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Identidad

Esto no para: ¡todxs a las calles para la marcha del Orgullo LGBTIQ en Colombia!

Después del gran guayabo electoral, esta es nuestra primera oportunidad de articular acciones para la resistencia.
La Marcha del Orgullo LGBTIQ en Bogotá se toma las principales calles de la ciudad.  Foto: Andy VC | VICE Colombia.

Artículo publicado por VICE Colombia.

Este primero de julio, como todos los años en Colombia, nos toca volver a salir a las calles a gritar lo mismo que hemos venido gritando desde hace más de cuatro décadas. Y lo haremos, como todos los años, no solo porque ya hemos descubierto que la movilización desde las calles nos ha traído hasta acá, sino porque también sabemos que no todo está ganado y que, incluso hoy, nuestras libertades y nuestros derechos están amenazados.

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Durante décadas, han intentado apaciguar nuestras luchas con el lema de que los cambios son graduales. Ese lema se ha convertido en la regla imperante de nuestros dirigentes. Sin embargo, si algo ha caracterizado al movimiento LGBTIQ es la habilidad para resistir: a los sectores políticos que se han opuesto a nuestros derechos, les hemos demostrado que no daremos #NiUnPasoAtrás; que nuestros derechos no son mercancías políticas; que si no es ahora no es nunca y que la transformación social por el reconocimiento de nuestras identidades no puede dar espera: que quienes quieren oprimirnos ¡no lo lograrán!

Hemos celebrado cada lucha ganada, y hemos sentido el fragor de nuestras victorias como grandes avances en el reconocimiento de nuestros derechos. No es para menos: en los últimos diez años hemos logrado que nos reconozcan los derechos que históricamente nos han negado. Así los sectores más conservadores de nuestra política nacional no quieran llamarle matrimonio a nuestras uniones maritales es una realidad que, hoy por hoy, no solo podemos casarnos, sino que, además, logramos que nuestras familias sean reconocidas constitucionalmente. La movilización articulada y las ganas de justicia social también han demostrado que es posible generar grandes transformaciones en los sistemas estatales que nos violentan. Un ejemplo de ello es el decreto 1227 de 2015 que nos permitió, por primera vez en la vida, cambiar nuestro sexo en los documentos de identidad sin tener que enfrentarnos a un sistema judicial discriminatorio. Aún con todas las demoras y la falta de ganas de nuestros gobernantes, hemos logrado mucho.

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En años pasados, hemos celebrado estas victorias en marchas del orgullo que parecen carnavales, pues hemos aprendido a construir espacios de amor y familia como forma de resistencia al odio. Aquellos que nos han querido oprimir nos han vuelto expertos en politizar nuestros espacios cotidianos y hemos generado resistencias desde nuestros cuerpos, nuestros hogares, nuestros trabajos y nuestras calles. La marcha, entonces, es carnaval y protesta: un espacio para celebrar nuestras victorias y para reclamar los derechos que aún se nos niegan diariamente. Todavía nos echan de los espacios públicos por nuestras orientaciones sexuales y nuestras identidades de género, nos niegan la posibilidad de habitar los espacios de la ciudad con tranquilidad, nos perfilan como criminales o enfermos y, sin embargo, a veces nos parece que seguir exigiendo ser tratados como seres humanos es extremista y exagerado.

Este domingo volveremos a salir a las calles, no solamente a celebrar lo que hemos ganado como movimiento en resistencia y a exigir los derechos que aún no pasan por nuestros cuerpos, sino a gritar que no estamos dispuestos a perder lo que ya está ganado. Nos unimos desde la esperanza pero también desde la incertidumbre de volver a convertirnos en no-ciudadanos.

La marcha de este año cae en un momento estratégico para todos los movimientos sociales: es el primer encuentro político después de la segunda vuelta presidencial. Después del gran guayabo electoral (para nadie es un secreto que la fórmula ganadora, entre aplausos y risas, hizo su campaña a punta de mensajes intimidatorios en contra de nuestra comunidad) tenemos la primera oportunidad para articular nuestras acciones para la resistencia.

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El triunfo de Iván Duque y Marta Lucía Ramírez no solo representa una amenaza para la comunidad LGBTIQ, pues también es el triunfo de Alejandro Ordóñez, Vivian Morales y Álvaro Uribe, quienes sistemáticamente persiguieron a los movimientos de mujeres, a los de los indígenas y las personas afro, a las víctimas, a las personas defensoras de derechos humanos y a todas aquellas que no queremos regresar a la guerra. Ya conocemos su forma de gobernar desde el odio y la discriminación. Estamos, por tanto, ante un panorama en el que todas nuestras luchas peligran, pero también ante una gran oportunidad para articular a los distintos movimientos sociales. No somos los mismos de hace dieciséis años, cuando arrancó la triste noche del incesante gobierno de Álvaro Uribe; hoy sabemos gritar más fuerte, caminar más firme y resistir más duro: iremos hacia atrás solamente para recordar por qué estamos aquí hoy.

Ya no les tenemos miedo.

Cuando miramos en retrospectiva los avances a los que hemos llegado por nuestras movilizaciones, nos damos cuenta de que hemos aprendido a transformar las amenazas en nuevas oportunidades de triunfo para la protección de los derechos humanos. ¡La amenaza a la diferencia nos une! Es por esto que el presente nos invita a la unión, a la #ResistenciaConAcciones, a organizarnos con mayor fuerza y a construir agendas colectivas entre los movimientos sociales.


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Cuando los derechos fundamentales se encuentran en riesgo, irse de puente a ver las ballenas, o quedarse en la casa viendo el Mundial y esperar a que los derechos caigan del cielo, no es una posibilidad. En estos momentos es cuando más necesario se hace tomarnos las calles para rechazar la violencia que nos oprime y reclamar los derechos que nos quieren quitar. Es por ello que desde Temblores ONG, les invitamos este 30 de junio a prepararnos para la marcha en La Redada miscelánea cultural (calle 17 # 2-57) y a marchar con nosotres el domingo.

Invitamos a todos los movimientos sociales a marchar este primero de julio en la marcha del Orgullo LGBTIQ. Nos encontraremos en el Parque Nacional, o en el Parque Olaya Herrera, a las 12:00 PM, para tomarnos de las manos y marchar hasta la Plaza de Bolívar en Bogotá. Marchar no es ningún desperdicio; marchar hace la democracia. Esta es la oportunidad para pararnos más fuerte que nunca.

De tanto discriminarnos ya nos dieron cuerda y ¡esto no tiene pare!


Esta es una columna de opinión Temblores ONG busca una efectiva transformación social desde las bases comunitarias. Síguelos en Facebook y Twitter.