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Música

Breve ejercicio de nostalgia: en memoria de Tito Caycho

El percusionista de la banda peruana Bareto, nos toca el tuétano hablando de este héroe anónimo

Seguramente el nombre de Tito Caycho no resonará en la mente de muchos melómanos contemporáneos. Pero el bajista de Los Destellos, fue un innovador musical que nos dejó cumbias que se transformaron en himnos: "Muchachita celosa", "Jardín de amor", "Te quiero cariño", "Juanita linda" y la ya inmortal "Eres mentirosa", fueron temas que influenciaron tremendamente a una generación de bailadores en su natal Perú, y a toda una nueva escuela de músicos que hoy izan la bandera de su legado. Precisamente, Jorge Olazo, percusionista de Bareto, esa banda peruana que le da un nuevo impulso a la cumbia de ese país —y de qué manera—, es una de sus víctimas. Le pedimos a él que nos hablara de este héroe anónimo, que nos contara la leyenda y la manera como marcó la música de las viejas y nuevas generaciones.

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Una extraña sombra parece haber caído sobre el planeta este comienzo de año. Despertar con la noticia de íconos de la música o del cine que parten al más allá se viene haciendo costumbre este 2016, aunque la muerte no sea una cosa a la que uno consiga acostumbrarse. Y cuando pasa, casi por acto reflejo, comenzamos a hurgar en el recuerdo, a reconocer nuestros puntos de conexión con ese artista: esa canción que reventaba en la radio al terminar el colegio, que estaba escondida entre los últimos temas de ese disco de portada inolvidable, o que dejó una marca al escucharla en concierto por primera vez. Quizá así haya sido siempre, pero hoy, como signo de estos tiempos, ese duelo individual se vuelve global y nos unimos entorno a este posteando videos, fotos, citas, discos… Despedir públicamente al que se va, es a la vez alimento y paliativo para las nostalgias más íntimas.

La noticia que se generó este lunes por la noche en Lima, la calurosa y húmeda ciudad desde donde escribo, pasó casi desapercibida en el muro de los lamentos virtuales. La muerte de Humberto Caycho no llegó a ser tendencia, pues este músico y compositor pertenece al batallón de héroes anónimos que no son conocidos por el gran público, pero cuya presencia y participación ha sido decisiva para consolidar la obra artística que nos apasiona. En este caso particular, hablo de la cumbia peruana: ese menjunje de sabores caribeños y andinos, sazonados con eléctricos toques de guitarra, que se gestó en estas tierras desde finales de la década del sesenta. Así que agradezco la oportunidad para compartirles, desde mi modesta visión, quién fue “Tito” Caycho y porqué lo recuerdo ahora como un héroe que no merece el anonimato.

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Recuerdos

La escena transcurre varios años atrás, en la clásica galería del Centro de Lima donde todavía se pueden comprar discos de vinilo de segunda mano (en Jirón Quilca, si algún día pasan por aquí). Hurgaba en polvorientas cajas de pequeños 45 rpm cuando encontré “Elsa”, la popular canción de Los Destellos que tantas veces había tocado con mi banda, Bareto, como homenaje a ese grupo fundacional. Contento con el hallazgo, seguí buscando hasta encontrar más discos de la agrupación, llevándome a casa incluso varios que no había escuchado. Entre ellos estaba “Amor andino”.

El sencillo resultó contener una cadenciosa pieza instrumental que me atrapó desde la primera vez que la puse a girar. Combinaba una melodía serrana con “obligados” rítmicos que sonaban modernos, rockeros, pero en un contexto de vaivén cumbiero elegante, riquísimo, que no había reconocido en otros cortes de la época. Para mi sorpresa, el compositor que aparecía en el 7 pulgadas no era Enrique Delgado, virtuoso guitarrista y director de Los Destellos, sino de Humberto “Tito” Caycho. El tema pasó rápidamente a la lista de versiones que queríamos hacer con Bareto, y aunque al final pesaron más en los conciertos otras canciones más vertiginosas o bailables, “Amor Andino” quedó como una favorita personal, una pequeña obra maestra que condensa las variadas influencias de la cumbia peruana.

Así pues conocí a “Tito” Caycho, con la que resultó ser, lo supe después, la primera cumbia que había compuesto en su vida, a los 32 años y cuando ya era parte de Los Destellos. Lo había convocado Enrique Delgado cuatro años antes, aunque ellos se conocían desde adolescentes, cuando atravesaban a pie distintos barrios de Lima para asistir a las grabaciones de Radio Victoria y ver tocar en directo a los conjuntos que daban la hora: Los Embajadores Criollos, Fiesta Criolla, Los Cholos y otros cultores de una tradición de valses de guitarra y cajón que, en los años 1950s, estaba en su apogeo comercial, y aún hoy es considerada la música nacional “oficial”.

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"Tito" Caycho

Caycho tocaba la guitarra desde los ocho años, y hasta sus últimos días, contó que era “lo único que sabía hacer”. Que tocar le sirvió para defenderse de una vida que comenzó jugándole en contra. Según le contó a Miguel Laura, autor del valioso libro de testimonios Cumbia Perú: los creadores, sus padres murieron cuando él estaba pequeño —“mi padre era boxeador… nunca me vio tocar”—, y sólo consiguió asistir al colegio hasta el tercer grado de Educación Primaria.

Comenzó a tocar con un instrumento que se hizo él mismo con una lata de conservas. Su primera guitarra “de verdad” se la dieron un 11 de mayo, fecha en que su abuelo, dueño de una chacra de cultivos en los extramuros de la capital peruana, cumplía años. Fue en aquella chacra donde Caycho escuchó y aprendió a tocar los huaynos de la Sierra Central que cantaban y tocaban los peones en sus ratos libres. Su primer amor musical fue andino, pero luego su curiosidad y las tendencias de la radio y la televisión lo llevaron a imitar a los mexicanos Los Panchos, y a asistir a las sesiones radiales de los grupos criollos.

A los 16 ya tocaba contratado en la radio, tres veces por semana, y su amigo Enrique lo llamaba para que lo acompañara en grabaciones, “para que haga las rascaditas”, las guitarras rítmicas. Era el comienzo de una relación de colaboración artística que se consolidó años después, cuando Delgado le propuso integrarse al grupo que estaba formando “de guitarras eléctricas”. Caycho no estaba muy entusiasmado de pertenecer a una agrupación tropical, aunque finalmente aceptó. Al poco tiempo pasó al bajo eléctrico, instrumento que, dijo, “nunca le ha gustado”, pero del cual hoy es un referente ineludible en el género.

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El Destello

Con Los Destellos compuso “Amor andino”, y aunque dicen que a Delgado no le convencía el aire serrano de la canción, igual la grabaron y fue un golazo: el 45 ya se había convertido en un éxito de ventas al momento de la mítica participación de la selección peruana de fútbol en el mundial México 70.

Desde entonces, Caycho se convertiría en uno de los más prolíficos y exitosos compositores de la cumbia peruana: “Muchachita celosa”, “Jardín de amor”, “Te quiero cariñito”, “Juanita linda”, y muchas otras, fueron éxitos que llevaron su firma. Pero quizá la canción con la que será más recordado, ahora que ya no está, es “Eres mentirosa”, popularizada por Los Mirlos de Moyobamba y grabada internacionalmente en múltiples versiones. De hecho, la canción es fija en el repertorio con el que Bareto intenta hacer bailar a nuestro público cada noche.

Cada vez que suena ese característico riff de guitarra (que el maestro, según propia confesión, componía como introducción, siempre antes de desarrollar una canción), Humberto Caycho, uno de nuestros más distinguidos héroes, vuelve a resonar en este mundo de recuerdos y sensaciones que sólo la música puede seguir despertando en cada uno de nosotros. Afortunados, porque sólo nos queda poner play y salir a bailar.

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Sigue la fiesta con Bareto, la banda de Jorge, quienes acaban de sacar un nuevo álbum con el sello colombiano Polen Records, haciendo click acá