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higiene anal

Por qué el bidé es lo mejor para limpiarse el culo

Te restriegas con papel y a la calle. ¿En serio?
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Foto vía Flick/Henry Lumbard

No entiendo a la gente que tiene completamente olvidada su higiene anal. Ellos creen que sí, que la llevan al día, pero no le dan importancia y es TOTALMENTE incomprensible. Esa gente que se conforma con el papel higiénico, ya sea de triple capa o de oferta. O ese otro colectivo, el de personas que cagan habitualmente en el trabajo y se raspan toda la zona perianal con ese papel que bien podría ser de lija porque, al parecer, algún iluminado pensó que la celulosa reciclada y la higiene íntima harían buena pareja. Menudo despropósito.

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Y es así porque tenemos al excelso y sublime sanitario completamente olvidado. Una demostración de progreso, una obra de ingeniería cuya importancia está a la altura de, no sé, los antibióticos, las escaleras mecánicas o el hummus del Mercadona. Sí, hablo del bidé o bidet. Una pieza de culto de porcelana que poco a poco ha ido denostándose hasta quedar relegada al uso de posarrevistas, para reblandecerte las durezas cuando te haces la pedicura o para un digno checo-checo cuando tienes la menstruación.

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El inodoro japonés es gracioso incluso útil, pero el bidé no. ¿Por qué? Foto vía Wikimedia Commons

Pero amigo o amiga que estás detrás de la pantalla, la cantidad de beneficios que conlleva empapar tu zona perianal con agua fresquita o calentita —la temperatura que demande tu delicado y exigente esfínter— para quitar los restos de heces no tiene precio. Te las nombraré una a una, pero todo a su debido tiempo.

Porque quizás la primera reacción que te viene a la cabeza es que limpiarte con el bidé es repugnante. Algo así como que tu mano va a palpar mierda en una sitio prohibido que no está hecho para ser tocado si lo tienes manchado. Error, craso error. Al contrario. Es un acto de aceptarse y quererse a uno mismo porque eres consciente de lo que produces y excretas, y tu inteligencia y responsabilidad subsana lo que tu anatomía, dieta y sistema digestivo no han sabido solventar del todo.

Por ejemplo, si te paras a pensar en la liturgia con el papel higiénico, lo único que haces es restregar por tu delicada piel un trozo de papel doblado contra los restos de la cena de ayer una vez y otra y otra. Y los pelos —si es que los tienes—, que estaban ahí a lo suyo, sin meterse con nadie, de repente se impregnan de “eso” hasta que otro restregón los vuelve a “limpiar” y se enredan formando una pelotilla maloliente denominada “tarzanillo” porque nunca, jamás de los jamases, esa zona quedará totalmente reluciente con un simple trozo de celulosa seca.

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Cuando comer un culo sale mal

¿Si te manchas la mano con algo sumamente asqueroso que huele mal, quedas satisfecho con tu higiene pasando solo un clínex por la superficie? Exacto. ¿Qué diantres pasa con tu culo?

Me podrás decir que la solución definitiva son las toallitas húmedas. Claro, un placer que hace unos años solo estaba al alcance de los bebés ahora lo disfrutas tú en el interior de tus nalgas. Encima están perfumadas y bla, bla, bla.

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Pero el hecho de que no se incorporaran antes es bien simple. Son costosas, tienen productos químicos y la lían en las depuradoras y con el medioambiente.

Tachadme de demagogo si queréis, pero decenas de culturas utilizan un buen chorrito de agua en su higiene para remediar el estropicio de la defecación como para no utilizar nosotros el bidé. Piénsalo, ahora se están poniendo de moda los lavabos a la japonesa porque son más cool, mientras miles, millones incluso, de bidets en nuestro país son completamente olvidados.

Dicho esto, he aquí los beneficios e inconvenientes del bidé (o bidet):

Beneficios

  • No utilizas papel o, en todo caso, necesitas muy poco para llevarte lo gordo.
  • Tu zona perianal siempre está como recién salida de la ducha.
  • El frescor. Si alguna vez una gota curiosa ha acariciado tu ano y te ha causado entre estupor y gustito, con el bidé lo vas a gozar.
  • Es sabido por los monjes tibetanos que quien disfruta de una higiene anal completa con bidé, logra una vida tanto espiritual como física totalmente plena. Vale, esto no es real, pero si conociesen el bidé, meditarían dándose un agüilla.
  • Un ejercicio de valentía, de aceptar lo que tu cuerpo expulsa. Esto ya lo he dicho, pero es que no nos fijamos en nosotros mismos.
  • Dar uso al bidé de casa que nadie usa, sobre todo si eres tío.

Inconvenientes

No constan.

En fin, como he dicho al principio, no logro entender como la gente puede proseguir con su día a día con el ojete semilimpo. Seguramente esa gente exige la fidelidad a su pareja, un trabajo digno a sus jefes y la sinceridad a sus amigos. No se conformarán con una semifidelidad, un trabajo semidigno y un amigo que les mienta, pero con la higiene de su ojete sí. Pueden ir todo el día sin el culo limpio. En serio, me explota la cabeza.

Por favor, más bidé y menos papel. El mundo te lo agradecerá.