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La Guía VICE al ahora

Hombres en Papúa Nueva Guinea siguen inyectándose aceite de coco en el pene

Varias personas se han desfigurado el pene al intentar agrandárselo; los médicos lo llaman un "problema nacional".
Gavin Butler
Melbourne, AU
DS
traducido por Daniela Silva
Mano sosteniendo jeringa, y un coco
Imagen vía Max Pixel, CC licencia 0 (Izquierda) y Pixabay, CC licencia 0 (Derecha)

Artículo publicado originalmente por VICE Asia.

Los médicos en Papúa Nueva Guinea instan a las personas de todo el país a dejar, por el amor de Dios, de inyectarse sustancias extrañas en el pito. En los últimos años, la tendencia preocupante de agrandarse el pene ha tomado por sorpresa a la nación. Muchos hombres inseguros están inyectándose aceite de coco, aceite de bebé, aceite de cocina y silicona para que sus genitales, con suerte, se vuelvan un poco más largos y gruesos. Y, como era de esperarse, los resultados están siendo catastróficos.

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Akule Danlop, un cirujano en el Hospital General de Port Moresby, le dijo al The Guardian que solo en los últimos dos años su clínica ha tratado a al menos 500 pacientes que después de las inyecciones empezaron a sufrir problemas de disfunción y a notar una disfiguración en el pene.

“He tenido cinco casos nuevos cada semana durante los últimos dos años y son los que se han presentado para recibir tratamiento. No sabemos cuántos más hay ahí afuera", dijo Akule. "Hoy, tuve siete".

Las consecuencias que se derivan de inyectarse aceites domésticos y silicona en el pene son fáciles de imaginar. En algún sentido de la palabra, sí se presenta un agrandamiento, pero no de una manera positiva.

"La mayor parte de [los pacientes] tienen masas anormales y grumosas que crecen sobre el pene y algunas veces involucran el escroto", explicó Akule. “Un buen número está llegando con úlceras. Algunos tienen dificultad para orinar porque el prepucio está tan inflamado que no se puede contraer".

"Casi todos se arrepienten".

En ciertos casos, los pacientes dañan el músculo eréctil con el procedimiento, lo que dificulta que tengan erecciones. Pero para Akule –el único cirujano en Port Moresby que puede tratar este tipo de afecciones– la locura por inyectarse el pene está causando otros problemas: por ejemplo, una desviación de recursos médicos que podrían servir para otra cosa.

"Hay gente con cáncer, existen otras condiciones", dijo. "Es un poco frustrante ver estos casos cuando hay otras personas que merecen [ayuda] y esta gente se provoca el daño".

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Demográficamente, las personas que realizan el procedimiento abarcan un rango de edades y grupos sociales. Akule ha tratado a adolescentes de 16 años y adultos mayores de 55 años, aunque generalmente tienen entre 18 y 40 años.

"Hay tipos que tienen un buen trabajo, que trabajan en bufetes de abogados, por ejemplo", explicó. "Está pasando en toda Papúa Nueva Guinea. No solo en Moresby".

A lo largo de las provincias de Lae, Vanimo, Madang y Goroka, están “engañando” a las personas para que realicen el proceso de agrandamiento, y Glen Mola, profesor de salud reproductiva, obstetricia y ginecología en la Universidad de PNG, sugiere que son principalmente enfermeros varones quienes están realizando el procedimiento “sin licencia”.

"No tiene nada que ver con su trabajo regular. Están ganando dinero de lado”, dijo Glen. "Les dicen: 'Yo te puedo ayudar, puedo hacer algo por ti'. Y [los pacientes] se la creen… [Pero] no hacen lo que prometen… y puede significar en algunos casos que ya no puedas tener relaciones sexuales".

Akule está interesado en llegar a la raíz de la tendencia y descubrir por qué tantas personas están optando por inyectar sus penes con "rellenos". Él, junto con otros médicos, ha estado recopilando datos sobre los pacientes que trata y documentando sus razones para someterse al procedimiento. Específicamente, Akule quiere saber si la exposición al porno ha tenido algo que ver con la reciente moda.

El año pasado, un estudio de la Universidad Monash de Melbourne investigó las razones por las cuales tantos australianos estaban sufriendo agrandamiento del pene, y descubrió que la gran mayoría se sometió al procedimiento para mejorar su autoestima, informó el ABC. En ese caso, los investigadores Gemma Sharp y Jayson Oates encontraron que, para empezar, la mayoría de las víctimas tenían un pene de tamaño promedio, lo que sugiere que "probablemente muestre que los genitales en la pornografía son particularmente grandes, por lo que todos se sienten menos en comparación a ellos".

Las razones de los pacientes de Akube, sin embargo, parecen ser un poco más altruistas.

"Principalmente, la razón por la que [se han sometido al procedimiento] es aumentar la longitud y la circunferencia de [su pene] para mejorar su experiencia sexual con su pareja", dijo.

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