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Marca España

¿Es David Bisbal un moderno?

No, claro que no. ¿Y Alaska, Dulceida y Pelayo Díaz? Un experto nos saca de dudas y nos cuenta por qué.
Foto vía davidbisbal.com

A estas alturas hablar del fenómeno hipster puede resultar francamente vergonzoso, es como un término que nos causa urticaria, tanto por lo que supone como por su ya evidente antigüedad. Nosotros, antaño, hablamos largo y tendido sobre este fenómeno, pues, somos totalmente conscientes de que se nos etiquetó como un medio hipster, hecho que hacía que la gente nos odiara y nos envidiara a partes iguales, cosa que nos encantaba, evidentemente.

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Actualmente este término se utiliza sin ningún tipo de filtro ni control en los medios de comunicación y, al estar en boca de todos, es cuando, más que nunca, necesita ser analizado, concretado y definido.

Jugamos con el autor de 'Sociología del moderno' a analizar la modernidad de personajes de la cultura popular de esta España nuestra

Esto es lo que ha hecho Iñaki Domínguez, licenciado en Filosofía y doctor en Antropología Cultural, en su libro Sociología del moderno, un análisis de este fenómeno que traza rutas a través de la trashumancia de los individuos (modernos de pueblo), la cultura del consumo, la búsqueda de la identidad, la exclusividad, la modernidad en la España tardofranquista, la simbología y ritualística de lo moderno, el papel de las redes sociales en todo este asunto de la modernez y la propia caducidad del concepto, basado en un eterno reciclaje referencial.

Pero, cansado de los artículos que intentan definir qué es un moderno, le he propuesto a Iñaki un ejercicio. Yo le mandaría ciertos personajes de la cultura popular de esta España nuestra y él tendría que suscribir u objetar la existencia de la modernidad en cada uno de ellos. Que empiece el festín.

Foto vía davidbisbal.com

DAVID BISBAL

VICE: No sé, está claro que no es un hipster pero yo creo que muchas señoras lo perciben como un moderno, así vestido "juvenil" y muy artista. ¿Puede ser?
Iñaki: Bisbal no es un moderno. Bisbal es lo que tradicionalmente ha venido a llamarse un hortera. Tanto los modernos como los horteras son un producto de los años sesenta y setenta (la palabra hortera no se emplea en España hasta esas décadas). El término "hortera" se refiere originalmente a los ayudantes del jefe en las tiendas de Madrid. Las personas de clases más altas se reían de aquellos que aspiraban a distinguirse, a pesar de tener pocos recursos y cultura, llamándoles horteras.

En los sesenta Franco se ve obligado a realizar una serie de reformas económicas a causa de su aislamiento político e integra a España en un sistema económico liberal con lo que distintas influencias extranjeras son introducidas en España: a través del turismo, el cine, los emigrantes que van a Alemania y vuelven, las bases militares americanas, etcétera.

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"Bisbal no es un moderno. Bisbal es lo que tradicionalmente ha venido a llamarse un hortera"

Por otra parte, hay un boom económico y la gente ve satisfechas necesidades básicas. Sobre este colchón los individuos buscan la autorrealización y tratan de consumir identidad. Unos son los hippies modernos (de las clases medias) y otros son los horteras (de las clases trabajadoras). El hortera puede desde entonces ahorrar y comprar bienes de consumo que le permitan proyectar determinada identidad (aunque sea durante el fin de semana).

Se trata de personas que creen proyectar una imagen atractiva vinculada al "buen gusto", cuando en realidad se hallan muy desorientados. El hortera es ante todo un ingenuo; esa es una de sus idiosincrasias. No porque sea objetivamente ignorante, sino porque carece de las herramientas económicas para comprender el "buen gusto"; muy vinculado a la clases social.

David Bisbal encaja en esta categoría. Bisbal ahora es rico pero no lo fue durante su infancia. Su padre fue boxeador y luego carpintero, por lo que careció durante su infancia de una "educación estética" en sintonía con los valores de las clases medias (que imponen el modelo del "buen gusto").

RAFA MORA

VICE: Esto es un tete, está claro, pero en el mundo MYHYV creo que aparece mucho tete uniformado como pretendiendo ser un moderno, aunque sea a nivel estético. Es esa idea de modernidad de jugador de fútbol: tatuajes, barba bien afeitada, pelo cortado por los lados. No sé, ¿qué piensas sobre esto?
Iñaki: Rafa no es un moderno tal y como yo lo defino en mi libro. Mora es otro hortera que encaja, además, con el arquetipo del metrosexual. A causa de algunos rasgos identitarios superficiales (depilación, rayos U.V.A, etcétera) muchos creen que el metrosexual es muy distinto del macho ibérico. Sin embargo, el metrosexual es el hijo bastardo del macho ibérico. Generalmente estamos hablando de personas de clase trabajadora que se rebelan contestatariamente contra el monopolio femenino de la belleza y aspiran, ellos también, a ser objetos de deseo. El metrosexual quiere ser deseado por las mujeres bellas, tanto como él las desea a ellas.

"Pelayo pertenece a la clase obrera por lo que no acaba de encajar del todo en un arquetipo propio del moderneo"

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El culto al cuerpo está vinculado a una fascinación con lo apolíneo y con la pura representación, que se olvida de los contenidos. Esto está promovido por el mercado ya que solo se pueden comprar y vender elementos decorativos. No se puede comerciar con los bienes sustanciales: talento, inteligencia, carisma, etcétera.

Este tipo de personas pueden parecer modernas y les ha dado por emplear términos como "cool" (ahora totalmente descontextualizado de sus orígenes) pero no se mezclan con los hipsters, ya que sienten una aversión visceral hacia ellos (y viceversa) basada en su pertenencia a una clase social distinta.

Vía YouTube de Dulceida

DULCEIDA

VICE: Yo diría que no es una moderna, para nada, pero creo que muchas personas la perciben como un referente de modernidad, una especie de trend setter. ¿Es una moderna esta tipa?Iñaki: Esta figura es interesante, si no me equivoco esta chica también pertenece a la clase trabajadora. No la considero moderna ya que no hace uso de constelaciones identitarias hipster. Las constelaciones son combinaciones de elementos (estéticos, culinarios, turísticos, etcétera) con las que proyectar una identidad (sirven para fijar y vender identidad). En el caso del hipster y su indumentaria: barba de profeta, jersey de abuela, fixie, gafapasta, etcétera. Las constelaciones de Dulceida tienen más de choni que de hipster.

Por otra parte, Dulceida afirma abiertamente que no le interesa la cultura ni leer, algo que jamás haría un hipster (puesto que ser cultureta es parte esencial en la construcción de su imagen). Las constelaciones hipster están presentes en las referencias culturales. Si quieres ser hipster tendrás que hacer referencia a ciertos grupos musicales, películas de culto, libros, etcétera.

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Foto vía katelovesme.net

PELAYO DÍAZ

VICE: Este sí que está más cerca del supuesto hipster, ¿no? Forma parte del mundo de la moda, está bastante enterado de las últimas tendencias, se codea con gente de la "escena" y de la nocturnidad…
Iñaki: En este caso nos vamos acercando. Se trata de un estilista con vínculos claros con el moderneo elitista. Para empezar, "dime con quién vas y te diré quién eres". Pelayo fue pareja de David Delfín, ya fallecido, que era un referente del moderneo más pijo. Delfín, además, fue un referente en la primera escena Rave de Madrid, con su pelo oxigenado, piercings y maquillaje. Delfín era un asiduo del mítico Bali Hai, meca para fiesteros modernos a finales de los noventa.

"El metrosexual es el hijo bastardo del macho ibérico. Rafa Mora es uno de ellos"

Con todo, Pelayo pertenece a la clase obrera por lo que no acaba de encajar del todo en un arquetipo propio del moderneo, muy vinculado a un elitismo de clase media-alta. Aun sí, sí se trata del típico moderno de provincias que, llegado a la gran ciudad, quiere desvincularse de su identidad previa a través de un exceso de modernez y encubrir así sus orígenes (que no encajan con su idea del glamour al que aspira).

Berto vía El Club de la Comedia

BERTO ROMERO

VICE: Aquí tenemos esa cosa entre nerd y hipster. Tiene las gafas de pasta, los pantalones ajustados, la simpatía y aparenta ser un tipo culto.
Iñaki: Berto se vende como moderno cultureta. Emplea constelaciones nerd y, a pesar de sus humildes orígenes, sabe proyectar una identidad de clase media. Los empollones nunca han molado. No obstante, el moderneo ha reciclado este viejo concepto para tornarlo deseable, aunque solo sea en apariencia. Los verdaderos empollones siguen sin tener éxito, pero los empollones "aparentes" ahora molan. Es por ello que muchos emplean la identidad nerd para resultar atractivos. Este fenómeno es el rebranding que consiste en reciclar viejos fenómenos para vender falsas novedades: corredor (runner), ciclista (rider), fofo (fofisano), magdalena (muffin), y un larguísimo etcétera.

Por otra parte, Berto, como buen moderno, proyecta una imagen bastante aniñada a pesar de tener más de cuarenta años. Se trata de hacer de la cultura juvenil un bien de consumo permanente, para que nadie deje nunca de consumir con la intención de sentirse especial.

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ALASKA

VICE: Joder, en su momento está clarísimo que Alaska era una moderna, ¿no? ¿Sigue siéndolo?
Iñaki: Alaska fue y es una moderna paradigmática. Niña de clase media que vivía en el barrio de Chamartín e iba al Instituto Santa Marca (cerca de Serrano), tuvo la posibilidad de viajar siendo una adolescente en los setenta (cuando casi nadie se lo podía permitir) y en un viaje a Londres junto a su madre y una señora de Plasencia vio de primera mano el fenómeno punk.

Volvió a España para ser una de las más modernas punkis y luego nuevas románticas. Dicho viaje supuso un fenómeno de contagio o transmisión cultural directa. Por otra parte, Alaska fue de los primeras modernas en tener un aprecio abierto por lo kitsch (rasgo típico del moderneo actual). Decía que una de sus influencias era el Hola! y su actitud era muy frívola, siguiendo la estela de un Warhol.

En su actitud nihilista es antecesora del actual moderneo, ya que los modernos anteriores (hippies) se tomaban muy en serio a sí mismos (precisamente por estar demasiado integrados en la "vieja España").

Foto de Gonzalo Merat vía Wikipedia

JOAQUÍN REYES

VICE: ¿Moderno de pueblo?
Iñaki: Puede que sea un moderno de pueblo. Emplea también constelaciones nerd: gafas de pasta, pajarita, camisas con estampados, etcétera. Sin embargo, hace uso del humor, por lo que no es el típico moderno sin sustancia. Cuenta con activos sustanciales, como puede ser el talento y el ingenio, por lo que su imagen no es pura fachada. Construye su identidad moderna en base a elementos sólidos.

Foto vía el Facebook de Miranda

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MIRANDA MAKAROFF

VICE: Esta sí, ¿no?
Iñaki: Miranda es una moderna de libro. Es amiga de Brianda Fitz-James (nieta de la Duquesa de Alba), con la que pincha en discotecas de moda. Como Brianda, es una típica fashion victim (y "artista multidisciplinar") que está muy al tanto de las últimas tendencias en el extranjero para ser la primera en adoptarlas en el terreno patrio (vanguardia de consumo).

Es una persona "creativa", hija de una diseñadora y de un músico argentino con recursos y representa la nueva socialite moderna que habita el etéreo mundo digital, proyectando una imagen despreocupada y hedonista vinculada a la vida nocturna y al puro placer. Muchos modernos aspiran a habitar este intangible mundo de la representación, vendiendo su imagen como un producto de consumo (algo que en una medida u otra hacemos todos).

Sin embargo, hay que ser escéptico. La vida real nunca es pura imagen visual. Detrás de la pantalla siempre hay lucha, dolor, esfuerzo, decepciones y alegrías. El moderneo es una herramienta cultural a la que se adhiere la gente para obtener reconocimiento social en sociedades masificadas. Dicha necesidad de reconocimiento denota siempre una carencia personal a nivel de autoimagen.

Los modernos necesitan del otro como espectador para satisfacer sus anhelos narcisistas, buscando en la aprobación ajena la confirmación del propio valor. Una búsqueda de reconocimiento que entre los influencers se convierte sin duda en adictiva. Domina una vampírica necesidad nunca saciada de obtener el halago ajeno.