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Comida

Los consumidores quieren que el empaque de sus alimentos sea sexista

Se realizó un estudio para conocer los efectos implícitos del envasado de alimentos por género en las preferencias por los alimentos saludables y los no saludables.

¿Te has detenido a pensar sobre la diferencia entre un anuncio de yogurt sin grasa y un anuncio de hamburguesas con queso y tocino?

En el primero, una mujer veinteañera esbelta le sonríe a nada en particular mientras está sentada en un porche y pulcramente remueve su Yoplait sabor pastel de lima, o lo que sea, con su cuchara. En el último, típicamente se encuentra un tipo fornido mordiendo una hamburguesa mientras se recarga en su camión, sin importarle el contenido calórico de la comida o que se está embarrando toda la cara de cátsup.

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¿Acaso los anunciantes nos están diciendo que la carne es masculina y la comida de dieta es femenina, o están jugando con nuestras nociones preconcebidas de estos estereotipos? Aunque es difícil decir qué fue primero, el huevo o la gallina, un nuevo estudio publicado en la revista Social Psychology habla sobre el cómo los fabricantes de alimentos juegan con la creencia generalizada de que la comida sana es, de alguna manera, inherentemente femenina.

El informe, realizado por la University of Manitobay descaradamente titulado "Macho nachos: Los efectos implícitos del envasado de alimentos por género en las preferencias por los alimentos saludables y los no saludables"), encuestó a 93 adultos sobre el cómo crearían las categorías por género de alimentos preparados de dos maneras diferentes, con una versión más saludable que la otra (por ejemplo, pollo al horno en comparación con pollo frito, o papas fritas light contra papas fritas regulares).

Como era de sospechar, las opciones menos saludables fueron percibidas por una abrumadora mayoría como más masculinas mientras que los alimentos preparados de formas más saludables eran vistos como femeninos. Después de todo, no hay nada más femenino que unabandeja de pescado al horno, ¿verdad?

Photo via Flickr user jeffreyww

Acaso estos nachos se ven "machos"? Foto via Flickr usuario jeffreyww

Para la segunda parte del estudio, el investigador principal, Lucas Zhu, y su equipo le presentaron a los participantes mini panqués de arándanos que fueron empaquetadas de una manera estereotípicamente femenina –con una imagen de una bailarina y la palabra "saludable" estampada en la envoltura– o de una forma más "masculina", con fotos de hombres jugando fútbol y la palabra "Mega". (El cómo un panqué miniatura de arándano puede considerarse "Mega" es tal vez uno de los mayores misterios de la vida). Había también algunos paquetes que confundían las imágenes y palabras en configuraciones menos convencionales.

A nadie le gustaron esos últimos. Al parecer, "Mega" y bailarina simplemente no van de la mano. Los sujetos del estudio incluso dijeron que esos panqués sabían peor que los que tenían una comercialización más claramente de género, a pesar de que todos los panqués eran los mismos.

"Con la envoltura, esperamos que la alimentación saludable se asocie con la feminidad", le dijo Zhu a Time. "Pero ¿qué tal si la comida sana se pone en envolturas masculinas? Esa es una violación a la expectativa".

La lección: aunque los anunciantes y los fabricantes de alimentos quisieran abandonar las convenciones de lo masculino frente a lo femenino en las asociaciones con lo saludable o los alimentos chatarra, los consumidores serían cautelosos. Tal vez estamos tan condicionados a la idea de tener envases relajados para los alimentos orgánicos y colores primarios audaces para la basura procesada, indica Zhu, que nuestros cerebros se vuelven un tanto locos al pensar en col rizada en una bolsa color rojo brillante y arrugada, o doodles de queso en una pequeña caja blanca y verde. Lo mismo ocurre con la imagen de un instructor de pilates en nuestro envoltorio de taco, o de un luchador de MMA en nuestra leche de almendras. Y nuestra psicología está tan profundamente ligada a esta estética que incluso puede hacer que la comida sepa diferente.

Pero cuando es momento de hablar sobre el porqué los hombres no se atreven a adoptar dietas más saludables –bueno, saca un casco antes de leer los comentarios.