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Comida de calle

El Sancocho chocoano (y callejero) que venden en un barrio de Bogotá

Este plato del Pacífico llegó hace 15 años y logra vender 130 platos por noche. Solo los viernes y sábados.
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Foto: Mateo Rueda. | VICE en Español

Artículo publicado por VICE Colombia.

Llegar al barrio Galerías un viernes por la noche es así: música de todos los géneros retumbando con cada paso que uno da; hordas de personas entaconadas y vestidas para la rumba; pregoneros de la mejor discoteca que te abordan mientras caminas; comida de todo tipo ofrecida en la calle, al lado de los andenes o sobre ellos. Así fue mi encuentro con Lucy Marleny Arcos, una chocoana de 46 años, que lleva 15 vendiendo sancocho de su tierra en las calles de Bogotá. Junto a Rocío, su comadre —como la llama ella—llega todos los viernes y sábados a vender platos y platos de sopa y pasteles de arroz tradicionales del Chocó, de donde vienen las dos.

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Entre salsa, champeta, chirrimía y currulao, la encontré al lado de Pachanga y Pochola, una discoteca situada en la carrera 27 con 53, en una mesa de plástico que sostiene una olla enorme repleta del caldo chocoano de los dioses. Este caldo, su especialidad, es el sancocho chocoano —que a primera vista, pensé que iba a ser de pescado—, de pollo o carne (dependiendo del día) y siempre, sin falta, con queso costeño al fondo, como una cama deliciosa. Lucy también vende los típicos pasteles de arroz, una especie de tamal que viene con pollo y un guiso especial y su horario va de 9:30 de la noche a 3 o 4 de la mañana.

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Foto: Mateo Rueda. | VICE en Español.

El barrio, que es reconocido por su movimiento nocturno hasta altas horas de la madrugada, se ha convertido en el escenario perfecto para vendedores como Lucy, que aprovechan a los borrachos hambrientos que salen después de azotar baldosa hasta el amanecer. Su olla contiene por lo menos 130 caldos, que se venden en su totalidad cada día y son los preferidos de los transeúntes que se pasaron de tragos y quieren llegar enteros a casa.

La receta de este manjar nocturno la aprendió cuando era joven, con su familia en Condoto, Chocó. Cuando llegó a Bogotá, hace más de 20 años en búsqueda de mejores oportunidades para su familia, decidió buscar trabajo en varios negocios de la ciudad. Sin embargo, a causa del racismo y el desempleo, según ella, no pudo establecerse del todo. Eso cambió cuando conoció unas señoras pastusas que vendían lo que ella hoy vende. "Lo que vendían se los había enseñado a hacer una chocoana y al probar los platos les dije que, o no les había enseñado bien la receta, o no la aprendieron como era", me dijo. Fue entonces que decidió tomar este negocio en sus manos.

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Lucy Marleny Arcos, la portadora de la receta. | Foto: Mateo Rueda. | VICE en Español.

El caldo, servido en un pequeño plato de icopor, viene acompañado de una presa de pollo ahumado, papa, yuca, plátano y arroz, con dos rodajas de queso costeño derritiéndose en el fondo. A veces, también lo hacen con costilla ahumada y longaniza. Según Rocío, la acompañante de las madrugadas, el caldo está lleno de hierbas del Pacífico, que utilizan para darle más sabor.

"A veces me llaman al día siguiente, en las mañanas, vecinos del barrio a pedirme lo que sobró la noche anterior", afirma Lucy con orgullo. De hecho, su sancocho ya es reconocido no solo en el barrio donde se instala todas las semanas, sino también por varios cocineros de restaurantes en Bogotá, al punto de que ya aparece como un recomendado en un especial de Marca País.

Pachanga y Pochola, el escenario que le ayuda para su negocio, la ha apoyado desde que Lucy pidió permiso para hacerse a la salida de la discoteca. Aunque a veces la policía no le permite vender en la calle, ella continúa trayendo la ollada del caldo antiguayabo para los que ya la conocen.

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Foto: Mateo Rueda. | VICE en Español.