Una librería taurina se anuncia en el bar La Suerte, en los aledaños de la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid
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En cambio, estos chicos vienen de Fuentepelayos, un pueblo de Segovia muy cercano de Cuéllar, conocido por albergar los encierros más antiguos de España. La tradición la han mamado desde pequeños, y aunque su familia haya tenido poco que ver, la afición de sus amigos por los toros es lo que les ha hecho unirse cada año para asistir a los encierros."Nosotros venimos regularmente, un 90% de las veces", me cuenta Darío. "Si hay 60 festejos al año, nosotros asistimos a 55 o algo así. Unos años más y otros años menos, depende del trabajo", calcula.
"El abono joven ha permitido captar a todo ese mercado que no puede permitirse un abono de 300 ó 400 euros durante toda la feria, cuando esas localidades quedaban vacías. Creo que es un acierto por parte de los empresarios", apunta."El aficionado joven ha sentido el derecho de venir a defender lo que es suyo aquí, a la plaza", apostilla Darío. Le pregunto por las chicas que iban a venir también, pero me dice que se han tenido que ir pronto. Así que supongo que sus respuestas solo representarán al 50% de los jóvenes aficionados a los toros.Antes de entrar en materia, Darío se encarga de darme una clase de tauromaquia express. Empieza diferenciando a dos tipos distintos de aficionados: los que van días esporádicos a los toros y lo ven como un acto social y lúdico; y los aficionados que asisten todos los días reglamentarios, que van a emocionarse y no se conforman con cualquier faena."Estos protestan por la integridad del toro, que es un pilar fundamental en la tauromaquia. Para que el rito se lleve a cabo con toda la integridad posible, el toro no debe haber sido manipulado, debe tener casta e imponer miedo, que dé la sensación de que pueda matar. Eso es lo que hace que el aficionado vea que lo que está haciendo el torero no lo puede hacer él, y es lo que a nosotros como aficionados regulares nos llega a emocionar". Tras haber hecho esta distinción y explicarme algunos procedimientos de la liturgia, empezamos a hablar."El aficionado joven ha sentido el derecho de venir a defender lo que es suyo aquí, a la plaza"
Iván, Daniel, Sergio y Darío se toman unas cervezas al finalizar la corrida
Afición: fiesta, muerte, tensión
La estética taurina viste los bares de la zona. En la imagen, un póster firmado por el novillero Manolo Vanegas
¿Pero en qué se diferencia esta afición de cualquier otra? "La emoción que me puede producir una gran tarde de toros al año no es comparable con las pequeñas emociones que produce un partido todos los domingos, y nosotros también somos aficionados al fútbol", asegura Sergio. Iván lo corrobora: "Sé que hay gente de fuera que no lo ve, pero a mí se me ponen los pelos de punta cuando veo una buena faena, igual que se te ponen los pelos de punta cuando ves un gol de tu equipo".Aunque nunca haya asistido a una corrida de toros, imagino que la tensión que sentirá un taurino en la plaza será mucho mayor que cuando se encuentre en un estadio de fútbol. Al fin y al cabo, los futbolistas solo compiten contra otros seres humanos, no contra un animal de entre 300 y 500 kilos al que se le aviva con banderillas. "No deja de ser el famoso mito de la muerte y la vida", me dice Darío. Ellos sufren cuando el torero sufre. "Cuando salen las cosas mal nos vamos jodidos a casa", sentencia Sergio."Todo el mundo piensa que a los que nos gustan los toros somos fachas o del PP, y no es así"
Varias figuritas decoran la barra, entre ellas este toro imitando los mosaicos de Gaudí
Antitaurinos
Las numerosas críticas a las que se enfrentó el torero en redes sociales ponen de manifiesto la fuerte oposición que existe por parte de la sociedad ante este festejo, aunque según ellos, cada vez son menos las personas que asisten a la plaza a pedir el fin de las corridas de toros."Hay personas muy autorizadas dentro del mundo del toro que creen defender la feria y la fiesta, pero cada vez que hablan, lo hacen para atacar al límite del insulto a personas de ideología antitaurina"
Darío tiene claro de dónde viene tanta incomprensión por parte de los que consideran las corridas un asesinato: "Ellos no conocen el rito tal y como es. A priori, cuando llegas a la plaza, lo que puedes ver es que se está matando un animal. Pero cuando descubres cuál es el rito, te das cuenta de que al toro se le pone en igualdad de condiciones al torero, cuando el animal está íntegro desde que nace hasta que llega a la plaza"."Estamos viendo que las macro manifestaciones que había otros años por parte del movimiento antitaurino se han reducido drásticamente, a unas 40 personas. O algo está fallando, o están desapareciendo"
El grupo de amigos bajo el monumento al torero Yiyo, situado en la plaza de Las Ventas, Madrid
"Es que también hay gente que se piensa que la carne que compran en el supermercado sale de un árbol o viene de la tierra, pero viene de otro animal al que también han sacrificado, de una manera o de otra", añade Iván. Hace hincapié en las terribles condiciones en las que viven los animales de consumo, y en la poca oposición que existe por parte de la sociedad ante estas prácticas en comparación con el rechazo a la tauromaquia. "También pienso que está muy politizado, la política se mete en todo y no debería ser así. Por ejemplo, en Francia hay corridas de toros y nadie critica nada", anota Iván."Lo que no me cabe en la cabeza es que haya personas que sientan más por animales que por las propias personas", dice Sergio. Días después de realizar estas entrevistas, los medios publicaban la muerte de Iván Fandiño después de sufrir una cornada en el costado derecho durante una corrida. Twitter escupía mensajes de usuarios que se alegraban de la muerte del torero, mientras que este grupo de amigos lamentaba la pérdida del matador con una pancarta en la plaza del pueblo que reza: Los cobardes mueren mil veces, los valientes solo una."Para un taurino, el toro es Dios. Cuando se le mata, es el sacrificio de nuestro Dios, es algo superior. Es pura poesía, yo lo siento y me emociono"
La plaza mayor de Fuentepelayos, Segovia, donde los jóvenes colgaron la pancarta en honor al torero fallecido. Fotografía cortesía de los entrevistados
El futuro del toro
Daniel, uno de los jóvenes aficionados, durante la entrevista
No le gustaría tampoco que todas las personas que se dedican a la tauromaquia perdieran sus puestos de trabajo. "Además, es un espectáculo totalmente legal amparado por la ley, que no tiene por qué ser perseguido como lo esta siendo", añade.Iván es más práctico: piensa que la fiesta no debería desaparecer si sigue habiendo aficionados que asistan. "De momento se están batiendo récords de abonos, y se quedan sin billetes en la plaza de toros", asegura. Y es cierto: según la propia Plaza de Las Ventas, en la Feria de San Isidro de este año ha habido un incremento de 799 abonos y se ha batido el récord histórico de 40.000 entradas vendidas el primer día.Si la permanencia de las corridas de toros en nuestro país dependiera del número de sus aficionados, todavía quedarían muchos años más hasta que se planteara prohibirlas, más cuando buena parte de este incremento lo componen las nuevas generaciones de taurinos.Si la permanencia de las corridas de toros en nuestro país dependiera del número de sus aficionados, todavía quedarían muchos años más hasta que se planteara prohibirlas