Imagen por NASA/Handout/EPA
Una triple amenaza climática ha emergido de los mares para irrumpir en los hogares de América del Norte y el Caribe: primero, el devastador huracán Harvey; luego, la brutalidad del huracán Irma —el más violento jamás registrado en el océano Atlántico— y, enseguida, la incursión de la tormenta tropical Katia, que amenaza con convertirse en ciclón. Todo en menos de un mes, lo que ha convertido a agosto y septiembre de 2017 en la peor temporada climática de este tipo en la historia de la región.Si hubiera que marcar una fecha de inicio para esta temporada gris, habría que volver 19 días, al 17 de agosto, cuando un avión del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC) sobrevoló el Caribe para revisar lo que en los radares aparecía como una incipiente onda tropical. Al pasar encima de las Pequeñas Antillas el tímido nubarrón en las pantallas de sus computadoras se dejaba ver, kilómetros más abajo, como el nacimiento de un huracán que fue nombrado como Harvey.El pronóstico inicial era que Harvey lucía poderoso, pero su fuerza disminuiría conforme su ímpetu fue frenado por los vientos secos de mar del Caribe. Tal y como sucede con muchos. Y así fue, por un breve momento: seis días después de su bautizo, Harvey se degradó a depresión tropical que, en los hechos, no es más que un remolino que genera algunas lloviznas.Sin embargo, los mismos vientos secos que lo debían desnutrir, alimentaron su fuerza ante la sorpresa del NHC: el 24 de agosto, Harvey creó un centro —un "ojo", le llaman— que hizo girar con violencia sus brazos hasta convertirse en huracán tipo 2. Luego, 3. Y cuando alcanzó el grado 4 de 5, Harvey estalló el 25 de agosto en el oeste de Texas, Estados Unidos, dejando tras de sí un Caribe golpeado y aturdido.Desde entonces, Harvey ha matado a, al menos, 62 personas en Texas, muchos de ellos en la ciudad más poblada, Houston. Las primeras estimaciones de damnificados hablan de más de un millón por todo el estado y hasta Louisiana. Y el daño económico es tan grande que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) tendría que desembolsar unos 7 mil 800 millones de dólares para poner de pie a Texas en los próximos años.La NASA comparte un video de Irma visto desde el espacio.El problema es que esa cantidad dejaría en ceros el ahorro del gobierno estadounidense para afrontar el próximo desastre ambiental. Y ese desastre está a horas de llegar a sus costas y es un huracán peor que Harvey: Irma, categoría 5.Irma ha sido calificado como "el huracán mayor jamás registrado en el océano Atlántico" por el NHC, que lo ha ubicado con la categoría máxima de devastación gracias a su longitud de unos 200 kilómetros y vientos que podrían llegar a los 300 kilómetros por hora.
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Irma luce tan salvaje, y al mismo tiempo tan desconocida, que el gobernador de Florida, Rick Scott, ha dicho que tiene "el potencial para devastar nuestro estado" y hace ver al huracán Andrew de 1992 —el más devastador en la historia de Florida— como una simple tormenta.Si Irma necesitara carta de presentación, lo haría con una muestra de la catástrofe que ha provocado en la madrugada de este jueves, mientras se abría paso por el Caribe: en redes sociales, y aún sin datos oficiales, parece que el huracán categoría 5 ha destrozado la infraestructura de los empobrecidos países caribeños San Bartolomé, Barbuda y San Martín, donde el aeropuerto ha sido reportado por medios locales como "destruido". En las próximas horas, azotará a República Dominicana y a Haití. Y el viernes, el calendario marca que Cuba sería la siguiente nación en sufrir sus embates.Para el fin de semana, según lo previsto por los expertos, tocará Florida, donde ya la esperan cientos de casas vacías, mientras la evacuación se hace a pasos acelerados. Lo que siga, los daños humanos, materiales y económicos, sólo pueden prevenirse y adivinarse.Incluso, el presidente Donald Trump, acostumbrado a minimizar los desastres que hay durante su administración, ha alertado a la población con un tuit tan desmesurado como la fuerza de Irma: "El huracán luce como el más grande que jamás se haya registrado en el Atlántico".
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Irma luce tan salvaje, y al mismo tiempo tan desconocida, que el gobernador de Florida, Rick Scott, ha dicho que tiene "el potencial para devastar nuestro estado" y hace ver al huracán Andrew de 1992 —el más devastador en la historia de Florida— como una simple tormenta.Si Irma necesitara carta de presentación, lo haría con una muestra de la catástrofe que ha provocado en la madrugada de este jueves, mientras se abría paso por el Caribe: en redes sociales, y aún sin datos oficiales, parece que el huracán categoría 5 ha destrozado la infraestructura de los empobrecidos países caribeños San Bartolomé, Barbuda y San Martín, donde el aeropuerto ha sido reportado por medios locales como "destruido". En las próximas horas, azotará a República Dominicana y a Haití. Y el viernes, el calendario marca que Cuba sería la siguiente nación en sufrir sus embates.
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Y mientras la región espera el saldo de los golpes de Irma, una tercera amenaza ha asomado la cabeza: Katia, una tormenta tropical que se está nutriendo de Irma y que podría convertirse en el tercer huracán en menos de 30 días.El desarrollo de Katia es —hasta el momento de publicación de este artículo— un misterio, pero los meteorólogos del NHC prevén que el viernes Katia evolucionaría a ciclón cerca de la costa de Veracruz, México, lo que provocará lluvias torrenciales desde el norteño estado de Tamaulipas hasta Guerrero en el sur del país.
La mayor preocupación es que mientras Estados Unidos y el Caribe aún no se recupera del golpe de Harvey, e Irma esté atacando con fuerza, Katia suba hacia el norte y remate lo que empezó hace 19 días. El desastre que nadie pronosticó.Sigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs