Cambio climático

El calor matará a millones de personas antes de 2050

Si eres español, vives en una ciudad, tienes asma, diabetes o algún tipo de enfermedad mental, tienes más probabilidades de morir por el calor
calor iceberg fundidos
Imagen vía usuario de Flickr Christopher Michael/CC by 2.0

El 2019 será uno de los años más calientes jamás registrados. La ola de calor no había dejado tantas víctimas desde que, entre julio y agosto de 2003, fallecieron de forma prematura 70 000 personas en Europa. Este verano estamos teniendo la masa más cálida de aire caliente de los últimos 40 años y las agencias meteorológicas han alertado de las consecuencias que pueden tener estas altas temperaturas para el planeta, pero los seres humanos no somos lo suficientemente conscientes de que esto acabará con nuestras vidas dentro de cuatro días.

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Hasta ahora, estos picos de calor intenso habían causado la muerte a personas de elevada edad y con problemas de salud, pero estos últimos meses nos hemos percatado de que los golpes de calor afectan a todo el mundo y en ocasiones suelen ser letales: nuestro cuerpo, para funcionar con normalidad, necesita mantener invariable la temperatura en su interior en torno a los 37 ℃. Cuando la temperatura central del cuerpo supera los 38 ℃ ya se pueden producir daños a la salud y, a partir de los 40,5 ℃, la muerte. Habría varios diagnósticos relacionados con el exceso de calor: el estrés térmico, los calambres o agotamientos por calor serían algunos de ellos.

Este verano estamos teniendo temperaturas habituales de más de 40 grados, por lo que nuestra temperatura corporal también está subiendo proporcionalmente. Según nos cuenta Èrica Martínez investigadora del centro ISGlobal, en España, actualmente el 6,5 por ciento de las muertes registradas se pueden atribuir a la temperatura. “Se trata de un importante problema de salud pública. Solo en Cataluña, cada verano mueren 300 personas debido al calor pero la cifra se puede multiplicar por ocho llegados al 2050”, nos asegura.

Según datos de ISGlobal, la cifra de muertos podría llegar a casi los 13 000 en España en 2050, y aunque las personas mayores o con enfermedades cardiovasculares serían las más vulnerables, todos estaríamos expuestos a sufrir las consecuencias del calor extremo, especialmente quienes sufren algún tipo de enfermedad mental, consumen de psicotrópicos, padecen enfermedades respiratorias crónicas, problemas cardiovasculares o diabetes.

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No solo las temperaturas diurnas pueden ser letales. Según nos cuenta la experta las temperaturas nocturnas también afectan a nuestra salud. “Las noches tropicales, en las que las temperaturas superan los 20 grados, imposibilitan el correcto descanso. Eso significa que vamos acumulando cansancio, nos puede provocar fatiga y puede llegar a desencadenar un aumento de accidentes laborales o de tráfico que se podrían atribuir al calor”, nos cuenta Èrica Martinez.

Donde vivas también importa y, según el mismo estudio, las personas que residimos en el sur de Europa, debido a nuestras condiciones climatológicas, socioeconómicas y a las características de nuestros hogares, también somos más proclives a sufrir los efectos de la ola de calor. Las personas residentes al sur y oeste de España tendríamos entre un 19 por ciento y un 29 por ciento más de riesgo de mortalidad asociado al calor. En las grandes ciudades como en Barcelona o Madrid, el peligro aumenta debido a las grandes edificaciones, la gran cantidad de asfalto y el tipo de construcciones.

Otro factor determinante son los cambios de temperatura entre los interiores y exteriores que pueden contribuir a mareos, jaquecas o incluso a afecciones más graves. Y eso es solo el principio. Desde colectivos ecologistas como Extinction Rebellion alertan que eso solo ha hecho que empezar. “En España la temperatura ha subido el doble que la media mundial en 50 años y la evolución no será lineal, sino abrupta”, nos dice Jaume Osete, uno de sus portavoces.

Aunque los estudios aseguran que Madrid tendrá en 2050 el mismo clima que Marrakech, Osete asegura que los cambios se están produciendo a un ritmo más acelerado de lo que estaba previsto. “La Tierra está enferma, su temperatura está subiendo a un ritmo considerable y nosotros nos estamos suicidando a cámara lenta y sin darnos cuenta”, nos asegura.

Tal y como dice: “Hemos de presionar a nuestra clase política para que actúen ya porque estamos en tiempo de descuento. Debemos cambiar nuestra forma de vivir si queremos evitar llegar a una situación de caos y sanar nuestra sociedad”.

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