'The Spoils of War' fue un episodio perfecto de 'Game of Thrones'
Todas las imágenes cortesía de HBO.

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Game of Thrones

'The Spoils of War' fue un episodio perfecto de 'Game of Thrones'

Los momentos de ternura e intimidad entre personajes queridos fueron contrastados con brutales actos de guerra.

Advertencia: Spoilers a continuación.

Es una especie de broma cósmica que el último episodio de Game of Thrones se titulara "The Spoils of War", porque en efecto hubo spoilers, ya que el episodio se filtró dos días antes de lo previsto. Realmente espero que hayan tenido la moderación para verlo hasta el domingo, en lugar de gastarse la vista con la versión pirata y llena de pixeles. En realidad no importa la manera en cómo lo vimos, ya que todos nos quedamos con la misma impresión: fue uno de los mejores episodios en la historia de la televisión.

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"Cosas que la mayoría de la gente no creería"

El cuarto episodio de la séptima temporada fue un regreso al estilo anterior enfocado en el desarrollo de personajes. También abrió nuevos caminos en la narración visual, sobre todo en el último cuarto, durante la escena de la batalla —más que nada una masacre— y ciertamente fue similar a las batallas de Hardhome o Blackwater Bay. Entre las escenas encantadoras de algunos personajes, un desarrollo de la trama despreocupado y una carnicería total, también hubo algo que los fervientes seguidores de la serie habían reclamado en medio de los enfrentamientos náuticos de esta temporada y los floridos soliloquios: me refiero a las discusiones sobre las raciones de trigo y otros cereales.

Las raciones de cereales son parte del cargamento de las carretas que los Lannister saquearon de The Reach. El asesino cómico y el compinche favorito de todos, Bronn, se da cuenta de que Jaime Lannister no está del todo contento a pesar del exitoso saqueo de Highgarden y la ejecución de su reina errante. "¿La Reina de las Espinas te dio un último pinchazo en las bolas antes de decir adiós?" le pregunta. Pero sabemos que la despedida de Olenna no sólo fue impactante; fue una alegre confesión sobre el asesinato de Joffrey, el hijo de Jaime. Ahora sabe que su hermano, Tyrion, ha sido inocente todo este tiempo y que su actual dilema, mantener a raya los apetitos de su hermana Cersei, sedienta de poder, se deben a un regicidio que pudo haber sido evitado (o como se llame cuando tu hijo, que también es tu sobrino, es envenenado por la madre de tu nuera), lo que deja a Olenna con la última carcajada. Así que es natural que actúe así con Bronn, que está un poco molesto de que las recompensas por su servicio hayan sido tan escasas (se supone que es una monarquía, no una meritocracia) y entonces es enviado a despojar a los agricultores locales de su trigo. Después tenemos una escena inofensivamente divertida sobre cómo la reina Cersei salda la deuda de sus préstamos junto al portavoz del Iron Bank, Tycho Nestoris, a quien planea pagarle usando las arcas robadas a Highgarden.

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Las cosas no están tan tranquilas en Winterfell, donde Petyr Baelish le entrega a Bran Stark la daga adornada que utilizaron en su intento de asesinato, que a su vez provocó la Guerra de los Cinco Reyes y la mayor parte del drama hasta el momento. Da un buena nota de continuidad, pero realmente tengo que preguntarme ¿cuál es exactamente el plan aquí? Littlefinger ni siquiera se molesta en explicar cómo es que acabó poseyendo la daga, por qué piensa que es un recuerdo divertido para Bran (casi me muero por una piedra en el riñón, pero no la coloqué en el pretil de la chimenea después), o por qué de repente comenzó a citar Blade Runner de memoria ("imagino que has visto cosas que la mayoría de la gente no creería"). En cualquier caso, Bran no se deja engañar porque —aquella mirada muerta en sus ojos lo dice todo— ha visto todo lo ocurrido en Game of Thrones en su mente, un hecho que lo ha convertido en un pervertido. Bran sigue con su actitud estoica con la pobre Meera, parecido a un joven que regresa de la universidad durante las vacaciones y que se vuelve condescendiente con sus viejos amigos porque nunca han oído hablar de Friedrich Nietzsche. Meera le dice: "Tú moriste en esa cueva", después de que Bran apenas y puede darle las gracias por haberlo regresado a su casa. Pero también tiene mucho de qué estar agradecida. Luego de sobrevivir cinco temporadas en la serie —una hazaña por sí misma— va a regresar con su familia.

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Más conversaciones sobre cereales y trigo

Con sus heladas temperaturas, torres desgastadas por la batalla, e interiores rústicos, no pensarías en Winterfell como un destino de viaje ideal, pero ha recibido muchos visitantes esta temporada. Otro personaje más ha llegado hasta su puerta: nada menos que Arya Stark, a quien ponen al tanto de los acontecimientos actuales. (Una cosa que me molesta, sin embargo, es cuando Arya pregunta, "¿Qué Lady Stark?" Bueno Arya, tu madre está muerta, y tu hermano es soltero. Así que ¿cuántas podría haber en este momento?) Su encuentro con Sansa en las criptas de Winterfell es dolorosamente enternecedor. Ambas recrean juguetonamente su vieja rivalidad de hermanas cuando Arya le pregunta, "¿Tengo que llamarte Lady Stark ahora?" Y Sansa responde sin pensarlo: "Sí". Pero ahora son dos mujeres adultas, ambas impresionadas la una con la otra en secreto de lo lejos que han llegado, y esto hace que el drama sea sorprendentemente creíble, aunque sólo estén relatando los eventos que vimos desplegarse en tiempo real. También fue muy emocionante ver a los tres hermanos Stark que quedan vivos descifrar su lugar en la historia en el Godswood. Sansa podrá ser engreída, Bran podrá haberse vuelto un esnob arrogante ("veo bastante ahora"), y Arya una asesina a sangre fría, pero son familia, y nada —ciertamente no Littlefinger, quien para este punto debe haberse dado cuenta de que su estancia en Winterfell está impacientando a sus huéspedes— los separará de nuevo.

Lo más efectivo aquí no es sólo la cinematografía, aunque es magnífica y cabal con respecto al tamaño y la posición de los combatientes, sino que, por una vez, simpatizamos con ambos bandos.

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Una característica muy agradable de este episodio fueron los breves momentos de familiaridad entre los personajes. Estoy pensando en cuando Brienne decide aceptar un cumplido de Podrick, el asentimiento que Jaime le da a Bronn cuando se ponen de acuerdo en que Randyll Tarly es un cretino, la conversación de chicas que Missandei y Daenerys comparten justo antes de que aparezca Jon Snow, y cuando Jon baja su propia guardia mientras pasea con su teniente Davos Seaworth, quien corrige su gramática (demostrando que el legado de Stannis sigue vivo).

Este episodio realmente tuvo de todo, ya que Daenerys y Jon compartieron un raro momento de intimidad mientras examinaban las pinturas rupestres aborígenes de los Primeros Hombres bajo Dragonstone. También hay una alusión al pasado cuando Daenerys vuelve a pedirle a Jon Snow que le jure pleitesía para salvar a su gente, cuando le pregunta, "¿No es su supervivencia más importante que tu orgullo?", que es la misma pregunta que Jon le hizo a Mance Rayder. Es también una cuestión que subraya la preocupación de la serie con el conflicto entre el deber, el pragmatismo, y los intereses de los personajes. Esto surge de nuevo cuando Tyrion le cuenta a Daenerys que sus ejércitos fueron llevados a una trampa en Casterly Rock. Frustrada con la timidez de los consejos de Tyrion y contemplando un ataque directo montada en dragón, ella le pregunta a Jon Snow: "¿Qué crees que debo hacer?" y Jon le contesta "La gente que te sigue sabe que has logrado algo imposible. Tal vez eso les ayude a creer que puedes lograr otras cosas imposibles. Crear un mundo que sea diferente de la mierda que siempre han conocido. Pero si los usas para derretir castillos y quemar ciudades, no eres diferente, eres más de lo mismo.

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"Huye, idiota"

No está claro si Daenerys tomó o no el consejo de Jon cuando se presenta para el evento principal del episodio, pero antes de llegar allí, tenemos un puñado de escenas muy satisfactorias. Primero, Arya y Brienne dejan ver su admiración la una por la otra mientras combaten en los patios de Winterfell. Es raro ver a dos personajes pelear sólo por deporte, y su goce hace que sea tan emocionante como si estuvieran enfrentando un peligro real. Sansa —a quien interrumpen mientras habla sobre, lo adivinaron, las raciones de cereales— observa la sesión de entrenamiento con interés. Littlefinger también mira con… interés. Pero es el tipo malo de interés, el tipo de interés específico de un merodeador que trata de abrirse camino —mediante el sexo— en la dinastía Stark. Baelish se da cuenta de que si va a seguir adelante con sus planes para Sansa, ahora tendrá que pasar por Arya, que en una gran toma que captura su reacción, parece comprender con una mirada toda la traición que que encierra Littlefinger. Luego vemos a Davos y Jon como si fueran compadres, en las almenas de Dragonstone, en una escena que hemos visto en mil comedias románticas, pero que de alguna manera resulta encantadora: "¿Qué piensas de ella?" "¿De quién?" "Creo que sabes de quién hablo." "Creo que tiene buen corazón." "¿Un buen corazón? He visto que te has fijado en su buen corazón". Sabemos lo que viene por supuesto, pero la serie está manejando el romance incipiente entre el Rey en el Norte y la Reina de los Dragones con un toque sorprendentemente ligero. Luego se topan con Missandei, impresionante como siempre, aunque su percepción sobre las convenciones de Westeros resulta extrañamente ingenua. Después de un flirteo respetuoso de Davos, Theon llega a la orilla de la playa. Jon deja en claro que sólo le permite marcharse a Theon —lo cual, después de todo, es su principal pasatiempo— porque salvó a Sansa de los Bolton. Theon pregunta por Daenerys, pero ella no está a la vista. ¿A dónde fue?


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En el explosivo final del episodio, vemos a Bronn y Jaime fortificando una zona bellísima (creo que tal vez es Andalucía). Entonces los Dothraki —un pueblo tan temible que se agrupa en "hordas"— los embisten desde las llanuras. En realidad vemos su avance en el horizonte, mientras se escuchan sus gritos en la lejanía antes del ataque, con Daenerys volando en el cuello de Drogon como Bastian sobre el dragón de la suerte al final de La historia sin fin.

No puede decirse lo suficiente sobre lo asombrosa que resultó esta batalla. Antes de que termine vemos un ejército incinerado por un dragón, un Dothraki atravesado por un escorpión (que es realmente como se llama la mega ballesta), gente corriendo en llamas y un caballo de tres patas. Lo más efectivo aquí no es sólo la cinematografía, aunque es magnífica y cabal con respecto al tamaño y la posición de los combatientes, sino que, por una vez, simpatizamos con ambos bandos. Nos preocupan los dos. Cuando Drogon es expulsado de debajo de Dany, miramos con terror mientras caen en picada por el aire. Segundos más tarde, cuando se recuperan y Drogon incinera el escorpión (porque a la mierda esa cosa), nuestro alivio dura poco mientras Jaime pega una cerrera en su caballo hacia una muerte segura.

Incluso nos sentimos mal por el ejército Lannister, desesperadamente superado, cuando un Dothraki le dice con desprecio a Tyrion, quien observa desde una colina: "Tu gente no sabe luchar". En ese momento, mientras suena un remix súper triste de "The Rain of Castamere" y Jaime observa la masacre, olvidamos que son los villanos. De repente, la dispersa y condenada masa de personas en el campo de batalla se vuelve dolorosamente humana. Jaime cabalga hacia las mandíbulas de Drogon, pero es salvado por un Bronn ex machina, y vemos todo a través de los ojos de Tyrion, mientras murmura: "Huye, idiota ". Pero él ha estado atento a la historia hasta este momento, y no va a ninguna parte. Y tampoco nosotros. Todos somos Lannister ahora, y aún tenemos que pagar nuestra deuda con la serie.