"He llegado a este momento de mi vida en el que estoy comiendo insectos porque hemos llegado a una crisis con la manera en la que nos estamos alimentando en el mundo". Así empieza el documental American Shrinking Farms, un recorrido por Estados Unidos, viendo y probando (literalmente), nuevas formas de alimentarnos; modos que cubran más bocas por menos dinero, y depredando en menor medida el medio ambiente.Constantemente nos vemos inundados de amenazas, acerca de cómo, en un futuro no tan lejano, este abastecimiento de comida al que estamos acostumbrados va a tambalear y derrumbarse aparatosamente. Las advertencias no son fortuitas. Mientras leen este artículo, o ven el video, terrenos alrededor de todo el mundo, equivalentes al espacio que ocupa Suramérica, están siendo devastadas por millones de granjas para abastecer de alimento a diversas poblaciones. Una granja común y corriente utiliza 93 hectáreas y tiene capacidad para alimentar a 150 personas, una ecuación que por todo lado se ve desigual.¿Qué pasaría si podemos revertir este proceso que hemos llevado por siglos, y cultivar los alimentos que necesitamos de formas que beneficien a nuestro planeta?