Cosas que aprendes cuando dejas de creer en Dios

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Identidad

Cosas que aprendes cuando dejas de creer en Dios

Probé de todo pero me di cuenta que mis nuevos pasatiempos no eran más que curitas para mi dolor existencial.

Abandonar una religión es un desastre existencial. No hay otra forma de describirlo. Es como un rompimiento, la muerte de un ser querido y la crisis de la mediana edad, pero todo al mismo tiempo, a excepción de que no puedes ir a emborracharte con tus amigos porque no beben porque son religiosos y no tienes otros amigos.

Así que, para todos ustedes que están al borde del abismo o para los que les da curiosidad saber qué pasa por la mente de un friki de Jesús cuando se enfrenta por primera vez a la ausencia de sentido, estas son algunas de las cosas para las cuales me habría gustado estar preparado (pero no fue así).

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Pasas mucho tiempo recordando

Crecí en una zona semirrural de Australia como un ateo muy feliz. Mis papás nos llevaban a una iglesia luterana en Semana Santa y en Navidad pero en realidad nunca se lo tomaron en serio.

Encontré a Dios cuando tenía 15 años de edad. Estaba en una relación a distancia con una chica religiosa y, una noche, desesperado por nuestra situación en general, me dieron muchas ganas de rezar. Recuerdo que pedí su ayuda: "Dios, quien seas o donde quiera que estés, si es que existes", y sentí que me llenó con su calor. Estaba seguro de que Dios había respondido mis plegarias.

Al día siguiente, visité a una amiga religiosa. Me mandó a la única iglesia a la que había ido. Era una iglesia pentecostal, algo que para mí no significaba nada en ese entonces pero básicamente era la clase de iglesia más intolerante en esa región de Australia. Los siguientes cuatro años fueron una montaña rusa de visiones, profecías, himnos, ayunos y un chingo de culpa y confusión.

Los cristianos no quieren escuchar que dudas

A los 19 años dejé de creer en Dios. Me tomó un año lograrlo y seguí rezando con la esperanza de que Dios me salvara de mi escepticismo. Pero no lo hizo.

Mis amigos cristianos no querían escuchar que el Nuevo Testamento podría ser una fábula o que el concepto de un Dios todopoderoso probablemente era una falacia intelectual. Por eso, en general, evitábamos el tema. Aunque yo siempre traté de tentarlos con mis historias de pecado y desenfreno. Después de un tiempo, me di cuenta que no teníamos nada en común.

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Recuerdo una conversación que tuve con un hombre muy agradable que conocí en la iglesia. Era uno de esos tipos confiables que empezó a ir a la iglesia a sus 30 y tantos. Siempre me preguntaba por qué no iba a la iglesia. Estaba muy preocupado y, cuando le conté que ya no creía en Dios, me dijo que era una fase. Los religiosos nada más no entienden.

Nadie lo entiende

¿Hubo algún ateo dispuesto a ayudarme? No, estaban muy ocupados disfrutando los placeres terrenales sobre los que tanto me habían advertido. Estaba en el primer semestre de la universidad y apenas empezaba a hacer amigos pero todos se alejaron de mí cuando me volví cristiano. Solo una o dos personas me aguantaban después de eso.

En ese entonces, no me importaba perder amigos. Pero después me arrepentí mucho de haber hecho un espectáculo acerca de mi conversión. Solía ir a la universidad con una playera que decía "Yo <3 a Jesús", la cual, por cierto, yo mismo hice con serigrafía. También leía mi biblia de bolsillo en el patio y anunciaba que era cristiano. Una vez regañé a un chico que gritó "¡Dios mío!" por una tarea que nos dejaron.

Después, me daba mucha pena decirle a la gente que ya no creía en dios.

Ninguna fiesta se compara con las fiestas de los fans de Jesús

Como cristiano, me encantaba ir a los grupos de jóvenes cristianos. Era un grupo de chicos entre 15 y 20 años que se reunían en uno de los salones de la iglesia. Pasábamos toda la noche hablando sobre Dios, cantando alabanzas, rezando y hablando en lenguas. Me encantaba eso de "sentir el espíritu santo" dentro de mí. Era como una droga.


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Como ateo, no iba a fiestas y me la pasaba viendo maratones de Californication. Veía los episodios completos una y otra vez. Hasta la compré en DVD porque te daban una tanga de regalo. Aunque nunca la usé. Pero lo habría hecho con gusto por David Duchovny. Era mi héroe por entender la angustia existencial y superarla de la forma correcta. Incluso a pesar de que, seis temporadas después, su personaje no había evolucionado en ningún aspecto.

Descubres el sexo y te encanta

Creer en Dios es como tener buen sexo, quizá hasta mejor, pero la emoción es similar. Como ateo, tratar de tener sexo con una mujer me dio algo en qué enfocarme en vez de pensar todo el día en la vida mortal.

Tenía 19 años y estaba avergonzado por mi falta de experiencia sexual. Pero entré en ese mundo con el optimismo de un cachorrito emocionado. Estábamos ebrios en mi casa, escuchando folk y ella también era virgen. Gracias a esto, descubrí por qué la iglesia estaba tan en contra del sexo fuera del matrimonio: es increíble.

Hay más personas con quien salir

Las mujeres no religiosas eran hermosamente normales. No tienen complejos sobre el sexo y la intimidad. No tienen ideas programadas sobre el matrimonio y los hijos, a diferencia de todos en la iglesia. Y no les gustan las playeras polo. Además, hay muchas.

Entiendes por qué la gente se emborracha

La primera vez que me emborrache, fajé con mi mejora amiga y su mejor amiga en una casa rodante en su patio trasero mientras tomábamos unos shots de tequila. Me desmayé, vomité y me volví a desmayar. Fue como una bendición.

Te da mucha vergüenza

No solo por las cosas que hice, sino por las cosas que creía. ¿Hablar en lenguas? Patrañas. Todavía puedo hablar en lenguas. Todos podemos. Lo único que tienes que hacer es relajarte y dejar que los ruidos de tu cabeza salgan por tu boca.


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Pero eso no fue lo peor. Una vez, corrí para alcanzar un camión, me subí y vi que estaba casi vacío. A lo mucho, había entre tres y cuatro pasajeros. De pronto, escuché a dios en mi cabeza. Me dijo que le hablara sobre él a la mujer sentada frente a mí. Obviamente no quería pero me dije a mí mismo que la voluntad de Dios era mucho más importante que mis complejos. Así que lo hice. Me senté junto ella y le pregunté si podía hablarle sobre Jesús de la forma más casual que pude. Dijo que no. "¿Estás segura?", le pregunté. "Es muy importante, ¿sabes?". Pero estaba segura, así que regresé a mi asiento. Qué decepción. La única conclusión a la que pude llegar era que Dios trabajaba en formas misteriosas que no podía entender o que yo la había cagado. Dios no dijo nada al respecto.

El vacío destroza tu alma

No me volví religioso para llenar un vacío. Sin embargo, abandonar la religión sí me creó uno. Antes pensaba que iba a pasar el resto de la eternidad en las nubes con mi mejor amigo Jesús, hablando de lo rara que era la Tierra.

Pero con esa ilusión destruida, decidí irme de mochilazo a Europa. Recorrí ciudades hermosas: París, Ámsterdam, Berlín. Fui en busca de mí mismo. Pensé: "Si voy a descifrar qué hacer ahora, quiero hacerlo en Europa". Pero buscaba algo más que no pude encontrar ni ahí, ni en ninguna otra parte. Tomé mucho, comí en trampas para turistas y, después de un tiempo, regresé a casa. Todo era igual. Seguí luchando con la depresión por años.

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Pero se te pasa con el tiempo

Algunas personas se meten de lleno en su trabajo. Otras en su relación, en los videojuegos o en manualidades. Probé de todo pero me di cuenta que mis nuevos pasatiempos no eran más que curitas para mi dolor existencial. Con el tiempo, me cansé y las dejé. Después de eso, me di cuenta de que nunca me sirvieron para nada.

La transición toma tiempo. Primero, eres un nerd pentecostal con la misión de leer todas y cada una de las páginas del Antiguo Testamento (hasta el Deuteronomio). Después, te empiezas a cuestionar tu fe (a fin de cuentas, ¿qué es la fe?). Luego, eres un agnóstico que admite la posibilidad de que puede haber un dios pero no estás seguro. Hasta que por fin te das cuenta de que todo una estupidez y de que eres un pagano hedonista que odia la religión y sacrifica vírgenes.

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