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Papi [2] me llevó a un restaurante italiano hace unos días. Nos sirvieron mousse de chícharos. Cuando el mesero se fue, dije en voz baja que me daba asco la textura. Papi dijo algo sobre la deconstrucción de los alimentos y cómo por eso son caros. La deconstrucción de los alimentos es la razón por la que la parte más emocionante de una cena cara es vestirse para la ocasión. En mi opinión, los chícharos saben muy bien y no entiendo por qué alguien querría hacerlos más complejos de lo necesario sólo para crear algo que para mí es un platillo inferior con sabor a chícharo. Pasa lo mismo con la deconstrucción del sexo. Puedes separar y analizar los elementos que constituyen las cosas pero el todo orgánico siempre es mejor. Que se joda el mousse de chícharos.Ok, lo acepto, es una comparación muy burda. Riámonos de eso por un momento y pasemos a lo que sigue. Reírse sobre algo incómodo y pasar a lo que sigue es una habilidad muy útil. Sirve cuando, por ejemplo, estás un poco congestionada por los cambios drásticos del clima y chupar un pene hace que se te salga un moco por la nariz. O cuando logras quitarte la ropa de una forma muy sensual y después de tropiezas porque está enredada en tus pies. O cuando te das cuenta de que no hay condones pero ya todos están desnudos y sales corriendo a la tienda de la esquina en tacones y cubierta con una sábana. O cuando uno de tus orificios empieza a hacer ruidos extraños, cuando el gato salta en tu cabeza en pleno coito, o cuando alguien confunde la botella de bálsamo de tigre que está en tu mueble con lubricante. Todas estas cosas me han pasado al menos una vez. En el sexo participan cuerpos que están llenos de fluidos, ruidos y momentos incómodos. Cuando me reconcilié con el cuerpo, empecé a disfrutar más el sexo.
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Una de las ventajas de tener una pareja sexual estable es la oportunidad de conocerse profundamente en cuerpo, mente, alma y lo que sea. Lo malo de esta comodidad es la rutina y el aburrimiento. Estoy segura de que hay gente que prefiere el sexo rutinario y aburrido. Si eso les prende, qué bueno. Disfrútenlo. Tengan el sexo más predecible y ojalá encuentren una pareja o parejas que también disfruten eso. Sin embargo, pareciera que uno de los motivos por los que nos interesan cosas como listas de consejos sexuales es el deseo innovar. La experimentación y la innovación van de la mano. La experimentación puede ser cualquier cosa, desde ponerse un traje de mapache hasta ser incapaz de recordar cómo responde tu pareja cuando soplas en sus genitales y volver a intentarlo para saber.Ahí lo tienen: diviértanse y traten de no sacar sangre con los dientes. A menos que a su pareja le gusten ese tipo de cosas.[1] Casi todos los videos de sexo pornográfico heterosexual convencional que incluyen actores masculinos terminan con su eyaculación o poco después de ésta. Esto hace que el arco narrativo de faje-desvestirse-sexo oral-penetración- eyaculación-fin que es tan dominante salga a flote en nuestras pláticas, ideas y representaciones del sexo heteronormativo. Pero ese es otro tema.[2] Sé que algunos de ustedes sienten pena ajena cuando llamo Papi a mi novio. Todo va a estar bien, lo prometo. O se van a acostumbrar o van a dejar de leer porque no lo soportan. Lo que sea que decidan está bien.[3] Supongo que si voy a mencionar la Inmaculada Concepción en un artículo sobre métodos anticonceptivos, quizá debería mencionar la posibilidad de poderes síquicos, pero hasta que alguien que conozco y respeto desarrolle telepatía, mantengo mi postura de que es imposible saber qué siente otra persona.