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Comida

Es momento de que las chefs destaquemos en la cocina

El género en la cocina no debería de importar, pero importa. ¿Qué hacemos las mujeres de la cocina? ¿Esperamos a que nos reconozcan o simplemente aceptamos el status quo, nos ponemos las botas de trabajo y seguimos con nuestras vidas?
Photo by Seattle Municipal Archives via Flickr

Cuando nivelamos el campo de juego —cualquier campo de juego real que requiera actividad física prolongada— hay algo qué decir sobre la resistencia de las mujeres en la industria culinaria. Como un exjefe de cocina dijo, "no importa lo pesada que sea la caja, debes ser capaz de levantar dos veces ese peso".

Yo creo que él se refería al hecho de que las mujeres sin duda tenemos que trabajar el doble de duro (que un hombre) para salir adelante. Pero lo mismo podría decirse de cualquier profesión. En la cocina, se espera que las mujeres seamos inteligentes y físicamente capaces. Estamos biológicamente orientadas de forma diferente, pero eso no nos hace más débiles. Y ya que la mayoría de las mujeres han trabajado silenciosamente en esta industria dominada por los hombres durante muchos años, siento que es menos probable que queramos ser parte del juego —del juego de la fama, pues.

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Ya que estamos subestimadas, ¿Significa que deberíamos estar automáticamente favorecidas o protegidas por el apoyo de los hombres? No, en absoluto. Pero un poco de reconocimiento hacia el dolor y el compromiso que tenemos que soportar sería (al menos) algo bueno. He oído los gemidos y los gritos de guerra de las cocineras recorriendo las cocinas: "me veo a mí misma como cocinera, sin importar el género" o "la cocina es un equipo sin sexo".

Sí, es lindo y todo eso. Pero la realidad es que es jodidamente difícil conseguir, como mujer, ser exitosa en este campo de juego. ¿No me crees? Cuando Time Magazine imprimió su artículo "Gods of Food", una de las muchas de las respuestas del editor, Howard Chua-Eoan, fue: "No quisimos excluir a las mujeres, nos fuimos con la realidad de lo que está sucediendo en la industria y sobre las personas de las que se está hablando". No nos incluyen en el juego. (O las listas. Oh, Dios, las listas. Haz que se detengan.) Si quieres que nos pongamos a saltar de arriba abajo para ser notadas, obtendrás, bueno, el show de TV Chopped o a las Rachel Rays de este mundo. Pero que conste que he intentado el camino de la televisión y nunca me he sentido menos yo o menos cocinera. Cuando Food Network me buscó y me pidió una audición, me explicaron que lo que ellos querían era "más mujeres fuertes que concursaran". Rápidamente me di cuenta de que si todo ese jolgorio de actuar era lo que debía hacer para llegar a algún lado, valoré mi integridad mucho más.

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Pero yo seguí cocinando y los medios de comunicación me siguieron. Estaba en listas y artículos de prensa y me sentí —en aquel momento— respetada por mis compañeros y el público en general. Pero también me conduje a mí misma al hospital a las 4am por un dolor de pecho causado por el estrés. Género aparte, ¿Es posible tener una presencia moderada y conseguir que la gente siga queriendo comer tu comida? ¿El reconocimiento de ser una top chef —o lo que sea— es una extensión de quién eres?

¿Pueden ocho asientos de un pop-up culinario —sin Yelp— ser suficientes para llevarte a donde necesitas estar? Una vez recibí un comentario en uno de mis artículos refiriéndose al hecho de que como cocineras, somos "quejumbrosas" y que si "no nos gusta nuestro empleo, deberíamos, ya sabes, no ser cocineras". Estoy dispuesta a apostar que este pendejo no ha trabajado nunca 18 horas al día, durante su periodo, en un espacio cuadrado pequeño y mientras el piso de la cocina se está inundando. Seguro se trabaja así en todos lados.

Al mismo tiempo, almacenar más de 300 kilos de comida en el refrigerador, sola, sin ayuda; cocinar 159 platillos y compartir infinitos whiskeys y cervezas con mis compañeros hombres en la cocina buscando salvar mi cara al mismo tiempo que intento encajar con "los chicos". Un día cualquiera en la oficina para mí. Sí, el género en la cocina no debería importar; pero para las mujeres que hemos trabajado tanto para ser uno de "los chicos", se trata de una controversial arma de dos filos. Estaremos debatiendo este tema hasta el fin de los tiempos. La pregunta real es: ¿Nos importa quién nos reconoce? ¿O simplemente aceptamos el status quo, nos ponemos las botas de trabajo y seguimos con nuestra vida? ¿Cuándo llegaremos a ser tan importantes como los chefs (hombres) que ya están en la cima?

Como mujeres, ya hemos trabajado el doble para estar donde estamos; ¿Y ahora se espera que tengamos presencia en los medios? No hay una respuesta clara. Las marcas dirigen el negocio y ese ciclo jamás cesará ni bajará su velocidad. Es algo con lo que todos los chefs estamos lidiando.

Pero tienes que preguntarte a ti misma: ¿Quién está escribiendo ese artículo? ¿Quién está leyendo esas listas? Y ¿Quién dice que lo que se dice ahí (en las listas) es la última palabra? ¿Te importa más convertirte en una chef celebridad enfrente de la cámara, o voltear tu cabeza abajo, a la mesa de trabajo, para cocinar —que es realmente el acto de un cocinar? ¿O se trata de ser sincera contigo misma y con tu trabajo? Realmente ya no lo sé.

Todo lo que puedo decirles es que mantengan su cabeza en lo alto, damas, y que sigan siendo soldados.