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El congreso popular nacional de china

Que no es lo mismo que el Congreso Nacional del Partido Comunista, no se esponjen.

Cuando se trata de teatro político, nadie lo hace mejor que el Partido Comunista de China. Claro, no tienen la producción de Estados Unidos ni las actuaciones de Corea del Norte, pero el CPC  compensa por esto con su magnitud y grandiosidad.

Cada año, cuando el hielo comienza a derretirse, los líderes del país se reúnen en Bejiing para lo que se conoce como lianghui, o “dos juntas”: el Congreso Popular Nacional (CPN) y la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino (CPCPC).

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Sé lo que están pensando: ¿no acabamos de hacer esto en noviembre pasado? ¿Qué Xi Jinping no es ya el nuevo líder de China?

El XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista que se llevó acabo en noviembre pasado fue una reunión entre el CPC, en la que se “eligió” a Xi como Secretario General del Partido Comunista Chino y Presidente de la Comisión Militar Central del CPC, los dos puestos dentro del partido que realmente importan.

En contraste, la "dos juntas" no son reuniones del CPC, sino del gobierno chino en si, el cual es controlado por el CPC. ¿Confundido?

LAS DOS JUNTAS

Abordemos la parte técnica primero.

El Congreso Popular Nacional es la legislatura de China y el órgano más importante en la escala de poder estatal. Es responsable de elegir al presidente de la República Popular China y aprobar su designación del viceprimer ministro del Consejo de Estado, los dos puestos más altos dentro de la burocracia del estado. Pero esa responsabilidad contrasta con su papel como un parlamento que aprueba todas las decisiones tomadas con anticipación por el CPC, el cual cuenta con el 70 por ciento de los votos.

El CPN también aprueba la designación de otros oficiales de alto rango como los viceprimer ministros (China tiene cuatro), los consejeros de estado (cinco), así como el gabinete de ministros, todos ellos nominados por el primer ministro. Su poder viene de su capacidad para aprobar legislaciones y modificar la constitución.

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El CPCPC, por otro lado, no es parte del gobierno, sino que funciona como comité consultor y ofrece ideas al CPN tras estudiar a fondo los problemas que enfrenta la sociedad china. Sus miembros, quienes también son nominados, provienen de un sector más amplio de la sociedad china e incluyen a celebridades como Yao Ming, al reciente premio Nobel Mo Yan, y al veterano del CPC Jackie Chan.

No quiere decir que las dos juntas sean completamente ineficaces, pero a veces es difícil tomarlas en serio.

Por ejemplo, ambas juntas están nominadas por el CPC pero cuentan con miembros de los ocho partidos más pequeños y democráticos conocidos como Frente Unido. Esto sería genial, excepto porque estos partidos son controlados por el CPC y sus miembros equivalen a menos de un millón, o el uno por ciento del total de miembros del CPC.

Además, la minoría étnica delega al CPN y al CPCPC (China tiene 55 minorías étnicas) suele llegar a las juntas vestida con sus prendas tradicionales. No está claro si esto es por elección propia pero, al ser los únicos que no portan trajes oscuros idénticos o uniformes militares, sobresalen como personas disfrazadas durante una convención de animé.

Estos intentos por mostrar la democracia interpartidaria y unidad cultural terminan por contribuir a la idea de que las dos juntas son sólo una farsa.

Igual que el Congreso Nacional del CPC en noviembre pasado, todas las decisiones importantes que se toman en estas dos juntas fueron previamente acordadas, en habitaciones a puerta cerrada y reuniones privadas. Lo que el pueblo ve es una versión pacífica y armoniosa del proceso.

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Pero no todos los shows son iguales. En términos de importancia real, si el Congreso Nacional del CPC es Broadway, entonces el CPN es Off-Broadway y el CPCPC es el grupo de improvisación de la universidad.

CINCO MIL AÑOS DE DRAMATISMO

Aunque las dos rara vez ofrecen sorpresas, reciben un extensa cobertura por parte de los medios estatales, en parte porque esas son sus órdenes.

Sin embargo, a pesar de toda esta cobertura, los chinos promedio prestan poca atención a las juntas, aunque este año se decidirá la siguiente etapa de gobierno. Cuando le pregunto a mis amigos chinos por qué no siguen las noticias “No tiene nada que ver conmigo” es la respuesta más popular, seguida por “¿A quién le importa? No va a cambiar nada”.

En el mundo digital, sin embargo, la respuesta a las juntas ha sido menos fatalista y más sardónica. Ya que la elección del presidente chino ocurrió un día después del nombramiento del Papa Francisco, se han jugado muchas bromas a estas dos rígidas y opacas instituciones.

Un chiste en Weibo, el sitio de micro blogs más popular en China, decía algo como: “1,200 millones de católicos no tenían idea de quién sería su Papa, pero 1,300 millones de chinos llevamos largo tiempo sabiendo quien será nuestro siguiente presidente”.

Xi ganó la votación con 2,952 votos a favor, 1 en contra y 3 abstenciones, lo que le convierte en el líder más amado, junto a Kim Jong-il y Bashar al-Asad.

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Para entender cómo es que la votación pudo haber arrojado este resultado, tenemos que recordar que a los diputados los eligen de forma individual, y no se les vuelve a ver si hacen demasiado ruido. Los que obedecen terminan teniendo carreras largas.

Por ejemplo: Shen Jilan. Esta mujer de 84 años ha sido diputada desde la fundación del CPN en 1954, y es la primera diputada en ser elegida para el CPN 12 veces consecutivas.

¿Su secreto? Nunca votar no.

LOS PRÓXIMOS 10 AÑOS

Estaría mal llamar a estas dos juntas un mero espectáculo, pues representan una oportunidad para que los líderes en China señalen el rumbo en el que quieren llevar al país.

Al principio de cada CPN, los oficiales de más alto rango entregan un reporte en el que resumen sus logros y establecen nuevas objetivos para el futuro. Este año, el primer ministro Wen Jiabao evaluó su último periodo en el poder.

En su reporte, Wen presume cinco años de “crecimiento rápido y estable”, unos “exitosos” juegos olímpicos, el aumento de los ingresos per cápita, la expansión de la red ferroviaria, avances en vuelos espaciales tripulados y la comisión del primer portaviones chino.

Pero bajo el mandato de Wen también se amplió la brecha entre los distintos niveles de riqueza, la inflación mermo el efecto de los aumentos salariales, y aumentaron las tensiones domésticas e internacionales, en particular con Japón. La administración de Hu Jintao tampoco pudo detener la degradación ambiental debido al rampante desarrollo económico y la corrupción generalizada que culminó con la expulsión de Wang Lijun y Bo Xilai.

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Aunque Wen pidió a la siguiente generación de líderes que se enfocaran en el medio ambiente, la disparidad entre ingresos y salud, el orden público, y la seguridad alimenticia, es un poco irónico escuchar a alguien cuya familia extendida vale miles de millones de dólares hablar sobre reducir la disparidad económica.

También resulta irónico que seis días después de que Wen llamara a mejorar el medio ambiente y la seguridad alimentaria, 900 cerdos aparecieron muertos en el río Huangpu en Shanghai, el cual se utiliza para extraer agua potable.

Mientras la década de Xi se cierne sobre nosotros, la pregunta en la cabeza de todos es: ¿será él quien reforme al país?

Xi, hijo de un político y revolucionario comunista, se ha cultivado un aire de humildad. Una biografía oficial habla de un “hombre del pueblo”, a pesar de que su familia también es ridículamente rica.

Desde que se convirtió en líder del partido, Xi ha pedido un fin a la extravagancia oficial, en particular a los banquetes repletos de comida y alcohol que se organizan con fondos públicos. También pidió que el CPC “lidiara con las duras críticas”.

Al cierre del CPN, Xi habló sobre la creciente desigualdad en el país y enfatizó la necesidad de rechazar el “hedonismo y la extravagancia, y luchar decididamente con la corrupción”. También dijo que peleará por “el gran renacimiento de la nación china”.

Por su lado, Li Keqiang, el nuevo primer ministro, resaltó la protección ambiental y la reforma económica, y ha prometido luchar contra la corrupción y el gasto inútil. También mencionó la necesidad de garantizar que el “poder se ejerza de manera abierta y transparente”.

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“Estamos dispuestos a aceptar la supervisión de toda la sociedad y los medios”, agregó.

Sólo el tiempo dirá si estas promesas serán más válidas que las que Hu y Wen hicieron hace una década.

El miércoles, un día antes de que Xi fuera nombrado presidente, el reconocido disidente Hu Jia fue agredido por supuestos policías. El viernes, un periodista de Sky News fue detenido tras mencionar las manifestaciones democráticas de 1989 mientras reportaba desde la Plaza Tiananmen. Hasta el momento, el número de cerdos muertos encontrados en el río Huangpu ascendió a más de 13 mil.

Es poco probable que los nuevos líderes en China rompan la cuarta barrera y aborden estos problemas directamente. También es poco probable que Xi y Li se ensucien las manos para arrancar esa corrupción que envenena al país desde la raíz.

Imagino que el próximo año, cuando llegue la primavera a Beijing, veremos a las mismas personas en la Gran Sala del Pueblo, sonriendo mientras asienten con la cabeza, mientras pretenden que todo está bien. Después de todo, la función debe continuar.

Investigación adicional por Irene Xiong.

Imágenes via Xinhua.

@dingsanbai

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