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nota roja

España tiene un problema de esteroides

Si bien no hay nada de malo en que la juventud se ponga en forma, esta moda ha venido acompañada de una nueva imagen corporal y algunos problemas de salud.

Hace aproximadamente una década hubo en España una fiebre entre la juventud por ponerse en forma. Desde entonces, los jóvenes españoles se han metido a los gimnasios en manadas, ejercitándose y haciendo pesas para hacer sus músculos tan grandes como les sea posible. Si bien no hay nada de malo en que la juventud se ponga en forma, esta moda ha venido acompañada de una nueva imagen corporal y algunos problemas de salud.

Esteroides anabólicos, agilizadores circulatorios y hormonas para el crecimiento (productos en su mayoría traídos de China) han traspasado las fronteras de España. Los efectos culturales en centrar la atención en el tamaño de los músculos han sido muy dañinos: expertos calculan que entre veinte mil y cincuenta mil españoles, la mayoría jóvenes, sufren de dismorfia muscular o “vigorexia”, un tipo de anorexia invertida en el que una persona se obsesiona con la idea de que sus músculos son muy pequeños, sin importar qué tan musculoso esté. La policía española está tomando fuertes medidas para rastrear esteroides ilegales y otros productos de dopaje. En los últimos cinco años ha habido 35 operaciones policíacas en contra del tráfico de anabólicos esteroides, la mitad de los cuales ocurrieron en Valencia. Este mismo año las autoridades han desmantelado un plan de distribución masiva de productos de dopaje que involucraba a estudiantes, cadeneros, ciclistas profesionales y un médico acusado dar unas seiscientas recetas de anabólicos esteroides en tan solo unos meses.