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Fotos

Mi amigo me tomó fotos pateándole el culo al cáncer

“Sacándole brillo a la calavera” es el proyecto de un par de amigos que jugaron con la muerte y se dieron el lujo de documentarlo.

Clase en bellas artes, caminando por la facultad de artes de la universidad encontramos esta aula llena de esculturas empacadas, infiltrarse en el lugar sin permiso, la excusa perfecta para una foto.

Dug es un diseñador gráfico costarricense que ha hecho lo que pocas personas harán en su vida: pasarse a la muerte por los huevos y robarle un tiempo más de vida. Después de saber que tenía cáncer de testículo decidió llamarle a su buen amigo, el fotógrafo Adrián Arias (con quien platicamos hace una semana), y obligarlo a documentar todo el proceso. Todo esto con la firme decisión de no morir en el intento.

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Aunque todavía no tengo el gusto de conocer a Dug en persona, pude platicar con él a través de internet y puedo asegurar que es de las personas más punks y con más huevos con las que he platicado.

Dug platica con una “colega” del  tratamiento, en el desarrollo del documental, ella falleció.

VICE: ¿Cómo conociste a Adrián?
Dug: Conocí a Adrián gracias a un amigo que estudiaba foto con él. Por ese tiempo otro amigo abría un bar under, así que la gente que estudiaba arte, diseño o foto, iba ahí y así empezamos a ser amigos. Después empezamos a hacer proyectos juntos. Hicimos un corto y varios ensayos fotográficos, también habían planes de hacer guiones y un montón de cosas más. Nos conocimos en la fiesta total.

¿Qué tal los otros proyectos?
Creo que lo más valioso fue que aprendimos a hacer lo que nos dio la gana. Nunca nos basamos o creamos algo para buscar la aprobación de nadie. Siempre hemos criticado al artista que utiliza una fórmula segura o busca sólo figurar.

Me gusta eso de mandar a la mierda todo.
El arte debería siempre ser honesto y no debe insultar la inteligencia del receptor. Uno sabe cuando las cosas son rebuscadas o producidas con la simple intención de vender.

¿Cómo te enteraste de que tenías cáncer?
Nada, fui a un chequeo general con un amigo doctor y ¡pum!, todo explotó ahí mismo.

En los pasillos del hospital Max Peralta, luego de la rutina diaria de inyecciones.

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¿Recuerdas cómo te lo dijo?
De hecho no pudo decírmelo. Yo sólo veía la cara de muerto que tenía, así que no hubo necesidad de decir nada. Llamó a otro médico y platicaron, después me dijeron lo que ya suponía. Desde que vi su cara supe que algo andaba mal. Inmediatamente me dijeron que me tenían que operar de emergencia para extraer el tumor y después venía la quimioterapia. A partir de ahí, todo el asunto se volvió surreal.

¿Qué te pasa por la cabeza en un momento así?
La verdad se te pone la mente en blanco. Después ya caes en cuenta de lo que está pasando y lo que debes hacer, como llamadas, avisar a la familia y todo se pone muy frío.

¿A quién llamaste primero?
A mi madre, que es doctora. En un principio no me creía, como tengo un humor negro, pensó que era una de mis bromas. Después le dije que escuchara, empecé a leer los rótulos internos del hospital y ahí se dio cuenta de todo, me dijo que llegaba ya a ver qué pasaba. Cuando llegó, habló con los doctores e inicié los tratamientos y todo el proceso en ese momento.

¿En qué momento decidiste llamar a Adrián y proponerle el proyecto?
Poco después, el mismo día, creo. No recuerdo cosas concretas, ahora que recuerdo, lo siento como una realidad paralela. Él por nada quería hacerlo, lo tuve que convencer. Pero quise documentar todo el proceso porque era una oportunidad única y un acceso a un tema que sólo podíamos tener en ese momento.

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Una dosis de medio de contraste antes de iniciar una sesión de tomografía axial computarizada (TAC).

¿Qué pensaron sus familias y amigos?
Bueno, todos ya conocían nuestra tendencia por lo controversial. Mi familia siempre me vio siendo un artista y conoció mi amor por el arte y la transgresión, supongo que pensaron que me volví loco, pero nadie dijo nada y apoyaron el extraño proyecto.

¿Cómo tomaste el hecho de tener cáncer?
Te asusta. Pero luego decidí que no me quería morir aún. De hecho, no le hice mucho caso a los doctores. Una vez me cambié la piyama del hospital en el baño, me llevé mi carnet de internado y salí a fumarme un cigarro. Después entré diciendo que tenía un amigo muy enfermo y que lo venía a visitar.  Todo se trata de seguir haciendo las cosas como puedas.

¿A qué te refieres?
Yo ahora entreno box, otra cosa que supuestamente no debería, como tatuarme y también lo hago. Pero son esas pequeñeces las que te definen. Si dejas de hacerlas, ya no es tu vida y es la de una enfermedad. Así que si tomas el control, es muy posible que lo logres. Yo llevo dos años en control y todo perfecto. Creo que el arte, mi familia, mis amigos, las salidas y el graffiti son las cosas que me curaron.

Sesión de Tac, la cual dio como resultado marcadores tumorales negativos.

¿En algún momento pensaste que no lo lograrías?
En mil. No sé si te contó Adrián, pero después de una operación tuve muchas complicaciones, incluso se me abrió el abdomen, dejando salir mis intestinos estando yo consciente. Estuve así cuatro horas hasta que me suturaron, y bueno, en momentos así uno sí se quiere morir.

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Eso no me lo contó.
Dude, fue una mierda. Pero bueno, al final del día, siempre tienes más ganas de vivir que de morir. Claro, no le daba tanta bola a las ganas de morirme porque nada me mataba. Después de lo que pasó con mi abdomen estuve 15 días con suero, sin comer nada y 22 días aislado de todo porque a mis glóbulos blancos los mató la quimioterapia. Son momentos terribles, pero no hay de otra más que ponerse la camiseta.

Podemos decir que la muerte te la peló.
¡Exacto! Por eso el ensayo se llama “Sacándole brillo a la calavera”. Igual la cabrona siempre gana, pero por el momento yo le gané. Lili, como le decimos a Adrián de cariño, ayudó increíblemente, también mi novia de ese momento, mi familia y hacer estas putas fotos.

Dug y su madre discuten en un taxi acerca de su mal vocabulario en camino a su sesión de chequeo en el hospital.

¿Qué fue lo más duro de vivir esto?
Lo más duro es ver a la gente que te quiere hecha mierda por verlo a uno así. No hay nada divertido, aunque cuando quería algo, siempre me salía con la mía.

¿Cuál será el final perfecto para el proyecto?
No sé, tal vez que me atropelle un bus o algo así, jajaja. Es un proceso largo, dentro de tres años me dan remisión, pero para mí la historia terminó y estoy muy seguro de no volverla a vivir.

¿Qué aprendiste de todo esto?
Que si uno es terco y no quiere morir aún, le puede sacar brillo a la calavera. Todo está en la mente.

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Gracias, Dug.
¡Gracias a vos!

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Dug en su cumpleaños número 29 en Cartago, Costa Rica.

“Sacarle brillo a la calavera consiste en acariciar a la muerte todos los días pa' que no te lleve entre las patas, lograr seducir a la Reina Verdugo hasta hacerla tu zorra, claro está, ella siempre te va a ganar y la zorra que sucumbe al final siempre es uno. ¿Pero para qué ponérsela tan fácil?

A mí, el cáncer me quitó un huevo, pero metafísicamente de dio una docena para poder sobrevivir las miles de intravenosas, subcutáneas, dolores de piel, de venas, músculos, huesos, inclusive los dolores de los folículos capilares y cabello fallecidos, los vómitos, las diarreas, las cóleras, depresiones.. en fin, los mil infiernos.

Si le das permiso, el cáncer no sólo te come y te devasta físicamente, te puede hacer metástasis en tu alma y volverla mierda pura.

Por esa misma razón Adrián y yo no pudimos resistirnos a mostrarles un ensayo totalmente dedicado a cómo el alma se vuelve callo y de cómo el famoso huracán de mierda se ve y se siente.”

Dug

@soyalemendoza

Conoce el trabajo de Dug aquí.

¿Quieres más? Lee la primerta parte: 

Mi amigo le pateó el culo al cáncer y le tomé fotos