FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Este documental sobre Ai Weiwei es capaz de sacar una risa en medio de su desgracia

Cuando todo en la vida de Ai Weiwei se vuelve opresivo y caótico, él es capaz de hacer chistes y reírse de la situación, y Andreas Johnsen lo registra todo en su documental Ai Weiwei: The Fake Case.

Imagínese que el gobierno chino lo tiene entre ojos y que un día, mientras usted se prepara para abordar un vuelo a Hong Kong, lo capturan y lo tienen prisionero tres meses, interrogándolo a diario y torturándolo psicológicamente, sin dejar de vigilarlo, incluso cuando usted está durmiendo. Imagínese que después lo "dejan libre" pero usted no puede salir de Beijing.

Luego ponen en todos los lugares que usted frecuenta cámaras de vigilancia que registran cada uno de sus movimientos. Lo siguen en secreto a todas partes que va, y, además, le cobran una multa millonaria por una supuesta evasión de impuestos. Imagínese que todo esto le pasa porque usted es un artista cuyas acciones revelan las ironías y las injusticias de un gobierno autoritario que además quiere demostrar con su captura que nadie es intocable para ellos.

Publicidad

Imagen de una de las piezas de la exposición S.A.C.R.E.D., en la que Ai Weiwei recreaba varias escenas de su captura de 81 días por parte del gobierno chino. Todas las imágenes son cortesía de Andreas Johnsen.

Esta fue la historia del artista chino contemporáneo Ai Weiwei quien, desde junio del 2011 hasta junio del 2012, fue prisionero en su propia ciudad, en su propia casa y en su propio estudio, y quien hasta hace poco más de un mes recibió su pasaporte de vuelta el cual tenia incautado el gobierno del país. Además de ser vigilado por la policía quien a menudo se ubicaba alrededor de su casa y de ser seguido por lo que él afirmaba eran espías del gobierno, Ai Weiwei también fue seguido y grabado continuamente por un director de cine danés, Andreas Johnsen, quien por estos días está presentando en Colombia el documental resultado de esta experiencia: Ai Weiwei: The Fake Case.

El director danés había contactado a Ai Weiwei antes de que fuese capturado por el gobierno de su país, y había comenzado a filmarlo días previos a que la situación del artista se volviera un escándalo internacional. "Cuando contacté a Weiwei al principio me dijo 'No hay forma de que pase [el documental]. Estoy muy ocupado y todo el mundo quiere hacer una película sobre mí. No tengo tiempo para eso'", me contó Andreas cuando nos sentamos a hablar después de verlo desayunar en el Hotel Movih en el norte de Bogotá.

El director aprovechó que un amigo suyo iba a visitar al artista para enviarle sus documentales previos y, aparte, una carta donde le explicaba que no interferiría con lo que él estaba haciendo. "Ai Weiwei vio cinco minutos de mi documental anterior, Murder, y luego le dijo a su asistente que me llamara y me dijera que podía ir cuando quisiera. Y así fue que empezó", me contó mientras me pasaba una copia de Murder.

Publicidad

The Fake Case empieza justo en el momento en que el artista contemporáneo Ai Weiwei es liberado, tras 81 días de estar retenido por el gobierno de China sin estar acusado de ningún cargo claro. Un Ai Weiwei notablemente más delgado, con una barba larga y enmarañada, se baja de un carro al frente de su estudio en Beijing e inmediatamente es seguido y rodeado por una masa hambrienta de cámaras y reporteros llenos de preguntas. Ai Weiwei sólo responde: "Perdón, no puedo. Estoy en libertad condicional (…) No puedo hablar, lo siento mucho. Por favor entiendan, muchas gracias". La puerta verde de su estudio se cierra y una cámara desde adentro ve cómo desaparecen los reporteros detrás de ella.

En ese punto empieza la travesía de Johnsen junto a Ai Wewei, y desde esa primera escena no se puede evitar pensar en la dificultad, tal vez la ironía (pero en realidad lo oportuno) de hacer un documental en una situación en la que su protagonista no puede hablar. En la que, además, está presente el constante acecho de un gobierno que retiene, interroga y encarcela a cualquiera que considere su oponente.

"Weiwei salió de tres meses de detención. No tenía idea de lo que iba a pasarle. Lo pusieron bajo restricciones bastante severas, había un montón de cosas que no podía hacer, gente con la que no se podía ver y constantemente lo estaban vigilando", dijo Johnsen. "Tienes a un hombre que sale y tiene que superar todos estos obstáculos, y volver a su familia, volver a la vida, volver a la sociedad, y ¿qué va a hacer? ¿cómo lo va a hacer?".

Publicidad

Andreas Johnsen acompañó y prácticamente vivió con Ai Weiwei por periodos interrumpidos desde 2010 hasta 2013, tres de los más agitados años de la vida del artista, en los que fue censurado por el gobierno chino, capturado y eventualmente puesto en arresto domiciliario. Durante ese periodo la cámara de Johnsen siguió al artista sin descanso, registrando cada uno de sus movimientos: podría pensarse que estando bajo constante vigilancia lo último que querría Ai Weiwei es una cámara más, pero esa no es la manera en la que reacciona. "Él está muy consciente del poder que tiene la documentación. Por ejemplo, si tenía algún encuentro con las autoridades, quería que eso se documentara tanto como fuera posible", afirmó Johnsen. "Quiere que su vida cotidiana se documente y así siempre pueda decir: 'no, yo no hice eso, hice esto', si lo están acusando de algo. Sabe que también es algo que lo puede proteger".

Su obsesión por el registro que realiza y que realizan de él es tal, que incluso llegó a montar, en respuesta a la constante vigilancia durante su arresto domiciliario, varias cámaras dentro de su estudio, que registraban y transmitían sin parar su rutina diaria.

Tal vez a fuerza de estar tanto tiempo juntos, y de compartir lo que eventualmente debió casi fusionarse en una sola vida, Johnsen y Weiwei se volvieron amigos, y es tal vez gracias a esta cercanía que The Fake Case logra capturar la historia desde una visión contemplativa e íntima de los hechos. De forma consciente el director trata de evitar que la tensión política se vuelva protagonista. En su lugar, presenta el retrato de un hombre que lidia con una constante sensación de amenaza, cosa que le trae problemas a la hora de dormir.

Publicidad

"Yo me estaba quedando ahí, como un amigo, y quería dejarlo hablar de lo que él quería hablar cuando él quería hablarlo. Nunca lo presioné para que me contara algo específico", me contó Andreas.

Seguramente es gracias a esta forma intuitiva de aproximarse a otra persona (que no denuncia sino que atestigua) que el documental hace sentir la presencia del gobierno chino de una forma más cercana a la manera en que el mismo Ai Weiwei debía sentirla en esa época: incorpórea y un poco imprecisa, pero omnipresente y al acecho.

"Había una incertidumbre silenciosa hirviendo en la atmósfera, constantemente. Ocupando todo el espacio", me reveló Andreas. "Estás experimentando una quietud pero puedes sentir que hay algo en el fondo, que de alguna forma es amenazante, porque no sabes qué es y que es como un arma que el régimen chino está usando contra la disidencia. Una especie de presión psicológica bajo la que estás constantemente. Vives 100 por ciento bajo una incertidumbre".

Antes de The Fake Case, otro documental ya se había interesado por la figura del artista chino: Ai Weiwei: Never Sorry, de la directora estadounidense Alison Klayman. El inicio del documental de Johnsen empieza justo en el mismo momento en el que termina el de Klayman, casi como si hubiese sido algo orquestado entre los dos. Efectivamente, ambos directores estuvieron filmando al mismo tiempo, y al final, Johnsen acordó con Klayman que él esperaría hasta que ella lanzara su película para lanzar la de él.

Publicidad

"Mi primer viaje a Beijing creo que fue en junio de 2010: conocí a Weiwei y empecé a filmar desde el primer día. Después de unos días llegó esta mujer con una cámara gigante, era Alison Klayman. Estaba muy sorprendida de verme, y estaba muy enojada con Weiwei por dejarme filmar a mí también. Pero lo chistoso es que Weiwei no me había dicho que ella iba a hacer una película, y no le había dicho a ella que yo iba a hacer una película. Creo que probablemente no pensó en eso, o tal vez fue parte de uno de los juegos que a él le gusta jugar. Fue muy chistoso", me contó mientras se reía.

Frente a lo que parece absolutamente cruel e indignante, el artista responde con chistes que hablan de la situación con una agudeza especial, tal y como lo hizo en su video musical de 2013 Dumbass, en el que reactúa las situaciones a las que estuvo sometido durante los 81 días que estuvo retenido mientras canta y baila en ropa interior femenina.

The Fake Case le da un lugar especial a este humor, en varias escenas es imposible no reírse mientras Ai Weiwei se queda dormido en la mitad de una conversación, por sus problemas de insomnio, y los miembros de su equipo empiezan a tomarle fotos y a tomarse fotos con él. Hay una escena en particular en que un periodista británico básicamente le ruega al artista que lo deje hacerle una entrevista, ante lo que finalmente Ai Weiwei le dice que bueno, que va a dejar que lo grabe, pero en la ducha, mientras se baña. El periodista seriamente le responde que eso no sería muy decente, y Weiwei le responde que él considera que bañarse es muy decente y de buen gusto.

Publicidad

"Weiwei es un tipo muy divertido. Y cuando él estaba de buen humor nos divertíamos mucho juntos, estábamos jugando. Creo que tenemos el mismo tipo de humor y hubo ciertas situaciones que eran realmente absurdas, y él lo sabía y yo lo sabía, y lo único que teníamos que hacer era cruzar miradas. Por ejemplo con el periodista británico fue muy chistoso y muy absurdo, y él [el periodista] ni siquiera podía darse cuenta de eso. Pero Weiwei y yo lo vimos y seguimos llevando [la situación] al límite", me dijo Andreas. "Nosotros como humanos somos muy buenos sobreviviendo a todo tipo de situaciones dementes, y a menudo lo hacemos con humor. Creo que esa es una forma en que simplemente sobrevivimos. Y creo que eso es algo muy importante de mostrar en la película".

Así que ya sabe, siga su consejo: la próxima vez que usted sea víctima de abusos, que tenga problemas con la policía, que se parta un brazo o que simplemente sienta que su vida es una mierda, ríasele en la cara.

Ai Weiwei: The Fake Case ya se presentó en Bogotá y Medellín, se presentará en Cali el 10 de septiembre, en Barranquilla el 20 y en Cartagena el 24. Puede consultar acá la programación.

Si se lo perdió puede encontrar otras formas de verlo en el sitio web del documental.