Photo de Juan Karita/AP
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"Podían aparecer de repente, a cualquier hora del día o la noche, para empezar a interrogarnos, llegaron a golpearnos o a patearnos sin razón", cuenta el campesino, recordando a las fuerzas paramilitares antinarcóticos, alguna vez respaldadas por la DEA, la agencia antidrogas de EE. UU. "A veces dormíamos afuera, en los campos de coca, para que no pudieran encontrarnos".A pesar de que su campo de cultivo ha sido completamente legal desde el 2004, cuando el gobierno boliviano tomó la decisión sin precedentes de legalizar la producción para consumo personal, los oscuros recuerdos aún asaltan al hombre de campo, quien insiste en que su nombre no sea revelado.Boliviana mona, la nueva y resistente hoja de coca que inunda el sur de Colombia. Leer más aquí.
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Los campesinos se sienten particularmente en deuda con el presidente Evo Morales, un exlíder de los cultivadores de coca del Chapare. Morales expulsó a la DEA de Bolivia en 2008, después de que violentas confrontaciones cobraran la vida de 30 personas, alegando que ya no podría garantizar la seguridad de los agentes estadounidenses."Ahora es diferente, los oficiales son nuestros amigos", dice el granjero. "Antes, yo desviaba la mirada cuando pasaban cerca de mí. No quería cruzar miradas. Ahora, siempre que nos vemos nos saludamos".La legalización de 2004 marcó el comienzo de una relación con la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, cuyas estimaciones sobre la cantidad de tierra dedicada al cultivo de coca en Bolivia, Perú y Colombia sirven también para calcular cuánta cocaína circula en el mundo.'Ahora es diferente, los oficiales son nuestros amigos'.
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La Oficina ayuda al gobierno boliviano a rastrear los campos donde se cultiva la coca a través de imágenes satelitales y visitas en tierra hechas por inspectores del ejército. De acuerdo con la encuesta anual de la institución sobre el sector de la coca en Bolivia, publicado en julio pasado, el área productora del país bajó en 2015 a sólo 20.200 hectáreas. Se trata del nivel más bajo desde que la Oficina comenzó a monitorear el cultivo de coca de Bolivia en 2003. Es casi lo mismo que el limite nacional de 20.000 hectáreas, suficientes para cubrir la demanda local de la planta y al mismo tiempo asegurar que la menor cantidad posible llegue a manos de los productores de cocaína.
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Morales ha dejado claro que no le importa lo que el país de norte piense."En Bolivia, sin bases militares norteamericanas y sin la DEA, incluso sin la responsabilidad compartida de países consumidores, hemos demostrado que es posible confrontar el tráfico de drogas con la participación de la gente", dijo a principios de este año.Morales construyó su carrera política en los noventa y a principios de los 2000, cuando lideró el sindicato de productores de coca en Chapare, donde encabezó protestas en contra de la erradicación de la planta por influencia de la DEA.En realidad la legalización comenzó bajo el mandato del presidente Carlos Mesa, un año antes de que Morales ganara su primera elección en 2005.El sistema, posteriormente llamado "coca sí, coca no", permite a cada familia cultivar coca en un área de hasta 1.600 metros, conocida como "cato". Los campesinos están obligados a vender las hojas en mercados autorizados, y en caso de que no puedan emitir un comprobante, tienen que justificar la pérdida de su cosecha con un certificado de su asociación local de productores.El preso que fabricaba coca y hacía tours para turistas en una cárcel boliviana. Leer más aquí.
Excederse en la cantidad de áreas cultivadas puede llevar a castigos como quitar parte o todas las plantas de coca al granjero. En Chapare, los comités vecinales deben revisar que ninguno de sus miembros exceda el cato y reportan a las transgresores con las autoridades.'Las familias necesitan apoyo para diversificar sus campos, no prohibiciones'.
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La división criminal de las Naciones Unidas reportó que Perú tenía 40.300 hectáreas de coca en 2015, casi la misma cantidad registrada en 2011, el primer año del que la agencia tiene registros de ese país. Mientras tanto, Colombia aumentó un 40 por ciento el año pasado, y tiene 96.000 hectáreas.¿El socialismo latinoamericano tiene los días contados? Leer más aquí.
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La unidad de crímenes de la ONU estimó que la cosecha de Colombia en 2015 fue de 646 toneladas de cocaína, la cual termina en su mayoría en Estados Unidos. La ONU no hizo estimaciones similares de la cantidad producida en Bolivia o Perú, quienes surten diferentes mercados, incluyendo Sidney, Tokyo, Río y Londres.Grandes cantidades de cocaína peruana entran a Bolivia a través de avionetas y mochileros que transportan bloques de droga a través del denso bosque montañoso de la frontera.Tim Torlot, embajador de la Unión Europea en La Paz, dijo que le gustaría ver que Bolivia interceptara más droga, aunque sigue estando de acuerdo con la estrategia del país."En general, los bolivianos han sido buenos compañeros en la lucha contra las drogas", dijo Torlot. "Eso no quiere decir que no tengamos algunas críticas, pero creemos que realmente están comprometidos en reducir los campos de coca. Nos gusta cómo han diseñado sus políticas, con una aproximación integral".'Los bolivianos han sido buenos compañeros en la lucha contra las drogas'.
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