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Ficción 12/16

Ficción 12/16: Jacobo Cardona

Los 21 autores de nuestro Especial de Ficción 2016 responden a 20 preguntas sobre el oficio de escribir.

Jacobo Cardona. Nariño (Antioquia), Colombia, 1978. Antropólogo y escritor. Recibió en 2014 el premio de la XIV Bienal Internacional de Novela José Eustasio Rivera por Las vidas Posibles.

En nuestro Especial de Ficción 2016 participó con la pieza"Palabras sin ningún significado".

VICE: ¿Para qué "sirve" la literatura?
Hubo una época en la que los poetas eran enviados a campos de concentración, encarcelados y fusilados. Y no hablo solo de sociedades totalitarias, el FBI vigilaba a Sartre, y durante el macartismo a muchos escritores se les prohibía publicar o escribir guiones. Hoy en día, en las democracias liberales, el escritor no representa ningún peligro. A lo sumo, Putin estará planeando el asesinato de alguno. Ahora más que nunca son necesarios porque el llamado mundo libre, que no es para nada el mejor mundo posible, también es resultado de manos criminales. La mayoría de los escritores, llamados a transformar las estructuras imaginarias de la sociedad, acoge con sus gestos un fracaso: la literatura, que debería ser un arma de combate, política y espiritual, contra todo tipo de injusticias, ha sido domesticada a través de la cultura del espectáculo. A los escritores ya solo se les pide una cosa, que entretengan, y ellos, adocenados, cumplen a cabalidad el mandato. Por eso es que parece que solo les interesara figurar en los periódicos, en las redes sociales, o en los repertorios consulares. Es como si quisieran vivir grandes momentos históricos, pero sin los disparos.

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¿Cuál es la mentira que más repite?
Ya sé dónde estamos.

¿Recurre a la literatura para responderse preguntas existenciales? ¿Qué libro le ha sido más efectivo en este apartado?
Más que para respondérmelas, para hacérmelas. Con Hansel y Gretel, por ejemplo, me hice las primeras preguntas sobre el mal y el dolor, un tema recurrente ahora que soy antropólogo y escribo ficción. Por otro lado, El origen de las especies, de Darwin, me ayudó a librarme de la satisfacción kitsch de vivir en un mundo orientado por un sentido de trascendencia.

¿Tallerea sus textos? ¿Con quién?
Si hablás de trabajarlos con estudiantes, no. Me daría mucho pudor, además sería como recalcar mis errores. Por otro lado, cuando construyo mis textos, siempre cuento con la ayuda de lectores externos.

¿Qué reliquia literaria le gustaría poseer?
Soy muy poco de conservar objetos, aunque muchos me parecen fascinantes. Me atraen más los del tipo servilleta con rastros de café que las primeras ediciones autografiadas. Durante un tiempo pensé mucho en la camiseta que tenía John Lennon cuando lo mataron y en las cartas astrales de Pessoa. Realmente, si tengo la oportunidad, prefiero emborracharme en los bares que frecuentaron los escritores que amo.

¿Pensamiento mágico o rigor científico?
Ciencia ficción.

Para la escritura, ¿ruido o silencio? Especifique el ruido o silencio de su elección.
Música, siempre la música. Incluso, puedo escuchar la misma canción varias veces seguidas si me ayuda a mantener cierto ritmo en la escritura.

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¿Con qué estimulante atiza a la musa cuando anda lenta?
Nunca la obligo a nada que no quiera. Le doy su tiempo, me voy de paseo, veo películas, leo, me voy de fiesta con mis amigos.

¿Ha usado la trama de alguno de sus libros para ajustar cuentas con algún enemigo? (en caso de que los tenga, porque acá, asumimos, somos todos gente de mucha paz)
Conmigo mismo. Así no hay que ajustarlas con nadie más.

¿Cree en el talento?
Claro, creo en el talento literario, pero no como una especie de don que poseen unos cuantos privilegiados, sino como un efecto de ciertos desórdenes neurofisiológicos, trabas afectivas y un ambiente sociocultural rico en contradicciones morales y bibliotecas públicas bien administradas.

¿Qué artículos descansan sobre su mesita de noche?
No tengo mesita de noche, pero en este momento, en el suelo, al lado de mi cama, tengo una botella de agua, el Diccionario Jázaro de Pavic, y Mexico City Blues de Kerouac.

¿Por qué cuesta tanto trabajo escribir bien sobre sexo?
Porque está sobrestimado. El sexo es sucio, pueril, animal, y lo quieren hacer ver como una danza de ángeles bañados en miel. El sexo en literatura debería ser como cuando uno mira un accidente de tránsito, algo divertido y asqueroso a la vez.

¿Con que género artístico distinto a la escritura dialoga su obra?
Con el cine, la pintura, la música y el cómic.

¿Cuándo fue la última vez que pensó que iba a morir?
Hace algunos años viajé con un gran amigo de Medellín a Pereira. Íbamos en su moto. Cuando entramos en un túnel, recordamos que no llevábamos luces. Al tratar de orientarnos para evitar ser atropellados, chocamos contra la pared rocosa.

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¿Qué libro le parece más sobrevaluado?
La saga de Maqroll el Gaviero, La trilogía de Nueva York, Sobre héroes y tumbas, ¿Dónde está la franja amarilla?

¿Qué autor o autora le gustaría que nadie más que usted conociera?
Creo que no tengo ese delirio hípster.

¿Roba libros? ¿Cuál fue el último?
No tengo fijaciones con los libros, tampoco los colecciono, así que suelo devolver todo lo que me prestan. Una vez, sin embargo, siendo estudiante, robé El retrato de Dorian Gray de una biblioteca pública. No lo leí. Me sentí mal por las posibilidades perdidas, las de los futuros lectores de ese libro.

¿Qué opina de los apoyos del Estado a los autores?
Son muy necesarios porque escribir no es rentable, a menos que hayas logrado cierto lugar en el establecimiento cultural. Para escribir necesitas mucho tiempo que, en el mundo en el que vivimos, debemos desperdiciar trabajando. Una beca, por ejemplo, te permite por unos cuantos meses dedicarte a eso a tiempo completo, una cuestión que tampoco garantiza el éxito de la obra. El campo de la literatura tiene varias paradojas: exige leer y escribir mucho, fallar, fallar otra vez. Lo más probable es que después de mucho esfuerzo no logres un buen resultado y, aun así, muchos quieren "ser escritores", pero por las razones equivocadas: asistir a eventos, viajar, que te mencionen en Arcadia, lograr cierto glamour. Creen que escribir es contar anécdotas. Estoy seguro de que a muchos de ellos les gustaría saltarse la parte en la que tienen que enfrentarse al alfabeto y pasar directamente al coctel. Y es triste porque un libro no suele ser más que un pequeño ruido de fondo en la escena pop, un golpe de efecto del mercado. La literatura tiene que ver con un temperamento, con una forma de vivir.

¿Si se le daña el disco duro irremediablemente, lo consideraría una tragedia o un alivio?
Una tragedia, definitivamente. Mis cuentos más malos, que todavía conservo, son una advertencia.

¿Por qué son tan fallidas las campañas del Estado para promocionar la lectura?
Porque entienden la literatura como profesores malos de bachillerato. Que la literatura sirve para educar, para "ser mejores personas", para adquirir "cultura general". La conciben como un accesorio, como un corbatín o unos zapatos bien lustrados, algo que puede verse bien de lejos. No entienden que la literatura es un revólver. Con ella se destruyen las convenciones y el aburrimiento de una sociedad estandarizada. La literatura nos hace empáticos y "mentalmente inestables". Leer libros es el primer paso para leerse a uno mismo. Y eso no puede calificarse en una clase de español.

Además de cuentos, Jacobo escribe poemas porno. Puedes leerlos aquí.