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Mapuzugun: el habla de la tierra

Te contamos la historia de una de las lenguas indígenas más habladas en el sur de Latinoamérica.

El mapuzugun o mapudungun es una lengua que se habla en un pequeño sector en Latinoamérica; solo el sur de Argentina y parte de Chile lo conocen o lo han escuchado alguna vez. Originario del pueblo mapuche, tradicionalmente se considera que no tiene parentescos con las lenguas americanas. “No tiene familia lingüística”, dice Pablo Cañumil, integrante de la comunidad mapuche y docente de la lengua en la ciudad de Bariloche, Patagonia Argentina. Sin embargo, según el lingüista Antonio Edmundo Díaz Fernández, podría llegar a “haber un grado de relación genética con las lenguas arawak, en primer lugar, y con el Stock Ecuatorial en segundo”.

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Los mapuches —gente de un determinado espacio territorial, en su lengua— son preexistentes a los estados modernos, originarios de Chile y Argentina. Según el censo chileno de 2017, 1.745.147 personas en ese país se declaran pertenecientes al pueblo mapuche, un 9.93% de la población total. En Argentina son el pueblo indígena más numeroso, aunque su cantidad es diez veces menor si se la compara con la de Chile. A partir de la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, llevada a cabo por el Estado argentino a través del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), se calculó que casi 105.000 personas son pertenecientes o descendientes en primera generación del pueblo mapuche. Casi el 80% de ellas vive en las provincias de Chubut, Neuquén y Río Negro, al sur del país.

En las redes sociales suelen darse debates acerca de la escritura, pero no existen encuentros fijos, ni una jerarquía que defina cómo se debe escribir.

Mapuzugun adquiere su significado de las dos palabras que lo componen: mapu es "espacio”, “lugar” o “tierra”, y zugun es “habla” o “sonido”. Zugun, como muchas palabras de esta lengua, tiene otros significados según esté acompañada: lhafekenh ñi zugun es “el sonido del lago”; kürüf ñi zugun, “el sonido del viento”.


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La lengua mapuche fue registrada en sus inicios por el padre jesuita Luis de Valdivia en 1606. "Lo primero que hizo fue anotar cantos, vocabulario y confesiones. La idea de perpetuar el idioma fue, en sus comienzos, una idea de evangelizar al pueblo mapuche", cuenta Pablo. Sin embargo, no fue sino hasta hace casi treinta años que algunos integrantes de la comunidad comenzaron a reunirse para debatir cómo se escribiría. Pablo relata que fue "en 1986 que se juntaron para debatir la escritura del mapuzugun. El Ragileo y el Unificado fueron propuestas que se debatieron en ese momento, entre otras". El Ragileo es un alfabeto formado por 26 letras, en el que cada sonido del idioma es representado por una sola letra, de modo que queda: a, c, z, e, f, q, i, k, l, b, j, m, n, h, ñ, g, o, p, r, s, t, x, u, v, w, y. El Unificado agrega la tr, la ü, el ng y la ll a su vocabulario. Ambos grafemarios son utilizados hoy dentro de la comunidad mapuche.

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Fotos de Marcelo Martinez

“El tercer grafemario que actualmente se usa es el Azümchefe. Este último fue creado en el año 2003 por las organizaciones mapuches kelluküleaiñ pu zomo, folilche aflayai y ad mapu, junto con la Corporación Nacional de desarrollo Indígena (Conadi) en Chile. Tanto en Chile como en Argentina hay sectores que utilizan el Ragileo, otro el Unificado y otro el Azümchefe”, explica Pablo. El ejemplo de la utilización de los tres grafemarios para una misma palabra sería el siguiente:

Castellano: Lago

Ragileo: Bafkeh

Unificado: Lafken

Azümchefe: Lhafkenh

Hasta el momento no hay un alfabeto único: “Aún no se sabe cuál será la grafía que utilizaremos para representar los sonidos del mapuzugun. En las redes sociales suelen darse debates acerca de la escritura, pero no existen encuentros fijos ni una jerarquía que defina cómo se debe escribir. Yo actualmente estoy utilizando el Azümchefe”, dice Pablo.

El trabajo de trasladar una lengua sonora a una lengua escrita beneficia a una cultura que ha luchado durante años para que la reconozcan. Es así como la lengua mapuche comienza a concretar la posibilidad de adoptar un alfabeto; es decir, un sistema de representación gráfica apoyada entre símbolo y sonido.

“La escritura no es más que una representación gráfica, secundaria, del lenguaje. La lengua escrita se deriva del traslado del habla a un medio visual, secundario”, dijo el lingüista inglés John Lyons.

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Pablo sostiene que “muchos idiomas del mundo tienen sonidos onomatopéyicos. El mapudungun es uno de ellos; no adoptó términos definitivos, por eso podemos decir que es el habla de la tierra, del espacio, o simplemente que es el idioma que habla el pueblo mapuche”.

En la zona del pantanoso, a unos 80 km al sudeste de Bariloche, se ubica la comunidad Cañumil, que es a la que Pablo pertenece. Si bien él escuchó hablar mapuzugun desde pequeño, comenzó a aprenderlo apenas hace ocho años. “Mis tíos y la gente que me rodeó siempre hablaban en mapuzugun, pero yo me apropié del idioma años más tarde”, cuenta. Sus hijos, Ilwen (rocío) y Ligko (agua clara), están aprendiendo la lengua de a poco.


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Pablo vive hace quince años en la ciudad de Bariloche, y desde que comenzó a aprender el mapuzugun quiso transmitirlo. Empezó a dar talleres en escuelas y en ámbitos públicos abiertos para toda la comunidad. En 2018 el Equipo de Enseñantes de Mapuzugun Furilofche impulsó para que se dictara una materia optativa en la universidad de Río Negro. “En los talleres para principiantes comienzo enseñando lo básico, pero tenemos un taller más avanzado, esto permite ir profundizando en el idioma, yo también voy aprendiendo”, dice Pablo, quien enseña a cientos de personas. “Algunas se reconocen como mapuche, otras tienen afinidad al pueblo y a otras simplemente les interesa la lengua”.

“La situación del mapuzugun es crítica, sufrió un corte generacional porque no fue transmitida de madre a hijo o de padre a hija. El entusiasmo por aprender la lengua en los últimos cinco años ha tomado un lugar importante. Es muy difícil revitalizar un idioma si lo hablamos solamente los mapuches, todas las personas deberían aprenderlo. ¿De qué nos sirve saberlo solo nosotros si en el cotidiano vamos a hablar castellano? Para revitalizarlo es necesario hablarlo en todos los espacios, es una lengua que cualquier persona puede aprender”, concluye.

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