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Trabajar en restaurantes me enseñó que mentir está bien

En cuanto aprendes el oficio de un trabajo en un restaurante, desarrollas algunos rasgos de carácter que te servirán para el resto de tu vida.

Para muchos, ser mesero es un trabajo de medio tiempo que uno hace como respaldo para su trabajo "real".

En cuanto aprendes el oficio de un trabajo en un restaurante, desarrollas algunos rasgos de carácter que te servirán para el resto de tu vida. Los clientes exigentes te enseñan a ser paciente, y los cocineros frustrados ponen a prueba tus habilidades diplomáticas. Las preguntas inesperadas prueban tu flexibilidad y mentir no es necesario, pero flexibilizar la verdad sí lo es.

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Lo que sigue son un montón de lecciones de vida que aprendí al trabajar en bares y restaurantes.

La modestia no te lleva a ningún lado Durante mi período de prueba en el restaurante donde comencé mi nueva carrera en la industria de servicios, de repente se volvió muy concurrido. No había suficientes personas programadas para trabajar ese día (que siempre era el caso) y mi colega estaba corriendo por el restaurante con su cabello por todos lados y una cara roja. En el tiempo que me llevaba tomar una orden y meterla en la computadora, ella le servía una bandeja con cervezas de barril bien hechas a cuatro mesas diferentes y colocaba todos los cubiertos correctos. Muchas horas más tarde, cuando el restaurante estaba vacío y limpio, le dije que nunca sería capaz de hacerlo como ella lo hacía. Simplemente no podía imaginar lograr el mismo nivel de velocidad, al mismo tiempo que mantenía una vigilancia y juicio apropiados. Me había considerado inmediatamente incapaz de trabajar en el servicio, solo por un par de malas experiencias hace más de diez años. Esa noche, mi jefa me dijo: "Eres una gran persona, pero no eres capaz". Tenía razón, pero no había terminado con sus comentarios: "Afortunadamente, aprenderás de la manera difícil".

Todo parece indicar que eres capaz de mucho más de lo que pensaste. Como cuando hay un establecimiento lleno de personas sedientas de cerveza.

Tratar con idiotas Cuando trabajas como mesero, adoptas una actitud de amabilidad, pero esto no significa que te vuelvas servil. El buen personal mantiene el control. Siempre hay gente que obtiene algo de la jerarquía. Empiezan a ordenarle a los meseros de la misma forma en que lo harían con sus propios empleados. Creen que tronar los dedos es normal. No lo es, pero decírselos no hará mucha diferencia. Lo que funciona bien con estos tipos es permanecer extremadamente educados y mantener tu paciencia. Pero si alguien decide actuar como un total idiota simplemente responde actuando como un total idiota. Una noche, un hombre enojado en mi bar pensó que tenía que esperar demasiado tiempo antes de poder pedir. No le hice caso profesionalmente hasta que llegó su turno, pero cuando me pagó, arrojó enojado un puñado de cambio por toda la barra, aterrizando entre las copas. Empezó a maldecir y me ordenó que lo mirara. Ésa fue la última vez que el hombre bebió una cerveza en mi bar. Hay idiotas por todas partes (en las calles, en la cama, entre los colegas) y como mesero aprendes a lidiar con ellos.

Hablar mal de alguien se hace en la cocina Los cocineros tienden a tener poco amor por la gente, es por eso que a menudo están escondidos en la cocina. Aquí es donde se maldicen las solicitudes molestas, donde se le ponen apodos a los trabajadores lentos, donde se hacen chistes sobre penes y tetas, y donde se realiza el golpe ocasional. Si estás sirviendo mesas, es tu tarea mantener este mundo secreto enojado separado del mundo abierto feliz, en el interior del restaurante. Esperar es actuar, y el piso es tu escenario. Gritar acerca de ese "idiota en la mesa cuatro" (o tu jefe/colega/amigo) suele ser una excelente idea, pero asegúrate de que nunca se escuche en la mesa cuatro. Mantienes la paz y el ambiente agradable con una cara amable y un alma llena de ira (que puedes descargar en la cocina).

Mentir está (más o menos) bien Mentir es una constante en la industria de servicios, y trabajar en ella me enseñó a ser una dealer hipócrita astuta. Los trucos y flexibilizar la verdad son una gran herramienta para no tener que decirle "no" a alguien. "¿Tienes vino blanco dulce?" me preguntaron una noche dos chicas adolescentes mientras estaba sirviendo en la cafetería. Cuando fui por su orden, le dije a mi colega sobre la solicitud de vino blanco dulce. "Oh, pero no tenemos eso", dijo, y sacó una botella de vino de la casa y una botella de vermut. Sirvió sauvignon en sus copas y remató con una pizca de Martini Rossi. "Listo, dos vinos blancos dulces para la mesa 20". Jugar con tus clientes es parte del negocio, y la única meta que tiene es asegurarte de que todo el mundo quede satisfecho. Es por eso que es aceptable. Mentir no siempre es necesario, pero ser capaz de tratar flexiblemente con la verdad lo es.

No seas ignorante La gente suele decir: "No sé, ésa no es mi taza de té" cada vez que se les pregunta algo de lo que no conocen la respuesta. En la cafetería en la que trabajé estaba prohibida la ignorancia. La cocina te podía decir lo que había en el plato, y si un cliente tenía una pregunta que no podías responder de inmediato, había una cosa que se llama Google. No hay razón para permanecer ignorantes. Investiga todo.

<3 Pero permanece fiel a ti mismo<3 Siempre habrá gente a la que simplemente no le caigas bien. Si eres el chico nuevo del grupo, se te pondrá a prueba. En la industria de servicios eso se hace con tareas falsas. El humor es la mejor manera de armarse contra ese tipo de comportamiento. Si estás mal dotado en esa zona, la inteligencia, la honestidad, o la imprevisibilidad también pueden funcionar bien. Después de que se ha decidido quién encaja en cada rol, sabrás quiénes son tus amigos. No vale la pena hacer un esfuerzo por las personas que no se preocupan por ti. Todos preferimos ser del agrado de todos, pero no es posible.