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Fui con Ernesto Castro a la manifestación de memes en Madrid

'Quien no puede cambiar el mundo se ríe de él'.
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Ernesto Castro, Aitor y Gairah Praskovia.

Todas las fotografías por la autora

"La ironía solo se puede usar en caso de emergencia. Sostenida a lo largo del tiempo, es la voz de los prisioneros que han llegado a disfrutar de su jaula", escribía Lewis Hyde en Alcohol and Poetry. Son las cinco de la tarde y es sábado. A las puertas del Museo del Prado se agolpa una fila de turistas con palos de selfie. Dos agentes pasean con las manos cogidas detrás de la espalda mientras charlan. La primavera "besa suavemente la arboleda / y el verde nuevo brota / como una verde humareda". Es el primer sábado de primavera y es el Paseo del Prado. Nada tiene mucha pinta de emergencia, la verdad.

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Sin embargo, a los pies de la estatua de Velázquez un joven le pinta un mensaje en el torso desnudo a otro. Entre su pecho y su ombligo se lee "No al meme impreso". El que empuña el pincel es el filósofo Ernesto Castro. El que hace las veces de lienzo humano, Aitor, un estudiante que ha acudido a la llamada en redes del autor de Contra la posmodernidad.

Están aquí porque pensar es, como mínimo a veces, pensar contra alguien, y Castro ha citado a los valientes que quieran disputarle el monopolio del meme a los cachorros de la derecha española junto a la estatua de "un pintor mucho más body positive y LGBT-friendly que Goya, dónde va a parar, con sus pinturas empoderadoras de los enanos y los racializados de la corte de los Austrias".

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Lo hizo después de que Sofía Rincón, calificada por Mediterráneo Digital como "musa meme" de VOX, autora del rap de Santiago Abascal, artista multidisciplinar y dómina convocara en redes una "Concentración por los memes". El llamamiento animaba a los potenciales asistentes a llevar memes impresos en cartulinas o pancartas y a no olvidar la bandera de España, así como a no asistir con símbolos fascistas. "Si vienes con un casco de los Tercios te damos tarta", añadía, en alusión a la foto del líder de VOX en la que aparecía mirando al infinito con un casco de la unidad militar más famosa del imperio español. La cita era el sábado 23 de marzo a las 17. 30 en la Estatua de Goya, frente al Museo del Prado.

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"Esta contraconvocatoria comenzó porque yo pensaba que Sofía Rincón había ido a trolear a la televisión", dice el filósofo, en alusión a la tourné mediática de la artista por distintas cadenas nacionales, con argumentaciones contra el "feminismo hegemónico" y con conato de beef con Risto Mejide incluido. "Es decir", explica, "ella iba con una camiseta con la bandera de España y el texto "Fach Festish" impreso, por lo que en un primer momento pensé que estaba haciendo una performance similar a las que lleva a cabo el colectivo Homo Velamine con Hipsters con Rajoy o Viva España feminista. Pero su cara me sonaba mucho, miré Twitter y descubrí que era una seguidora de Un Tío Blanco Hetero que me había estado troleando en mis polémicas con él. Me bastó mirar su timeline para darme cuenta de que aquello no era algo irónico sino que tenía un giro o posirónico o metairónico", termina.

En su llamamiento a la contraconcentración, Castro anunciaba que llevaría una pancarta con el lema "Quien no puede cambiar el mundo se ríe de él". Finalmente lo ha sustituido por el bastón del poshumor, que le entregará a Sofía ataviado con elementos fetichistas.

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Gairah Praskovia leyendo en mensaje por el cual se le hacía entrega del bastón del poshumor a Sofía Rincón

"De lo que parto al afirmar que la convocatoria de Rincón tiene un giro post o metairónico es de la teoría de Homo Velamine y del ultrarracionalismo de Ismael Crespo Amine. En el libro que lleva años prometiendo y que va a publicar dentro de nada expone una teoría de la ironía que sistematiza el esquema que suele ponerse en el que quedan patentes las diferencias entre preironía, ironía, posironía y metaironía. Hay muchos debates entorno a en qué consiste exactamente la posironía y la metaironía, pero lo que nosotros entendemos, o lo que entiende Ismael Crespo es que la posironía es un regreso irónico a las creencias preirónicas", expone.

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Y pone un ejemplo: "el momento posirónico es aquel en el que ya no te estás burlando del comunismo sino que te empieza a hacer gracia. O en el que has visto tantas veces el vídeo de "Fiebre" de Bad Gyal para reírte del chico del pantalón blanco que al final ya hasta te gusta el chico del pantalón blanco. Es ese momento en el que la ironía se convierte en sinceridad, casi de pura familiaridad con lo que te estás riendo. Ahí apunta también el lema 'quien no puede cambiar el mundo se ríe de él'. Es decir, todo el mundo sabe que la comedia es algo muy local. Los chistes son lo más difícil de traducir porque requieren de una complicidad implícita, de una serie de elementos muy locales y circunstanciales. Y, al fin y al cabo, la ironía nos permite reconciliarnos con un mundo que no nos gusta a través de la familiaridad. Se ve muy bien con Rajoy, que es seguramente el político más apreciado después de ser presidente porque nos hace gracia. La izquierda en España tiene el monopolio del humor, o lo ha tenido hasta ahora que está apareciendo la alt-right, precisamente porque no puede transformar la realidad. Ahora lo que se está diciendo es precisamente lo contrario. Es decir, que la izquierda tiene el poder a través de movimientos sociales como el feminismo o de las instituciones como puede ser el gobierno del PSOE y es la derecha la que, impotente quizá ante circunstancias como pueden ser que vayan a sacar a Franco del Valle de los Caídos, no puede defender ciertas ideas —como mantener ahí a Franco— de manera sincera y echa mano de la ironía", apunta.

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En esa misma línea escribe Santiago Gerchunoff, que aunque en su reciente ensayo Ironía On (Anagrama) la defiende como potenciadora, dinamizadora y casi generadora de conversación pública o, como mínimo, inseparabla de esta, habla de que "es este carácter negativo, que nada propone, lo que tanto se critica del ironismo en las discusiones políticas contemporáneas. Con la idea de que mediante la ironía muchos cultivan en realidad un puro inmovilismo elitista, despreciativo, de mirar por encima del hombro a los que sí proponen algo".

Estamos hablando de esto cuando aparece la ilustradora y performer Gairah Praskovia, que tomará parte en la performance llevando atados hasta la estatua de Goya a Ernesto y a Aitor.

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Sofía Rincón con el bastón del poshumor

Sofía los recibe megáfono en mano: ha anunciado que leerá poemas de autores "que no sean de izquierdas", lo que confirma de nuevo que pensar es, como mínimo en ocasiones, pensar contra alguien. Ernesto y Aitor hincan rodilla ante ella y le ofrecen el bastón del poshumor, mientras Gairah lee el siguiente texto: "Yo, Gairah Praskovia, en nombre de Ernesto Castro, que está aquí amordazado como el buen aliado del feminismo que es, te hago entrega del bastón del poshumor a ti, oh, Sofía Rincón, dominatrix de todas las Españas, para que se haga tu voluntad metairónica, tanto en las redes sociales como en las calles, y venga a nosotros el reino de los memes de extrema derecha. Amén".

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Sofía se ríe, agradece el gesto y tras pasearlos y despedirse de ambos, anuncia que "como adalid del meme en España, yo os convoco, fachillas, alrededor mío, porque voy a leer escritos, poemas, de Luis Alberto de Cuenca y fragmentos de Luis Martín Arias". Y eso hace.

Entre las piezas seleccionadas está Political Incorrectness, de Luis Alberto de Cuenca, ese poema que arranca con un "Sé buena, dime cosas incorrectas / desde el punto de vista político. Un ejemplo: / que eres rubia. Otro ejemplo: que Occidente / no te parece un monstruo de barbarie dedicado a la sórdida tarea de cargarse el planeta. Otro: / que el multiculturalismo es un nuevo fascismo, / sólo que más hortera".

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Sofía leyendo poemas de autores que 'no son de izquierdas'

Al finalizar, la autoproclamada adalid del meme en España anima a los asistentes a tomarle el relevo en una suerte de micro abierto. El primero que acepta el reto es un chaval de camisa azul metida por dentro y dice lo siguiente: "La mayor tragedia del siglo XX fue la caída de la URSS y Yugoslavia, y Pol Pot no hizo nada malo". El segundo, que afirma estar presente en nombre de VOX y que antes de subir los escalones desde los que recitará se declara "joseantoniano, que no falangista", le lee un poema en latín.

Después, y aunque nadie ha acudido disfrazado de Tercio —ni siquiera nadie ha acudido disfrazado y no hay meme impreso alguno más allá de una rojigualda que sostienen dos de sus acólitos—, Sofía reparte conchas Codan entre los asistentes. También entre los de la contraperformance convocada por Ernesto Castro, que casi superan en número a los que han acudido a la convocatoria oficial.

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El filósofo Ernesto Castro junto a la artista Sofía Rincón, que le enseña la caja de VOXlotil que le han regalado

En un aparte, Sofía me cuenta que decidió convocar la concentración por los memes el día de la vuELta de Pablo Iglesias "por las risas". "Cuando supe de su vuelta me dije que tenía que hacer algo por los memes, por las risas. Es una minitroleada, supongo. No había intención de ir allí y lo dejé claro en redes, esto era simplemente por los memes, por las risas, he leído a autores que no son de izquierdas…, sin embargo, toda la gente, de derechas o izquierdas, era bienvenida", explica.

En E Unibus Pluram, que puede encontrarse en Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, David Foster Wallace describe la ironía de su época como una suerte de plaga social, de virus que paraliza, banaliza y vacía la conversación pública de contenido. En el texto apunta a la cultura televisiva como la principal culpable de la masificación —y en última instancia casi de la pérdida de sentido— de la ironía. Más de 10 años después de la publicación de aquel volumen, basta con abrir Twitter y hacer scroll para darse cuenta de quiénes han sido los más que dignos sucesores de la tele.

Cuando le pregunto por la ironía como arma política, por las redes como potenciadoras del discurso de masas desde la perspectiva irónica y por el rap de VOX, que ni siquiera Abascal, me confiesa Sofía, supo identificar como un capote o un ataque, la dómina afirma que "más que ironía, de lo que se trata es del juego. De saber reírse de sí mismo. Creo que uno de los grandes fallos que tiene esta izquierda actual es que no sabe hacerlo, que siempre está buscando culpables en absolutamente todo. Mira que soy de derechas, pero yo hay una izquierda que reivindico: la de David Bravo, la de Julio Anguita, Javier Nart… pero ya no queda gente como ellos, o más bien, ya no hay formaciones que conciban la política como ellos", explica. Curiosamente, el discurso de vuELta que el líder de Podemos pronunciaba casi a la par se basaba, en buena parte, en la autocrítica. En buscar los culpables dentro en lugar de fuera.

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Las conchas Codan que Rincón repartió entre los asistentes y el libro de Luis Martín Arias del que leyó unos fragmentos

Respecto a la estrategia que comentaba Castro de disfrazar la sinceridad en ironía dando lugar a un discurso posirónico, Sofía replica que "claro que hay cosas que cierta gente no puede comentar de manera no irónica, básicamente porque los linchan vivos. Sin embargo, una mujer puede decir de manera no irónica que hay que exterminar a todos los hombres libremente, porque tiene la ideología imperante", expone. Y añade que ponerle parcela al humor, o decir que es patrimonio únicamente de la izquierda, es un mito. "En el momento en que estás diciendo que determinada gente no tiene derecho a reírse estás cayendo en una forma de fascismo".

Justo antes de dar por finalizada la performance, Sofía le enseña a Ernesto Castro un obsequio que le han hecho: una caja de Nolotil en el que el nombre del medicamento ha sido sustituido por VOX y el número de miligramos que contiene por un irónico "155".

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Finalmente no hubo memes, salvo esta rojigualda, ni disfraces de Tercios

Antes de despedirnos, Castro me dice que para él hay un paralelismo total entre lo que está sucediendo ahora con la memetización de la realidad sociopolítica y con "cómo la vanguardia se convirtió en fascismo; entre la manera en la que el expresionismo alemán se pone al servicio del nazismo y los futuristas al servicio del fascismo italiano y en cómo, de manera similar, en España sucede lo mismo con la Generación del 14, con los compañeros de Gómez de la Serna e incluso con algunos miembros de la generación del 27, que se pasan al fascismo porque es algo gracioso, porque les parece divertido. Lo mismo está sucediendo a día de hoy con los memes. Al fin y al cabo, lo verdaderamente transgresor y edgy es ahora la cultura fascista".

Sigue a Ana Iris Simón en @anairissimon.

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