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Un muerto y uno muy vivo: La previa de Chivas vs. Cruz Azul

Cruz Azul y Chivas atraviesan momentos muy distintos.

Dos años y medio es lo que Cruz Azul tiene sin poner un pie en la Liguilla del futbol mexicano. Si hiciéramos un ejercicio comparativo con otros equipos, llegaríamos a la conclusión de que no es mucho tiempo; qué son dos años y un poquito más en nuestros tiempos donde la vida es un ajetreo constante. Pero si vemos a detalle los acontecimientos —las formas— de cómo han transcurrido esos 30 meses para los aficionados cementeros, nos encontraremos con una serie de infortunios que han plagado a uno de los llamados "cuatro grandes" del balompié nacional.

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Este año, la narrativa para Cruz Azul parece ser —una vez más— lineal, monótona, predecible, decepcionante, maldita. Desde el anuncio de la demolición del Estadio Azul —el malestar de los aficionados es tal que algunos celebraron la destrucción de "aquel templo de las desgracias"—, hasta la vergonzosa postal de algunos desadaptados que persiguieron a los jugadores hasta las regaderas por su pésimo rendimiento; y cómo no mencionar aquella final en el Azteca, pletórica para los americanistas y fatídica para los cementeros, donde surgiría una de las tantas travesuras que el lenguaje es capaz de crear: la invención del verbo "cruzazulear" para referirse a una acción cuyo desenlace es trágico.

El punto de quiebre de esta campaña se dio en la jornada anterior ante el Puebla, equipo que le sacó a Cruz Azul los tres puntos en el último suspiro del partido. El estadio lucía vacío, como si sus invitados supieran de antemano que Álvaro Navarro colaría su cabezazo en el fondo de la red para regresarlos a la cruda realidad. Tomás Boy no tuvo de otra que renunciar —era inminente y más que obvio— y de nuevo el barco se quedó a la deriva y sin capitán; así ha estado durante casi 19 años. Más muerto no se puede estar.

Del otro lado, el sol brilla más que nunca para Chivas. Todo indica, al menos por el momento, que los fantasmas y las burlas del descenso han quedado atrás para el equipo comandado por Matías Almeyda. ¿Acaso existe una mejor forma de motivar a tus jugadores y afición que vencer en liga al acérrimo rival y recetarle la misma dosis en su casa en la semifinal de Copa en el marco de su Centenario? Tal vez por este tipo de cosas los deportes son tan relevantes en nuestras vidas, porque no hay mayor satisfacción que vengarte sin ensuciarte las manos.

Guadalajara se encuentra en el cuarto lugar de la tabla general y es muy posible que entre a la "Fiesta Grande" de la Liga MX, pero no debe aflojar el paso si pretende evitar el vergonzoso destino de su rival de este sábado. Cruz Azul, además de cruzar los dedos de manos y pies, deberá cerrar el último tramo de la temporada con victorias para mantener vivas las esperanzas y esperar los demás resultados (que son muchos).

El encuentro en el Estadio Chivas podría ser el último clavo sobre la tumba de un equipo que ya apesta a muerto, pero que aún deambula jalando sus últimas bocanadas de oxígeno. En cambio, el rebaño sagrado buscará aprovechar la motivación por haber eliminado al América y de paso consagrarse como un serio candidato al título.

A lo mejor, para el 1 de noviembre, podamos ver la ofrenda que los fanáticos prepararon para "honrar" la memoria de un fulano llamado Cruz Azul.