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'Gatsby'

James Franco nos ha mandado una reseña de "El Gran Gatsby"

Imagen por Courtney Nicholas El reto al que se enfrentaba Baz Luhrmann al adaptar El Gran Gatsby a la gran pantalla era similar al que Walter Salles se enfrentó con On the Road: cómo ser fiel a la época representada, manteniendo la crudeza del texto original. Salles hizo un gran trabajo capturando el ambiente de la década de los 50 en América, pero se podría decirse que su Dean y su Sal no tenían demasiado entusiasmo, demasiadas ganas de vivir, vivir, vivir. El viejo dicho dice que un libro bueno hace una mala película, mientras que una chapuza en papel como El Padrino puede convertirse en una buena película. Pero este dicho deriva de la idea de que un buen libro es bueno por cómo está escrito, y si se adapta a lo que sea, se pierde su magia. Como casi todas las críticas han señalado (y tienen razón, aún siendo repetitivas), lo que hace que El Gran Gatsby sea grande es la prosa de Fitzgerald. Permitimos que los clásicos se salgan con la suya porque nos encantan los personajes. Pero cuando historias viejas se reviven en forma de película, el pasado y el presente deben ser corregidos. Esta falta no es culpa de los actores o de la dirección, sino más bien del paso del tiempo, etiquetar un libro bajo el estatus de "clásico." Al adaptar Gatsby a la gran pantalla, las principales cuestiones a las que se enfrentó Baz Luhrmann fueron: "¿Qué funcionará bien?" Y, al igual que en Romeo y Julieta, "¿cómo hago para que este material antiguo viva en un nuevo medio para un público moderno?" Y de alguna manera Luhrmann consiguió ser fiel tanto al texto original como a su público contemporáneo. La música jazz de los años 20 era cruda y peligrosa, pero si Luhrmann hubiera utilizado esa música, hubiera sido una pieza de museo; irrelevante para el mainstream y la cultura dominante, porque hubieran sabido qué esperar. Algunos se han quejado sobre su uso del 3D pero, francamente, eso no debería ser tema de discusión. Funciona, y no es ni una distracción ni un factor crucial. Es divertido de ver. Los críticos que han dejado por los suelos la película por no ser fiel al libro son unos hipócritas. Esta gente se gana la vida haciendo lecturas y escribiendo críticas de textos con el fin de generar teorías de varios niveles de competencia, o simplemente para ganarse la vida. La película de Luhrmann es su lectura y su adaptación de un texto. Su crítica, si así queréis llamarlo. ¿Alguien se opondría a una producción de Hamlet en el espacio exterior? No tanto como se oponen a la adaptación de Gatsby, según parece. Quizá sea porque Gatsby trata mucho sobre un tiempo y un espacio, mientras que Shakespeare, en mi opinión, trata más sobre ideales y sentimientos universales. Luhrmann necesitaba dar vida a los recuerdos y el aura de los años 20, y es eso precisamente lo que ha logrado. Una película, por supuesto, depende de una tensión inmediata de un modo fundamentalmente distinto a un libro. Y sin contar los textos más cinematográficos, las películas desarrolladas a partir de fuentes literarias deben seguir un hilo más tenso. Una vez que Gatsby cumple su misión de recuperar a Daisy, la historia pierde algo de gancho. Su relación no nos importa tanto como los intentos exagerados de Gatsby por elevar su estatus económico y social para recuperarla. Y este es un objetivo universal y excepcional que sigue siendo relevante a día de hoy, aún más gracias al uso de las apariencias modernas por parte del director. El deseo de Gatsby es el de un muchacho de 16 años: no sólo quiere ganarse a Daisy, quiere controlar su cariño. Me recuerda a mis relaciones en el colegio, cuando torturaba a mis novias por dejar que universitarios les metieran un dedo en el coño. Simplemente supéralo, amigo. Estamos obsesionados con su obsesión pero no quedamos conmovidos por su éxito. Además, un inconveniente de la obsesión de Nick por Gatsby, es que resulta tan grave que tiene que escribir sobre su amistad como método terapéutico, y esto hace que su amistad sea mucho más grande. ¿Hacía cuánto que se conocían? ¿No eran tan cercanos, verdad? ¿Y qué hace que la grandeza de Gatsby sea tan atractiva para Nick? ¿Que hiciera tantos tratos oscuros y ganara mucho dinero? ¿Que estuviera enamorado de una mujer? ¿Que fuera tan encantador todo el rato? ¿Estaba enamorado de Gatsby? Fitzgerald tenía muchas razones para estar obsesionado con los personajes de su novela en su vida personal (Monroe Stahr también combina negocios y obsesiones románticas en The Love of the Last Tycoon), en particular porque Fitzgerald no pudo casarse con Zelda hasta que consiguió el éxito literario. Pero Nick, fuera de la acción, no tiene nada personal en juego, y aunque colocarlo en una institución eleva la apuesta, esto hace que su obsesión con Gatsby sea aún más complicada. Pero quizá el razonamiento de Luhrmann es que este tipo de confusión es interesante, y nadie puede culparlo por eso. O quizá simplemente ama a Gatsby y si hubieran podido seguir viviendo juntos, igual que Toby y Leo en la vida real, todo habría estado bien. Eso también suena a buena película. Pero supongo que ya se hizo: es una serie llamada Entourage. Al final, Luhrmann hizo que funcionara, y eso es lo único que importa. Vimos la historia, sentimos cosas, fuimos transportamos y fuimos cautivados.

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