Todo el mundo piensa que la lucha mexicana es un juego, todo falso, nada de sangre. Pero solo imagínate en la mitad del ring, siendo estrellado por una persona que pesa casi 100 kilos. Terminarías aplastado, si no muerto.

Para evitar ese destino, los luchadores tienen que practicar y, evidentemente, también tienen que comer bien. En México, los luchadores son elevados a un nivel casi mítico, pero cuando se trata de comida todavía siguen siendo humanos. Puedes imaginártelos comiendo tacos, enchiladas y burritos, pero hacen todo lo que está en sus manos para resistir la tentación y mantener la disciplina.

Ser luchador en México es una forma de vida, y para no morir en el intento tu dieta tiene que mantenerse a raya.

Ninguno de los luchadores que aparece en este artículo me reveló su cara, y no conozco sus nombres reales. Las máscaras que usan son elementos cruciales, simbolizan la fuerza y el carácter mítico de la lucha libre, que deriva de un sentido de realismo mágico latinoamericano.

A pesar de su importante rol en la sociedad mexicana, la lucha libre sigue siendo una subcultura y un deporte marginal. La mayoría de escépticos, sin embargo, cambian su forma de pensar cuando ven la sangre y el ruido de los golpes.

El hijo de Doctor Asesino —uno de los luchadores mexicanos más populares— se convirtió en luchador cuando tenía 15 años. (Desde 2009 se bautizó como El Hijo de Doctor Asesino). "Luchar lo es todo", me dijo. "Me ha dado sabiduría, me convirtió en alguien disciplinado y continúa impulsándome a ser una mejor persona cada día".

"Antes de ir al gimnasio tengo que comer claras de huevo fritas", dijo. "Es la comida perfecta. Antes de una pelea me tomo una malteada de proteína porque es más liviana. Si lo hago de otra forma, vomito".

El desayuno de El Hijo de Doctor Asesino: claras de huevo fritas, sal y queso; jamón de pavo; dos rebanadas de pan; chiles; y malteada de proteína con sabor a vainilla.

"Tenemos que comer vegetales. Son un ingrediente básico en la dieta", me dijo Polvo Sexy. "Me tomo un jugo de dieta terapéutico y me va muy bien. Como cinco veces al día: desayuno; a media mañana me como una ensalada y un smoothie; luego viene el almuerzo, que incluye proteína (pollo o atún) y smoothies de diferentes frutas y vegetales; de snack me tomo una malteada de frutas cítricas, y de comida intento comer atún".

Su tip profesional: "Antes de pelear intento comer chocolate negro, que es un muy buen antioxidante y me da energía".

La media mañana de Polvo Sexy: ensalada de lechugas con manzana y queso sin sal, y smoothie de espinaca con manzana y banano.

Solar es una leyenda viviente, ha estado luchando profesionalmente por más de 40 años. No revela su edad real, pero su esposa, que se encarga de todo lo que pasa en la cocina, me dijo con una sonrisa que "tiene unos 60 años".

"Cada semana voy al ring, pero estoy en un punto en el que me pregunto si ya estoy alcanzando el fin de mi carrera", me dijo Solar. "Pero trato de no pensar mucho en eso, luchar es muy importante para mí".

"Cuando comencé, nadie me dijo cómo debía alimentarme y lo hice a mi modo", añadió. "Por la noche tomaba un litro de leche y comía un kilo de bananos. Ahora como mucho pescado, pollo, arroz y pasta. A mi edad, si no me cuido con lo que como, estaré perdido como luchador".

El almuerzo de Solar: ensalada de Surimi con lechuga, semillas de girasol y arándanos; pechuga de pollo a la plancha; y una manzana.