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Comida

La comida rápida está llena de esmalte de uñas

No importa qué tan deliciosa y adictiva sea casi toda la comida rápida, en el fondo todos sabemos que está llena de químicos con nombres que la gente común no puede pronunciar correctamente

El lado oscuro del romance entre Estados Unidos y la comida procesada barata y jovial es la presencia de ingredientes que no se encuentran por ningún lado en la naturaleza.

No importa qué tan deliciosa y adictiva sea casi toda la comida rápida, en el fondo todos sabemos que está llena de químicos con nombres que la gente común no puede pronunciar correctamente. Algunos de estos químicos son deliciosos, mientras que otros probablemente ni siquiera son aptos para el consumo humano. Como es usual, los molestos científicos de la comida están ansiosos por descubrir qué hay detrás de los bollos de sésamo– y no es nada bueno.

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En un estudio reciente títulado Recent Fast Food Consumption and Bisphenol A and Phthalates Exposures among the US Population, los investigadores encontraron una relación directa entre el consumo de comida rápida y un grupo de químicos llamado ftalatos, también conocido como plastificantes.

Los ftalatos son usados ampliamente en la producción industrial de cortinas de baño, bolsas médicas y tubos, juguetes de niños, jabón y barniz de uñas. Mmmm. También han sido asociados con problemas de salud como anomalías físicas, problemas de fertilidad, algunos tipos de cáncer y desarrollo atrofiado del pene.

Después de analizar las muestras de orina de casi 9,000 participantes en el transcurso de siete años, los autores midieron el consumo de comida rápida reportado en las 24 horas previas. No es de extrañar que aquellos con mayor consumo de comida rápida mostraron mayores niveles de ftalatos en su cuerpo.

Si bien los ftalatos no son intencionadamente puestos en los ingredientes –como el infame "yoga mat" de Subway— los científicos sospechan que los plastificantes se escabullen en la comida por medio de la maquinaria industrial usada para hacer la comida procesada, así como también a través de los guantes que usan los obreros.

Ami R. Zota, autora en jefe del estudio, le dijo a Bloomberg que debido a la poca investigación hecha acerca de los ftalatos –su estudio es el primero en establecer una relación con la comida rápida–, éstos permanecen propagados y sin regulación.

"Justo ahora hay pocas opciones para las personas que estén interesadas en reducir su exposición a los ftalatos, y tampoco hay mucha regulación," dijo, añadiendo que la única manera segura de minimizar el consumo de ftalatos es apegarse a las frutas y vegetales frescos y, de ser posible, orgánicos. "Traten de comer en los niveles más bajos de la cadena alimenticia".