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Por qué es tan importante la Cumbre del Cambio Climático en Paris

Diplomáticos de todo el mundo están en París para participar en varias negociaciones encaminadas a evitar el aumento de la temperatura global a 2 grados centígrados sobre los niveles preindustriales, una meta lejana.

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.

Mientras 2015 está que se gana el puesto de "el año más caliente de la historia registrada", 150 jefes de estado se encuentran en París con el fin de lograr un acuerdo internacional sobre el cambio climático.

Varios negociadores de casi 200 países pasarán las próximas dos semanas negociando un acuerdo sobre cómo evitar que la temperatura global aumente 2 grados centígrados por encima de los niveles de la edad pre industrial: un umbral que muchos científicos dicen que, si se sobrepasa, podría desencadenar alteraciones peligrosas en el clima de la Tierra: por ejemplo, poner en peligro a las ciudades costeras ante un aumento del nivel del mar; o provocar tormentas extremas más frecuentes y más intensas, aumentando de esa forma el riesgo de peleas por los los recursos del agua y abastecimiento de alimentos.

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En el periodo previo a las conversaciones, 183 países han presentado planes que explican cómo van a reducir sus niveles de emisiones de gases que provocan el efecto invernadero. En conjunto, todos los planes, a lo sumo, mantendrían la temperatura en 2.7 grados centígrados, razón por la que miles de personas desafiaron el domingo la medida francesa que prohibía las protestas (en respuesta a los ataques terroristas en París), para exigir una mejor labor por parte de los líderes mundiales.

La policía arrojó gases lacrimógenos a la multitud y arrestó a 280 manifestantes. El director ejecutivo de Greenpeace, Kumi Naidoo, no se doblegó ante esta reacción. "Vamos a mantener la presión. Ellos quieren un acuerdo climático que mantenga los aumentos de temperatura en la zona segura", dijo.

Más allá de esto, varios negociadores clave y seguidores cercanos de las conversaciones dicen que el potencial para un resultado positivo en París sigue siendo alto. De acuerdo con Jennifer Morgan, directora del programa de clima para el Instituto de Recursos Mundiales, una organización mundial de investigación que ha estado trabajando en cuestiones climáticas por más de dos décadas, los planes, por sí solos, hacen parte apenas de una coyuntura determinada en París.

Si los delegados reunidos en la sede del evento –dice Morgan– pueden ponerse de acuerdo en que la prosperidad global ya no depende de los combustibles fósiles y de esta forma llegar a establecer un calendario para eliminarlos rápidamente, eso podría proporcionar la "certeza y claridad" que muchos inversores necesitan para pasarse a una economía baja en carbón.

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"[Eso] ayudaría a mantener que la meta de dos grados siga a la vista", agregó.

Fergus Green, investigador del London School of Economics, dijo que los sistemas sociales y económicos rara vez cambian de una manera lineal. "El cambio puede ocurrir muy rápidamente una vez que se alcance un cierto punto de inflexión", dijo.

Green cree que el mundo puede estar experimentando ese punto de inflexión respecto al uso del carbón, que es el mayor contribuyente al cambio climático. Este mes, el Reino Unido propuso la eliminación gradual, en un periodo de 10 años, de todas sus plantas de carbón. La propuesta fue seguida (en un tipo de compromiso similar) por parte de la provincia canadiense de Alberta.

La razón por la que tales promesas son factibles se debe a que la economía del carbón está en declive, al mismo tiempo que la energía limpia es cada vez más competitiva.

La evidencia del cambio se puede ver en el hecho de que en 2013 se instaló un valor equivalente a 143 gigavatios de capacidad de energía limpia, en comparación con los 141 gigavatios de petróleo, carbón y gas. A mediados de octubre, Moody's Investors Service estimó que la mitad de las reservas mundiales de carbón no son lo suficientemente rentables para extraer. Y Goldman Sachs le informó a sus clientes que "el pico del carbón estaría llegando antes de lo esperado", probablemente en el año 2020. Mientras tanto, el costo de la energía solar en Estados Unidos ha disminuido en un 70% desde 2009.

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"Estas tendencias han estado reuniendo impulso y han llegado a un punto en el que están teniendo una especie de fuerza imparable", dijo Green.

Hasta ahora estos avances no han sido lo suficientemente fuerte scomo para mantener al mundo en los 2 grados centígrados de calentamiento, razón por la que una coalición de grandes empresas e inversores, llamada We Mean Business, les está instando a los negociadores en París que tomen medidas más severas mediante la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles y la promulgación de un precio mundial del carbón. Si los gobiernos prestan atención a la llamada de este tipo de empresas –y a las miles de personas que han salido a las calles en ciudades de todo el mundo– entonces podrían lograr que el mundo esté "dentro del rango de lograr la meta de 2 grados y asegurar una transición suave a una economía de cero carbón", dijo Morgan.

Pero ese panorama está lejos de ser un escenario asegurado. Un precio mundial del carbón, por ejemplo, haría que fuese más caro producir petróleo en petroestados como Arabia Saudita y otras economías del Golfo Pérsico. Ha habido tanto retroceso en contra de la política de los países productores de combustibles fósiles que el asesor especial de la ONU, Brice Lalonde, ha sostenido que es poco probable que los precios del carbón terminen siendo un tema en el acuerdo final.

Los partidarios de ponerle un precio a la contaminación de carbono ganaron un aliado en octubre, cuando Justin Trudeau, del Partido Liberal, fue elegido primer ministro de Canadá. A pesar del hecho de que Canadá sigue siendo un importante exportador de petróleo a Estados Unidos, la nueva ministra de Medio Ambiente del país, Catherine McKenna, dijo en París el domingo, que tenemos "que ponerle un precio al carbón".

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Y a eso va una pregunta importante en toda esa ecuación: ¿el acuerdo final debería ser jurídicamente obligatorio?

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, cree que el acuerdo final debería ser voluntario, un resultado al que se han opuesto vigorosamente los negociadores de la Unión Europea. Sin embargo, no hay ninguna posibilidad de que un Congreso gringo, controlado por los republicanos aprobara objetivos jurídicamente obligatorios.

Morgan sigue siendo escéptica respecto a los objetivos voluntarios. Ella piensa que es importante que los objetivos acordados en París deban ser consagrados en las leyes internacionales. "Eso envía una señal de seriedad", dijo.

Pero ella estuvo de acuerdo con Stern en que las conversaciones sobre el clima que empezarán esta semana tienen el potencial de hacer las reducciones climáticas ya prometidas por 176 países aun más fuertes. Y eso a su vez podría significar que el objetivo de 2 grados centígrados siga "a la vista".

"Lo que es realmente posible en París es la creación de un acuerdo duradero a largo plazo que podría ser el punto de inflexión. Eso dejaría claro que la economía renovable baja en carbón se va a volver la norma", dijo.