Dos imágenes: caballos galopando en el desierto y dos mujeres limpiando intestinos de caballo
Todas las fotos por Heleen Peeters, a menos que se indique lo contrario
Viajes

Fotos que muestran por qué algunas personas disfrutan la carne de caballo y otras no

Las imágenes capturadas por Heleen Peeters documentan cómo las diferentes culturas consideran la carne deliciosa o aterradora.
Victor De Smet
Brussels, BE
ÁG
traducido por Álvaro García

Artículo publicado originalmente por VICE en francés.

“Comerse a un caballo es como comerse a tu propio hijo”, contó una vez un devoto admirador de los caballos, proveniente de Estados Unidos, a la fotógrafa belga Heleen Peeters.

En algunas culturas, los caballos se consideran creaturas nobles, dignas de representarse en un póster en las habitaciones de los niños, mientras que en otras se los devora felizmente en un plato. En algunos países, ambas visiones pueden converger. Peeters quedó fascinada con estas diferencias culturales y eventualmente visitó diez países en cuatro continentes para capturar en imágenes esta dicotomía.

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Peeters conocer mejor que nadie el estado emocional al que las personas pueden llegar cuando se trata de su relación con los caballos. Su abuelo fue el fundador de Equinox, una distribuidora de carne de caballo cerca de Amberes, Bélgica, donde también trabajaba su padre. Hablé con Peeters sobre el impacto que tuvo la fábrica en su infancia, su relación con los caballos y su libro Horse.

Two white draught horses in front of a building

DOS CABALLOS DE TIRO EN VILVOORDE, BÉLGICA, 2017

VICE: Hola, Heleen. ¿Cómo fue crecer en una familia que vendía carne de caballo?
Heleen Peeters: Crecí en un pueblo donde todos se conocían, así que generalmente no tenía que explicar lo que hacía mi padre. Pero en mi escuela de equitación fue un problema. Las primeras semanas fueron divertidas, pero cuando el instructor se enteró de que mi familia vendía carne de caballo, solo me permitieron montar un pony que tenía que galopar al final de la fila porque solía patear a otros ponis. No hace falta decir que mi carrera de equitación no duró mucho.

¿Invitaste a tu familia a formar parte de tu proyecto fotográfico?
Mi primer destino fue Kirguistán. Tras dos semanas de haber llegado, recibí una llamada de mi padre. Tenía curiosidad por saber qué había aprendido sobre las costumbres locales en torno a la carne de caballo. Cuando lo conversamos, se entusiasmó tanto que de inmediato reservó un vuelo a Biskek, la capital, para acompañarme el resto del viaje.

Después de eso se incorporó a todos mis viajes y fue de gran ayuda. Con frecuencia, los medios de comunicación retratan negativamente a la industria de la carne de caballo, pero debido a nuestros propios antecedentes, los carniceros y mataderos confiaron en nosotros para mostrar una descripción honesta.

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Fue muy especial viajar con mi padre. En nuestras travesías me contaba historias sobre mi abuelo y el negocio familiar. En ese entonces, yo era la única de la familia que no trabajaba en la empresa, así que me permitió conectarme un poco más con ese mundo.

Horses in the snow in Kyrgyzstan

Kirguistán, 2016

En tu libro, mencionas que la gente ha comido carne de caballo desde la Edad del Hielo. ¿Cuándo se convirtió en tabú?
Se han descubierto huesos de caballos cerca de la ciudad francesa de Solutré y las pinturas de las cuevas de Lascaux muestran que los cazadores de la Edad del Hielo cazaban caballos. Representaba una fuente importante de alimento en muchas civilizaciones antiguas.

El tabú que rodea a la carne de caballo está basado en la religión. El Papa Gregorio III prohibió su consumo en 732 por razones desconocidas. Algunos dicen que la prohibición estaba destinada a socavar los rituales paganos de los germanos, que sacrificaban caballos y consumían su carne en las fiestas religiosas. Otros afirman que el Papa quería evitar la matanza de estos animales porque sus tropas los necesitaban en su batalla contra los lombardos. La carne de caballo ha tenido una mala reputación desde entonces.

¿Cuál es tu postura sobre el consumo de este tipo de carne? ¿La comes tú misma?
No como carne con tanta frecuencia, pero de vez en cuando pruebo la carne de caballo porque crecí en una cultura donde es lo más normal del mundo. Siempre trato de que el carnicero me dé productos de calidad.

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La carne de caballo es una opción segura, porque en realidad es un producto sostenible. Los caballos no se crían por su carne y cuanto más viejo sea el animal, mejor será su sabor. Con las reses ocurre al revés, porque los tejidos de los animales más jóvenes son más blandos. Los caballos también se crían como animales recreativos y la mayoría de las veces han llevado una buena vida antes de terminar en el matadero.

Frozen horse corpses hung off hooks in an abattoir

CARNE DE CABALLO EN EL CONGELADOR DE UN MATADERO, CANADÁ

La carne de caballo es tan tabú en Estados Unidos que los mataderos fueron declarados ilegales hace 15 años. ¿Qué les sucede a los caballos estadounidenses cuando termina su vida?
Los caballos no pueden ser sacrificados en Estados Unidos, pero pueden comprarse y enviarse a otros países donde no es ilegal sacrificarlos. Desde el cierre de los mataderos ha existido un mercado para compradores que adquieren los animales para su sacrificio. Los caballos se envían desde Estados Unidos a Canadá o México para ser procesados. De esta forma, muchos caballos estadounidenses terminan en el matadero.

Por supuesto, hay propietarios que se niegan a vender sus caballos a uno de estos compradores, pero no pueden quedarse con ellos por varias razones. Los refugios para caballos están llenos en todas partes y no tienen espacio para animales nuevos. Algunos propietarios eligen dejarlos en libertad. Internet está plagado de historias sobre caballos abandonados en diferentes lugares, ya sea en público o simplemente en el remolque de otra persona.

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Para tu libro visitaste Kirguistán, entre otros lugares. ¿Cómo perciben a los caballos?
Son un símbolo de riqueza en Kirguistán. Los animales son caros y se utilizan para el transporte y en el sector de productos lácteos, por ejemplo. Además, casi todos los deportes populares en Kirguistán involucran caballos. Debido a que son tan importantes para el pueblo kirguís, la carne es costosa. Solo sirven carne de caballo en ocasiones especiales, como para celebrar el nacimiento de un bebé, un cumpleaños importante o una boda.

‘Horse’ está disponible para su compra en Eriskay Connection.

Two women laughing as they handle horse guts

Dos mujeres limpiando los intestinos de un caballo, Kirguistán, 2016

Two men flay a horse corpse in a slaughterhouse

Dos hombres desuellan un caballo en un matadero, Argentina, 2017

A butcher in a white apron standing in front of a display cabinet in his shop

Carnicero en Chez Marco, Francia, 2017

A horse is led up a rocky path, with sheep grazing in the background

Argentina, 2017

Horses running across the desert

Estados Unidos, 2018

The facade of a horse meat butcher, with a neon sign

Carnicería de caballos Macelleria Equina, Lamanuzzi, Italia, 2017

The bust of a horse head on a wall in Paris

Una cabeza de caballo en París (1977) © Léon Claude Vénézia / Biblioteca Histórica de la Ciudad de París

Two draught horses by the side of an empty road

Caballos de tiro, Polonia, 2018

A man in a white coat standing in front of a man on a horse

Maurice Peeters, Argentina © Equinox

Cover of the book 'Horse' by Heleen Peeters

La portada del libro 'Horse'