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la jericalla

Vergara no existe

De vendedor de tacos de carnitas pasó en apenas una década a ser uno de los empresarios más ricos del país.

El hecho de no llevar calcetines no vuelve excéntrico a nadie —aun cuando vaya bien trajeado—, aunque a los periodistas les parece importante anotar ese detalle de mal gusto (a menos que se trate de un elegante hipster o un sucio turista italiano, pero no es nuestro caso). El tapatío Jorge Vergara (1955) es como un Carlos Slim región 4, pues de vendedor de tacos de carnitas —véase Jorge Zepeda Patterson, Los amos de México, Temas de Hoy, 2007— pasó en apenas una década a ser uno de los empresarios más ricos del país vendiendo vitaminas y complementos alimenticios “para pobres”, dice, lo que provoca suspicacia entre los malpensados de siempre. No, no es excéntrico, es uno de esos nuevos ricos que prodigan desplantes y declaraciones canallescas con tal de hacer sentir el poder que les confiere mágicamente su cuenta bancaria.

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En el sitio que promueve el libro Jorge (así nomás: Jorge; si usted se llama Jorge y piensa publicar su biografía busque otro título. Sorry) se presenta a este hombre “como un ser humano excepcional”, caramba, faltaba más, que “ha trabajado desde los ocho años sin detenerse”. Descanse (usted, no Jorge: él sigue haciendo lana). “Fue aprendiz de mecánico, traductor, vendedor de autos, libros y bienes raíces”. ¿Vieron cómo elude lo de los tacos de carnitas? “Montó un negocio donde él mismo cocinaba y entregaba banquetes a domicilio. Su interés por la alimentación lo llevó a fundar, en 1991, su propia empresa de complementos nutricionales. Omnilife nació con diez mil dólares prestados, tres empleados y seis distribuidores. Hoy, la empresa cuenta con 3 mil empleados, 4 millones de distribuidores en más de 20 países”.

Ese tono campea en el resto de esta historia narrada por Laia Jufresa —joven promesa que “pasó dos años inmersa en el mundo de Omnilife para hacerlo caber en una biografía” adornada con frases como: “La transformación de las Chivas y de Jorge fue mutua. Su interés por invertir en las Chivas era la actitud coherente del empresario que se preocupa tanto por lo deportivo como por la superación de las personas en otros ámbitos”. (Ajá. Günter Wallraff se disfrazó de inmigrante turco en Alemania y trabajó en los empleos que ni los negros quieren para obsequiarnos una pieza maestra del periodismo: Cabeza de turco [1999].) Lo que no se lee en ese libro es que los vendedores de polvitos mágicos de esa corporación piramidal llamada Omnilife ven en Vergara poco menos que a un mesías, al que muchos llaman “papá”, y creen que de veras está “transformando al mundo”, como lo asegura el charlatán Deepak Chopra.

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Cuando a uno le sobra el dinero puede hacerla de mecenas y apoyar el arte, el cine, las revistas culturales, la música, la arquitectura ecoamigable y hasta el balompié nacional. Aunque sea de manera esporádica y caprichosa, para codearse con directores, artistas, estrellas del momento y al día siguiente olvidarse de ello. Así produjo Y tu mamá también y un par de películas más; las revistas culturales WowCeleste (ya desaparecidas); unos cuántos discos de pop, incluyendo uno de Joselo Rangel, otro de Silverio y hasta una edición del Jessico de Babasónicos. Fundó el Gran Premio Omnilife a la plástica que se otorgó entre 1991 y 2001, aunque lo abandonó “a petición de la comunidad de artistas locales”. La Planta, un espacio para exponer arte contemporáneo, apenas duró ocho meses abierta entre 2007 y 2008 y cerró, se dice, cuando la nueva esposa de Vergara, Angélica Fuentes, tomó esa decisión pues el lugar había sido idea de aquél y su ex mujer, Rossana Lerdo de Tejada (por desgracia el Hola! no recogió el rumor).

Un proyecto de Vergara es la creación de un “complejo residencial, comercial y de oficinas que en su primera etapa requerirá poco menos de 38 millones de dólares”, que se llamará Boreal —antes centro JVC— y se construirá alrededor del casi siempre vacío y de difícil acceso estadio de futbol Omnilife-Chivas —si es usted un villamelón como yo, le recuerdo que Vergara compró en 2002 este popular equipo, queestaba muy alicaído, y desde entonces eso ha provocado numerosos disgustos y polémicas entre los hinchas y en los medios y hasta una demanda por haberse tratado dizque de una “compra ilegal”, la que acaba de ganar, por cierto. “En momentos en que Guadalajara vive una fuerte lucha entre grupos delictivos, [Angélica] Fuentes comenta que en Boreal se podrá caminar con tranquilidad en el parque, rumbo a casa y los centros comerciales”.

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Aquí podemos apreciar con claridad su delirio mesiánico.

La polémica es lo suyo, el protagonismo, los dimes y diretes. Insulta a las divas del futbol nacional y es insultado por ellas en vulgares duelos de fanfarronería. La vieja rivalidad entre Vergara y el no menos veleidoso Nery Castillo tiene un nuevo capítulo. El jugador dijo que a Vergara nadie lo conoce, fuera de México, y éste respondió a los medios, con una expresión de las señoras de los años sesenta, que “le vale sombrilla”. Castillo también declaró que por su poder y su dinero muchos futbolistas se abstienen de expresar lo que realmente piensan del dueño de Omnilife y otros millonarios en el negocio del balón. Vaya, el Pachuca sancionó al jugador por decir eso y por enviarle al empresario el siguiente mensaje en su cuenta de Twitter después del triunfo de los Tuzos sobre las Chivas: “Jajajajaja qué lindo es el futbol; a todos los que criticaron les mando un besitoooo jajajaja, Vergara un saludito disfruta el triunfo”.

Lo que sí disfruta Vergara ahora es el reciente triunfo del Guadalajara sobre el América y el éxito innegable de su empresa, cuyo lema es “Gente que cuida a la gente”.

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