Jorge Pasquel y la oferta a Jackie Robinson que pudo convertir la Liga Mexicana en “el campo de los sueños”

FYI.

This story is over 5 years old.

liga mexicana de beisbol

Jorge Pasquel y la oferta a Jackie Robinson que pudo convertir la Liga Mexicana en “el campo de los sueños”

Jorge Pasquel tenía dinero para llenar de talento la Liga Mexicana de Beisbol, y de paso, quería tener una liga en la que todos los jugadores fueran iguales.

"Estamos ansiosos de tenerte jugando beisbol en México. Te pagaremos 6 mil dólares y todos los gastos. Pagaremos también los gastos de tu esposa si la llevas contigo". La oferta para ir a jugar a la Liga Mexicana de Beisbol, según reportó el diario Pittsburgh Courier, dejó a Jackie Robinson meditando.

Era marzo de 1946 en Daytona, Florida. Apenas habían pasado unos meses de que los Dodgers de Brooklyn habían conmocionado a Estados Unidos anunciando la firma de su primer jugador de raza negra y lo preparaban para romper, al año siguiente, la prohibición que se había mantenido durante todo el siglo XX en las Grandes Ligas. Jackie Robinson estaba en su primera pretemporada con los Dodgers en Florida, en el llamado Sur Profundo, donde la discriminación racial no solo era rampante, sino que estaba legalizada.

Publicidad

Leer más: La hermandad olvidada del beisbol, el primer sindicato de atletas de los Estados Unidos

México era el perfecto contraste y se preparaba en ese mismo 1946 para vivir la que se convertiría en la "Temporada de Oro" de la Liga Mexicana de Beisbol. Era la realización del sueño de Jorge Pasquel, un millonario mexicano que había convertido a México en un paraíso para los beisbolistas de raza negra. Con Pasquel, la Liga Mexicana de Beisbol fue un pequeño ecosistema de sociedad utópica: no importaba tu color, tu nacionalidad o tu idioma, lo único que marcaba una diferencia era tu talento para jugar al beisbol.

Peloteros de los Azules de Veracruz y Rojos del México. Entre ellos, leyendas como Josh Gison, Ray Dandridge, Ramón Bragaña, Johnny Taylor y Wild Bill Wright

El sentimiento de libertad e igualdad que vivía un pelotero negro en México quedó evidenciado en unas declaraciones de Willie Wells al diario Pittsburgh Courier en 1943.

"En México no sufro el problema racial", dijo Wells, quien llegó a la Liga Mexicana en 1940 para jugar con los Azules de Veracruz de Jorge Pasquel. "Vivimos en los mejores hoteles, comemos en los mejores restaurantes. En Estados Unidos no disfrutamos de esos privilegios. No dejé Newark para irme a algún otro equipo. Dejé el país. Aquí he encontrado libertad y democracia, algo que nunca encontré en Estados Unidos. Aquí, en México, soy un hombre".

Para 1945, Jorge Pasquel ya no se limitaba a tener a los mejores talentos de raza negra en México, sino que ahora quería traer también a los mejores peloteros blancos de Grandes Ligas y tener una liga con verdadera integración racial. Los mejores talentos blancos y negros de Estados Unidos, los mejores talentos blancos y negros del Caribe, y lo mejores mexicanos del momento. Todos enfrentándose en un diamante de beisbol.

Publicidad

Leer más: Boxeando con "El Gran Bambino", Babe Ruth

En la primavera de 1946, Pasquel sabía lo que implicaba la firma de Jackie Robinson con los Dodgers. Desde su fundación en 1925, la Liga Mexicana de Beisbol había basado gran parte de su espectáculo en la calidad de los jugadores afroamericanos que no podían jugar en la Grandes Ligas por su color de piel y quienes en Estados Unidos tenían que trabajar en las Ligas Negras, torneos sólo para peloteros de color, mal pagados, mal organizados y en condiciones inhumanas de alojamiento y alimentación en las giras. Si las glamorosas puertas de las Grandes Ligas se abrían para los peloteros negros, la Liga Mexicana se exponía al colapso. Así fue como Jorge Pasquel puso su vista en Robinson para seducirlo de jugar en México, buscando evitar que las Grandes Ligas le quitaran ese mercado.

Para intentar persuadir a Jackie Robinson, Jorge Pasquel mandó a Daytona a su hombre de máxima confianza, Bob Janis. Un estadounidense blanco que Pasquel había conocido en un gimnasio de Nueva York y a quien contrató para ser su entrenador físico. Janis, además, se convirtió en confidente de Pasquel, y también en un scout que viajaba con frecuencia a Estados Unidos para observar y firmar jugadores para la Liga Mexicana.

"¿Cómo te tratan aquí?", interrumpió Janis a Jackie Robinson. El agente de Pasquel se había metido al campo y le lanzó su oferta a Robinson mientras tiraba pelotas en la práctica, según reportó el diario Pittsburgh Courier el 30 de marzo de 1946.

Publicidad

¿Que cómo lo trataban ahí? ¿En Florida? ¿En uno de los lugares más racistas de Estados Unidos? En su mente, Jackie Robinson tenía mucho que decir de lo que había vivido en Florida en los pocos días que llevaba de pretemporada.

Vía jackierobinson.org

Había reportado tres días tarde a los entrenamientos por las peripecias que su color de piel le había hecho pasar en el traslado. Jackie, y su esposa Rachel, habían volado desde Los Angeles hasta Nueva Orleans, otro gran foco racista, para conectar vuelos a Daytona. Sin embargo, en Nueva Orleans les negaron la conexión, y tuvieron que pasar doce horas en el aeropuerto donde ningún comercio quiso servirles comida porque no atendían a negros. Los pusieron en otro vuelo que se detuvo en Pensacola, Florida, un foco racista más, y les pidieron que bajaran para reabastecer combustible, pero ya no los dejaron subir, pues una pareja de blancos había tomado su lugar. Los Robinson optaron por tomar un autobús de Pensacola hasta Jacksonville, buscando acercarse a Daytona. Al sentarse en el autobús y reclinar sus asientos, el chofer les indicó que ese no era su lugar, que debían moverse hasta la parte de atrás del autobús, al lugar destinado para negros, donde los asientos no se reclinaban. Dieciséis horas transcurrieron en una sección segregada que se atestaba de gente, y donde tenían que turnarse para sentarse unas horas unos y unas horas otros, mientras el resto del autobús tenía lugares disponibles por si algún blanco deseaba subir.

Publicidad

Ya en Florida, los Robinson tuvieron que dejar el poblado de Sanford, donde los Dodgers hacían una semana de pretemporada por las presiones de los sectores racistas del pueblo. Algunos juegos tuvieron que cancelarse ante el rechazo a que un pelotero negro compartiera el campo con jugadores blancos.

Ni Jackie ni Rachel habían vivido algo similar en California, donde la discriminación era mucho más relajada. Sin embargo, en el Sur Profundo, todo era diferente. En ese 1946, se dieron 30 linchamientos contra personas de raza negra. En la misma semana en que Jackie Robinson y su esposa Rachel llegaron a la pretemporada de los Dodgers se dio una de los peores brotes de violencia en contra de los afroamericanos en Columbia, Tennessee. Cuando los disturbios terminaron, había cien personas de raza negra arrestadas, y dos muertas.

Jorge Pasquel junto a Babe Ruth en el Parque Delta de la Ciudad de México en 1946

"¿Cómo te tratan aquí?", se escuchó la voz de Bob Janis que pareció sacar a Robinson de sus pensamientos.

"Excelente. No podrían tratarme mejor", le respondió Robinson, según la prensa. Mentía, por supuesto. Pero Jackie Robinson tenía una misión superior. Bob Janis le había ofrecido 6 mil dólares y cubrir todos los gastos de él y de su esposa para vivir en condiciones de igualdad racial en México. Solamente de salario, la oferta mexicana triplicaba los 600 dólares mensuales que Robinson percibía en ese momento, todavía como jugador de Ligas Menores.

"No estoy interesado. Hay mucho en juego aquí", habría respondido Jackie Robinson a la oferta de Pasquel a través de Bob Janis, según el reporte del mismo Pittsburgh Courier. "Estas personas son mis amigos. Entiendo que ustedes le ofrecieron a Ted Williams 300 mil dólares. Bueno, ni siquiera iría por esa cantidad de dinero".

Publicidad

El propio Bob Janis, en entrevista con John Virtue para el libro South of the Color Barrier, recuerda una respuesta similar por parte de Robinson.

"Me encantaría ir a México", respondió Robinson, "pero ahora mismo, mi futuro está aquí. Cualquiera que sea la oferta que el Sr. Pasquel me haga, no la aceptaría".

Leer más: Theolic Smith, el fichaje equivocado

En sus respuestas, Jackie Robinson dejaba claro que no se trataba de dinero. A pesar de que en Florida había sufrido en carne propia, y en unos cuantos días, lo más concentrado del odio racial que viviría como el primer jugador de raza negra en las Grandes Ligas, Jackie estaba dispuesto a pasar por ese calvario con tal de derribar la barrera del color. Quería ser el símbolo que empujara a toda una sociedad hacia la igualdad racial. De cierta forma, Jackie Robinson rechazó ir a jugar a la Liga Mexicana porque ambicionaba que las Grandes Ligas, y Estados Unidos, se convirtieran en algo igual a lo que se vivía en los diamantes mexicanos en ese momento.

Cuando los dirigentes de los Dodgers se enteraron de la oferta que Bob Janis le hizo a Jackie Robinson, el agente de Jorge Pasquel fue echado del campo de entrenamiento. El manejador Leo Durocher se encargó de ello con un bate en la mano.

La negativa de Jackie Robinson al ofrecimiento de Jorge Pasquel marcaría la historia. Señalaría el derrotero por el cual caminarían tanto las Grandes Ligas, rumbo a su expansión, y la Liga Mexicana hacia el borde del colapso. Visionario como era, Jorge Pasquel lo imaginaba y no desistió.

Publicidad

En la primavera del año siguiente, 1947, los Dodgers se fueron a La Habana, Cuba, para hacer su pretemporada. Ya sin agentes de por medio, Jorge Pasquel subió la apuesta y él mismo viajó a Cuba, se apersonó en el lujoso Hotel Nacional donde se hospedaban los Dodgers, y como predicador, en pleno lobby, lanzó arengas para convencer a los jugadores de irse a jugar a México.

Jorge Pasquel y su hermano Bernardo

"Si ustedes no están satisfechos con sus contratos, vengan a verme, soy Jorge Pasquel", convocaba el magnate mexicano, según reportó la prensa el 25 de febrero de 1947. "Firmaré jugadores de cualquier club excepto del de Sam Breadon (Cardenales de San Luis). Él es mi amigo. Mi liga es cinco veces más fuerte. Pondré 4 millones sobre los 2 millones de cualquiera".

En La Habana, Pasquel hizo un segundo intento por seducir a Jackie Robinson. El magnate estaba acompañado del Dr. Eduardo Quijano Pitman, propietario de los Tuneros de San Luis y socio de Pasquel. A menudo era el Dr. Quijano Pitman quien viajaba a Estados Unidos a firmar peloteros. Los mexicanos vieron a Jackie Robinson en un café, y Pasquel retó a Quijano para que lo firmara en ese mismo momento.

"Jorge me picó la cresta", recuerda el Dr. Quijano Pitman en entrevista para el libro Por los Diamantes del Ayer: El San Luis del 47. "Me dijo: 'A ver, vete a contratar a Robinson'. Tuve la plática con Robinson, pero no aceptó. Para entonces, él tenía plena conciencia de que era un auténtico símbolo para toda la comunidad negra en los Estados Unidos porque era el primer negro firmado para jugar en Ligas Mayores, y de la responsabilidad que eso implicaba para él, pero se comportó con mucha atención y extraordinariamente bien conmigo".

Jackie Robinson tampoco mordió ese segundo anzuelo. Y tampoco lo mordió otro jugador de raza negra que los Dodgers preparaban para las Grandes Ligas, Roy Campanella, que ya había jugado en México en 1942 y 43. El ofrecimiento, casi desesperado de Pasquel, fue de 10 mil dólares anuales. Campanella lo rechazó, a pesar de que solo ganaba 1,300 dólares con los Dodgers.

Ese mismo año de 1947, Jackie Robinson derrumbó la barrera del color. Se convirtió en el primer pelotero de raza negra en jugar en las Grandes Ligas en la época moderna. Campanella lo haría en 1948.

El momento en que Jackie Robinson rechazó el ofrecimiento de Jorge Pasquel fue una sentencia. Las Grandes Ligas aceptaron cada vez más jugadores de raza negra, y la Liga Mexicana se quedó sin esa fuente de talento. El sueño de Jorge Pasquel de tener una gran liga de beisbol con integración racial duró tan sólo un par de años.

Al final, Jorge Pasquel pareció sonreír, pues ante todo se había cumplido una piedra angular en sus sistema de creencias.

"Creo que cualquier hombre tiene el derecho de mejorar su vida y los peloteros no son la excepción", diría Jorge Pasquel, el hombre que en los 40 soñó con que todos fuéramos iguales.