparó su especialidad, panqués de coco con cereza y helado casero. El festín era para una persona y lo que más le emocionaba a Gabriela era alimentarlo.

Gabriela mide 1.58 cm y pesa 58 kilos. Sus medidas no se acercan ni un poco a las medidas de las mujeres que representan el fetiche de "feederism", o el placer de alimentar, comer y engordar. Los medios de comunicación convencionales casi no hablan sobre este fetiche y el poco contenido sobre el tema con frecuencia son imágenes amarillistas de mujeres con barrigas a punto de explotar por haber comido el equivalente a una cena familiar. Pero Gabriela no se ve como una de estas mujeres. Ella no quiere que la alimenten, ella quiere alimentar.

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Sin embargo, la historia de Gabierla, al igual que la de muchas otras mujeres, no figura en las investigaciones académicas, en los medios de comunicación, ni en la comunidad de feeders ya establecida en internet. La información disponible sobre el fetiche no menciona ninguna mujer feeder. Las personas que no son parte de la subcultura no tienen idea de que existen mujeres con este fetiche.

El papel de las mujeres en la comunidad feeder llamó la atención de Kathy Charles, psicóloga y profesora en la Universidad Napier de Edimburgo, y decidió escribir la primera publicación académica sobre el fetiche conocido como feederism en colaboración con Michael Pallowsky. Se espera que el libro esté disponible a mediados de 2015.

"Existen algunos documentales que retratan este fetiche como un peligro porque muestran cómo los fetichistas alimentan a las mujeres hasta el punto en que no pueden moverse", dijo Kathy. También supo sobre el caso de Donna Simpson, la mujer que se hizo famosa en la primera década del siglo 21 por querer se la mujer más gorda del mundo. En 2007, Simpson abrió una página de internet para que sus admiradores pudieran verla comer en vivo. Llegó a pesar hasta 273 kilos.

Kathy quería saber "por qué la gente haría algo así y cómo es que llegan a establecer esta clase de relaciones".

Entonces decidió llevar a cabo una investigación académica en colaboración con su colega Michael Palkowski para averiguarlo. Lo que descubrieron fue que la comunidad de feeders tenía un punto de vista limitado con respecto a los roles de género. Todos los estudios apuntaban a que subir de peso era una actividad femenina y alimentar era una actividad masculina. En 2006 se publicó un libro de texto sobre sexualidad que decía que la subcultura era atractiva porque "comer es tan sensual como tener un orgasmo" para las mujeres.

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Foto vía el usuario de Flickr Smallworldspictures123.

Cuando se habla sobre el fetiche feeder en los medios de comunicación, siempre surgen los mismos temas que reafirmaban los mismos estereotipos de género. Los episodios de las series Strange Sex de TLC y Taboo de National Geographic que tratan sobre esta subcultura muestran a mujeres que quieren engordar. El episodio de Strange Sex también habla sobre el caso de Donna Simpson, quien, por cierto, participó en varios documentales durante esa época. Cuando la revista Bitch publicó un articulo dedicado a la subcultura en 2009, definió al fetiche como "una actividad donde el 'feeder' (generalmente hombre) anima a su 'feedee' (generalmente mujer) a subir de peso". Un año más tarde, el periódico The Guardian publicó un articulo sobre "las mujeres que quieren ser obesas", donde explica que "Hay muchos hombres en las páginas dedicadas al fetiche pero lo que más llama la atención es la imagen de mujeres a las que les gusta subir de peso. Las mujeres gordas destacan en medio del paisaje corporal aburrido de esta época. Su apariencia es polémica, atrevida, visualmente política". Sin embargo, no se mencionó nada sobre mujeres que disfrutan de alimentar a sus parejas.

En 2011, la narrativa en torno al fetiche cambió un poco. Un equipo de investigadores de la Universidad de Lethbridge descubrió lo que llamaron "el extraño caso de la mujer feeder". El resultado de esta investigación fue un estudio llamado "Feederism en una mujer" que detallaba la historia de una mujer llamada Lisa, cuya fantasía sexual era subir de peso y alimentar.

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Lisa no padecía sobrepeso y tenía una relación monógama que no tenía nada que ver con el fetiche de alimentar, pero alimentar a su pareja siempre le pareció excitante. Sin embargo, Lisa nunca entabló una relación basada en alimentar y subir de peso. Los investigadores llegaron a la conclusión de que esta tendencia era tan rara que podía considerarse una "parafilia única".

Charles y Palkowski estaban seguros de que este mundo no se limitaba a los hombres que disfrutaban de alimentar y ver engordar a las mujeres. Por lo tanto, decidieron entrevistar a los miembros de la comunidad y terminaron con lo que dicen es el mayor número de testimonios de personas que aman alimentar y personas que aman subir de peso en la historia de la literatura académica. "Pero no confirmamos que predominan los hombres que alimentan y las mujeres que comen dentro de la comunidad", dijo Charles.

Por el contrario, Charles y Palkowski dijeron que la mayoría de los conceptos más conocidos del fetiche son incorrectos o al menos no abarcan toda la diversidad de la comunidad y el papel que desempeñan las mujeres en ésta.

Foto vía el usuario de Flickr Tony Alter.

Tanya es una de estas mujeres. Dijo que siempre le ha fascinado la idea de subir de peso. Recuerda que se sintió extraña cuando le contaron una historia sobre una mujer que se tragó una mosca. "Algo cambió en mí. A veces soñaba con eso. No estaba excitada porque apenas tenía seis años pero no podía dejar de pensar en eso".

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Ahora Tanya entra a páginas de feeders casi a diario. Una de estas páginas se llama Dimensions y está repleta de relatos ficticios y arte relacionado con el aumento de peso. Otra se llama Curvage, cuyo contenido son crónicas sobre mujeres que suben de peso cada vez más. Tanya lleva muchos años entrando a estas páginas y le encanta ver cómo otros suben de peso, pero nunca ha participado en los foros en línea ni ha platicado con otros miembros.

"Casi todos los miembros de estas páginas son hombres", explicó. También confesó que se siente "fuera de lugar" en la mayoría de los foros por el hecho de ser mujer y no querer subir de peso. "La forma en que hablan de las mujeres es… como si fueran un grupo de niños".

En internet abundan los espacios para que las mujeres compartan sus historias de cómo subieron de peso. El ejemplo más claro es Fantasy Feeder, la página para conocer feeders más famosa entre la comunidad y que, por cierto, está llena de mujeres gordas y de sus admiradores. También hay sitios como Grommr, que están dedicados a la comunidad gay de feeders. Sin embargo, según Gabriela, "casi no hay páginas que se enfoquen en mujeres que disfruten de alimentar y hombres que disfruten subir de peso".

"Es perfecto para los documentales polémicos porque muestran mujeres muy gordas que no se pueden mover y no pueden sobrevivir solas. La gente prefiere ver eso antes que ver a un hombre en la misma situación" – Kathy Charles

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Al principio, Gabriela probó Fantasy Feeder para conocer otros miembros de la comunidad porque es el sitio de feeders más popular. El problema es que empezó a recibir cientos de mensajes de hombres que creyeron que le interesaba subir de peso. "Hay miles de feeders hombres que creen que todas las mujeres quieren ser gordas", dijo. "Incluso si escribes [que eres feeder] en tu perfil, de todas formas preguntan".

A Myriam le gusta alimentar y que la alimenten. Al parecer, le pasaba lo mismo que a Gabriela porque "no se sentía en casa" cuando estaba en Fantasy Feeder. "La pagina está llena de mujeres que quieren engordar y hombres que quieren alimentar", comentó. "No tiene nada de malo, sólo no es lo que busco".

En vez de eso, Myriam prefiere buscar en Tumblr porque siempre hay hombres que publican fotos de cómo van engordando. "Me encanta 'Tummy Tuestays' porque hay muchos hombres gay que llevan un registro de sus vientres", señaló.

Ambas [Myriam y Gabriela] tienen membresía en Grommr. De hecho, las dos comentan que sus mejores experiencias han sido gracias a esta página. Aunque está diseñada para hombres gay, las mujeres también tienen derecho a una membresía. Gabriela asegura que ha conocido hombres bisexuales que quieren subir de peso y que algunos de ellos estaban felices de haber encontrado una mujer feeder.

Aún así, Gabriela está inconforme porque no existen páginas dedicadas exclusivamente a las mujeres feeders y porque en general no hay mujeres suficientes que participen en las páginas de feeders, no porque no les guste sino porque "las mujeres se conectan con el aspecto comunitario", algo casi inexistente en la mayoría de los sitios. Hace poco fundó una revista llamada HORNGRY para que las feeders puedan compartir sus experiencias y para que la gente sepa que también existen mujeres feeders.

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La creencia de que los roles de género no pueden invertirse en este fetiche refleja otros problemas de género y sexualidad. Alimentar se considera un acto dominante, o hasta controlador, mientras que comer se considera un acto pasivo y sumiso.

"Es igual que la clásica historia de la sexualidad heterosexual, es decir, que el hombre es dominante y la mujer sumisa", explica Charles. Además, "es perfecto para los documentales polémicos porque muestran mujeres muy gordas que no se pueden mover y no pueden sobrevivir solas. La gente prefiere ver eso antes que ver a un hombre en la misma situación".

Sin embargo, no es correcto describir a los feeders como individuos dominantes o como que obliguen a su pareja sumisa a comer porque puede dañar su imagen y además es mentira. (Tanto Gabriela como Myriam rechazaron la idea de que los feeders son "dominantes" porque, en su opinión, la persona que come es la que tiene el control cuando pide más comida.)

"Todos los feeders y los feedees con los que platicamos aclararon que nunca han querido obligar a nadie", dijo Charles. "Parte de la emoción es que el feedee quiere comer y subir de peso". Pasa lo mismo con el concepto de inmovilidad. Quizá ese era el objetivo de Donna Simpson pero ni Charles ni Palkowski encontraron a una sola persona que quisiera eso.

Hoy en día, Tanya busca inspiración de la comunidad feeder todos los días. Hace poco se puso a investigar cómo podría hacer realidad su fetiche en la vida real pero dijo que le da mucho miedo. Nunca ha platicado sobre su fetiche con sus parejas porque no quiere que malinterpreten sus intenciones.

Hace poco le confesó a su novio que le gustaba ver videos de mujeres comiendo y engordando en internet. Y su novio reaccionó bien. También quiere alimentarlo —poco a poco— para ver si le interesa la idea. Cuando hablamos, él llevaba un mes viajando. Tanya planea prepararle un festín para darle la bienvenida. "Me pregunto si engordó en este mes", dijo Tanya. "No puedo dejar de pensar en eso. Ya quiero sobarle la pancita".

Sigue a Arielle Pardes en Twitter.