FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Conocimos al argentino que invirtió más de 30 mil dólares en parecerse a Michael Jackson

Perfil de un artista que utiliza su fanatismo como medio para encontrar su propia voz.
Fotos de Leo Blanco​
Fotos de Leo Blanco

Artículo publicado por VICE Argentina

En 1995 se estrenó en cine Liberen a Willy 2, que hizo de la orca Keiko una estrella reconocida mundialmente. El soundtrack de la película incluyó “Childhood” de Michael Jackson y un videoclip promocional en el que se mostraba al músico cantando en la oscuridad de la selva mientras observaba a los niños jugar en barcos que flotaban en el cielo. Fue a través de esa canción que Leo Blanco descubrió la música del rey del pop y su vida cambió para siempre. “Me cautivó lo infantil que se veía y la nostalgia que transmitía con su voz. No sabía nada de él así que empecé a investigar. No fue fácil porque lo único que llegaba acá por la prensa era información basura”, recuerda de aquel entonces. Algunos años después, comenzó a recurrir a cirugías estéticas para parecerse a su ídolo. Actualmente, ya pasó 11 veces por el quirófano para modificarse la nariz, los pómulos y el mentón. Además, se tatuó las cejas y su próximo objetivo (por ahora) es operarse la mandíbula.

Publicidad

Relacionados: Estuvimos en el estudio de La Ponzoña, ventanita argentina con vista al infierno


La cadena británica Barcroft TV tiene uno de los canales de YouTube más populares del mundo. En enero de 2019, subió a su plataforma el documental que hizo sobre Leo y los (más) de 30 mil dólares que invirtió para parecerse a Michael Jackson. “Cuando miro una foto previa a las cirugías, no me representa para nada. La primera me la hice a los 15 y soñaba con ser lo que soy ahora. No me da nostalgia, sino felicidad. Era mi deseo y por eso invertí todo ese dinero”. Tan solo un mes después, y más de un millón de reproducciones, el video disparó la popularidad del joven imitador, que ahora reparte su tiempo en entrevistas para medios nacionales e internacionales y la producción de su primer show europeo. “Tengo cuatro bailarines fijos, dos asistentes de vestuario, un fotógrafo y un manager al que tuve que contratar para ordenar mi agenda y economía. El despliegue sobre el escenario depende del presupuesto que maneje el cliente”, le cuenta a VICE, y agrega: “muchas veces sucedió que, en mi afán de que saliera todo bien, terminaba cobrando todo el staff menos yo”.

1551553740444-LEO2

Era una tarde de verano sofocante y la sensación térmica en la ciudad se iba acercando sin tregua a los 40 grados. Sin embargo, al abrirse la puerta de la casa que Leo comparte con sus padres en Ramos Mejía, el alivio no fue inmediato. El aire acondicionado del living no funcionaba y nos vimos obligados a trasladar la entrevista a la cocina. Una vez allí, me ofreció un vaso de gaseosa que se evaporó en mi garganta mientras observaba de reojo cómo estaba vestido: camisa violeta, pantalón de vestir negro y mocasines. Antes de comenzar la charla me advirtió que no íbamos a poder hacer las fotos ése mismo día porque tenía el pelo recogido y no se había podido maquillar, pero que se comprometía a enviar imágenes inéditas que le habían sobrado de otras sesiones. De un lado de la mesa, se ubicaron él y su manager. Del otro, yo. A mis espaldas, un televisor pasaba videos de Michael Jackson en loop y hacía difícil que Leo mantuviera el foco en la entrevista. Recién cuando le pregunté qué significaba el rey del pop en su vida, me miró a los ojos por primera vez y dijo con gestos delicados y una voz suave y aguda: “Es como un familiar. Ése es el tipo de vínculo que siento. Hablo de él en tiempo presente y lo defiendo”.

Publicidad

VICE: ¿Cómo te definirías como artista?

Leo Blanco: Odio a los imitadores y todavía no encontré un término que me defina. La gente que va a mis shows no se va a encontrar con Michael Jackson, sino con Leo Blanco rindiéndole tributo. En escena hay cosas más modernas y a tono con mis gustos. A él le gusta más lo romántico y a mí el futurismo. Trabajé tres años con una diseñadora y aprendí mucho. Por eso me parece una locura ponerme una chaqueta que todo el mundo ya conoce. No utilizo ningún vestuario idéntico porque me parece aburrido. De eso parte mi show y mi personificación. Por otro lado, me cuesta emularlo porque tengo un humor ácido y muchos buscan que sea como él también en lo personal. Hay quienes no aceptan al Leo Blanco que hay detrás. Los fans de Jackson están muy susceptibles por cómo lo han deshumanizado y, cuando un imitador se corre de lo que fue como ser humano, lo atacan.


Relacionados: Hablamos con uno de los pioneros de la literatura digital generativa en la Argentina


¿Cuándo termina Michael Jackson y empieza Leo Blanco?

LB: Yo no soy Michael Jackson en ningún momento. Me presento como su imitador porque quiero que la gente conozca mi show y lo que tengo para ofrecer. Si bien es un tributo, tiene muchas cosas que me identifican. Me encanta sentir el amor que tienen por él y que me lo transmitan. Nunca había recibido tanto cariño. Cuando voy a eventos me tratan como si fuese realmente una superestrella. Siento que hace falta una figura que genere y se haga cargo de todo eso. A nadie le interesa Leo Blanco, pero cuando voy a un programa de televisión hasta los conductores me piden fotos. Eso se debe a lo que él despierta y que la gente aún busca llenar ese vacío. Genera un fanatismo extremo. Lo amo y no me da miedo decirlo. Lo amo más que a familiares cercanos. Me quiero destacar por lo mío, pero también me da orgullo que me conozcan a través de él. Sé que esta fama no me pertenece, pero al imitar a uno de los artistas más grandes de la historia es lógico que suceda. De alguna manera, lo busqué.

Publicidad
1551553702020-LEO1

En la mitad del documental aparece en escena —vestida de negro y con un collar de joyas plateadas— Adriana, la mamá de Leo. Su intervención es fugaz, pero efectiva: le sirve una ensalada en una cocina mucho más moderna y elegante que la que me tocó conocer a mí. Mientras la cámara la toma en primer plano, la madre dice que tiene miedo de que un día su hijo muera en el quirófano. Sin embargo, al ser consultado sobre el apoyo de sus padres, Blanco dice que “son falsos” porque “cambian cuando tienen una cámara adelante” y que en realidad piensan que “se va a morir de hambre”. Por otra parte, las redes sociales suelen ser caldo de cultivo de prejuicios y opiniones desmedidas. Por eso, cada vez que aparece un personaje como Leo, inmediatamente se vuelve disparador de todo tipo de comentarios y burlas. A pesar de eso, él considera que en la vida real no es tan así: “El prejuicio lo tienen cuando están detrás de una pantalla, cara a cara son seguidores de Michael y me cuentan lo importante que fue en sus vidas”.


Relacionados: Las 10 cosas que siempre quisiste saber y nunca te contaron sobre el trap


Según Blanco, existen dos tipos de fanáticos del rey del pop: los que eligen la ropa que él hubiera usado y los que se ponen las remeras con su cara. “Ni bien comencé a amar a Michael más allá de todo decidí que no iba a usar más zapatillas y las cambié por los mocasines”. Ahí empezaron a llegar las amonestaciones en el colegio por su manera de vestir y los raros peinados nuevos. También fue el inicio de su búsqueda. “Fue una época brava porque yo ya sabía lo que quería, pero a las chicas de mi edad no les interesaba un imitador de Michael Jackson”. El final del secundario fue un momento de inflexión: “Las personas que pasan una infancia confortable siguen buscando esa comodidad toda la vida. Yo nunca estuve cómodo. ¿Por qué no iba a dedicarme al arte si era lo que me hacía bien? A partir de ahí, empecé a ser yo”. Sin embargo, siente que todo fue parte de un proceso paulatino. “No sé si quiero tener la cara de él. Lo amo y me parece que su físico es espectacular, pero sé que tener su rostro no me convierte en él. Quiero transformar lo que soy por dentro y llevarlo a una expresión física”, concluyó.

Publicidad
1551553784056-LEO3

¿Qué tipo de artista te gustaría ser dentro de 10 años?

LB: Al imitar estás actuando y metiéndote en personaje. El tema es que hago siempre el mismo y me parecería interesante hacer otros. También quiero dirigir. Me atrae más la producción que a estar en escena. De hecho, de no haber alcanzado el nivel que buscaba para mi espectáculo, hubiese buscado a otro imitador. Si amás el arte de verdad, no te podés encasillar en una sola cosa. Vivo como un artista y eso lo traslado a cada cosa que hago. La vida es un show que en todo momento da pie para el arte.

¿Qué le dirías a alguien que está en la misma situación que estuviste vos?

LB: Uno tiene que pasar por el sufrimiento para poder crecer. Los cambios abrumadores —físicos y mentales— se dan cuando hay ruptura y sufrimiento. Por eso no le diría nada y dejaría que sufra. Eso te vuelve más humano y te hace valorar el camino que estás haciendo. Empecé a los 15 y la pasé muy mal porque era un personaje bizarro. Me tenía que poner una peluca porque todavía no tenía este pelo ni la posibilidad de hacerme cirugías. Conozco imitadores que lo tienen todo, pero que no son exitosos justamente por eso. Me parece que está bien sufrir a veces.

Sigue a Cristian en Twitter