Donde los muertos no sólo están bajo tierra sino también bajo agua

Normalmente en el pueblo de Tixtla, Guerrero, la bienvenida al panteón local la dan una veintena de murales llenos de color adornando las paredes de Avenida Igualdad. Pero desde el 15 de septiembre, tras el paso de la tormenta Manuel, los muertos de este panteón además de estar bajo la tierra están bajo el agua. Un buen tercio del pueblo cerca de una laguna quedó inundado, y solamente hay transporte en la zona sobre canoas y lanchas. A quince días de las festividades del Día de Muertos, tomé estas fotos. Se asoman arrogantes algunas de las puntas de las cruces más altas que en estos momentos sirven a los balseros de referencia, y otras, divorciadas de sus tumba flotan libres empujadas por la brisa.

Desde que pasó la tormenta las autoridades aseguran que las aguas ya han bajado ciento diez centímetros aproximadamente, pero piden que, por seguridad, durante las celebraciones del día de muertos los vecinos no se acerquen al panteón. Cruces sueltas, quizá tumbas abiertas, basura flotando incrementan el riesgo de heridas e infecciones. Así los habitantes de Tixtla comenzarán con el preámbulo sus celebraciones hoy jueves a medio día en sus casas. Comprarán las flores en el mercado, las arreglarán y con pan y agua bendita les darán la bienvenida a los difuntos. Mañana viernes, deberían ir al panteón a entregar las ofrendas, pero quedarán sobre las calles centrales, a orillas de donde comienzan las aguas. Probablemente pocos serán los valientes que surcarán por las aguas con una lanchita buscando entre las tumbas visibles.