¡Vi-vi-viva la fiesta!

FYI.

This story is over 5 years old.

Fotos

¡Vi-vi-viva la fiesta!

Nicolás Torres es un fotógrafo peruano que durante años se ha dedicado a retratar la vida en el barrio: bodas, cumpleaños, conciertos...

Nicolás Torres es un fotógrafo peruano cuya única pretensión es hacer unas cuantas fotos y ganar algo de dinero. No busca la esencia de nada; para él la fotografía es tan solo un oficio, al que se ha dedicado durante años retratando la vida en el barrio: bodas, cumpleaños, conciertos… Sin comerlo ni beberlo, tuvo más de 50 fotografías colgadas en las paredes del International Center of Photography (ICP) de Nueva York como parte de la exposición Urbes Mutantes: Latin American Photography 1944–2013 y en la muestra individual El pueblo es una nostalgia que algún día vencerá, como parte de las actividades la Bienal de Fotografía de Lima.

Publicidad

Hablé con Alfredo Villar, curador de El pueblo es una nostalgia que algún día vencerá, y con Nicolás Torres.

VICE: ¿Cómo diste con el trabajo de Nicolás?

Alfredo Villar: Descubrí su obra de una manera algo fortuita: su hijo, Luis Torres, es un excepcional grabador de 29 años; cuando lo conocí, Luis vivía todavía en casa de su padre y siempre me hablaba sobre su obra fotográfica. Cuando hicimos A mí qué chicha pensé en invitar a Luis, pero también aproveché para invitar a su padre, que hasta entonces no había tenido ningún acercamiento al mundo de las galerías. El ver sus fotos por primera vez fue una mezcla de asombro y deslumbramiento.

¿Por qué consideras que es importante exponer su trabajo?

En los últimos años ha habido una puesta en valor de la llamada "fotografía vernácula", y a mí siempre me han interesado los artistas que no están considerados dentro de la categoría de "artistas". Nicolás Torres comenzó a hacer fotos por una necesidad económica y no por ego o por querer demostrar al mundo "qué gran artista es". Su fotografía tiene el encanto y la inocencia de la mejor fotografía vernácula pero, a la vez, con sus más de 60 mil tomas fotográficas en negativos y realizadas durante más de 30 años, estamos quizás ante el archivo de la vida popular y las barriadas más grande que se ha hecho en Perú y probablemente en América Latina.

Hace apenas unos cuantos años se empezó a oír hablar en todo el mundo de la chicha peruana, también conocida como la cumbia psicodélica, pero poco más se sabe aparte de la música. Hace unos meses curaste una exposición (A mí qué chicha) sobre esta escena, ¿me puedes explicar qué es la chicha y qué relación tiene Nicolás con ella?

Publicidad

La chicha como "cultura" es quizás el estadio más complejo al que ha llegado la cultura popular peruana, es una identidad muy fuerte y colectiva y que incluye música, una parte gráfica y un modo de vivir y estar en el mundo. Chicha es el mundo informal, pero también el de los nuevos mestizos que son capaces de hibridar y canibalizar todas las herencias del primer mundo y el colonialismo y transformarlos en algo nuevo.

Torres entra en la escena de la música chicha también por necesidad. Es el tipo de fotógrafo que va a los conciertos y hace fotos del músico con su público y después les vende las fotos (lo mismo que hace en bodas, comuniones, bautizos, cumpleaños, etcétera). Torres empezó a trabajar con algunas promotoras y se convirtió en el fotógrafo más importante de los locales de la carretera central, que es la zona de Lima donde más conciertos de chicha se celebran.

¿Quieres añadir algo?

En Perú, la historia de la vida popular, de la gente, no ha sido contada. A finales de las décadas de 1970 y 1980, el proyecto Tafos empezó a realizar talleres de fotografía en distintas zonas del país. En esas zonas urbanas marginales y rurales surgieron fotógrafos nativos que empezaron a registrar el mundo que les rodeaba. Del barrio del Agustino, por ejemplo, salió Daniel Pajuelo, que es quizás el más reconocido de todos los fotógrafos nacidos del proyecto Tafos.

El archivo de Torres es mayor que el de Tafos y el de Pajuelo juntos. Su acercamiento al mundo popular es menos artístico y estudiado, pero mucho más visceral y sentido, ya sea por el uso de colores (tanto Tafos y Pajuelo prefirieron trabajar con el blanco y negro) como por la intimidad que logra con sus personajes retratados.

Publicidad

Creo que en poco tiempo Torres va a ser considerado uno de los grandes maestros de la fotografía peruana y latinoamericana. La elección del prestigioso curador francés Alexis Favri de 56 fotografías de Torres para la exposición de fotografía latinoamericana Urbes Mutantes… en el ICP de Nueva York es el primer paso hacia ese reconocimiento. Sin embargo, resulta paradójico que comience fuera de Perú.

Luego hablé directamente con Nicolás Torres.

VICE: ¿Por qué decides dedicarte a la fotografía?

Nicolás Torres: Empecé a hacer fotos porque a veces no había trabajo. Trabajaba en una fábrica de ladrillos y no siempre ganaba dinero o había trabajo suficiente. Un día, mientras almorzaba con los compañeros de la fábrica, vino un señor que hacía fotos y se puso a contar el dinero que había ganado fotografiando, y yo me dije, "Si él puede hacerlo, yo también".

¿Cómo comenzaste a documentar los bailes?

A mediados de los 80, un amigo que hacía fotos en los bailes para una promotora me invitó. Después de un tiempo acompañándolo, otra promotora, "Estrella Andina", me contrató para hacer fotos en sus eventos.

¿Cómo era la escena musical?

En la promotora con la que trabajaba era muy variada. Mezclaba la música criolla con la chicha, la tecnocumbia con el huayno; podía cantar una folclórica como Alicia Delgado y luego entrar un bolerista como Lucho Barrios y de ahí continuar con un chichero como Pascualillo Coronado.

Publicidad

¿Con qué problemas te encontrabas?

Durante un tiempo había muchas peleas, sobre todo por las chicas o porque alguien le robaba la cerveza a otro. También existían los "cuchareros" que buscaban pelea solo para robarle la dentadura de oro a sus víctimas (les llamaban "cuchareros" porque sacaban los dientes con una cuchara).

En YouTube encontré un vídeo en el que se explica cómo utilizabas la cámara para protegerte de los maleantes. ¿Me puedes explicar algo más sobre eso?

Claro, siempre que tenía que ir a otros barrios donde no era conocido de pronto aparecían "choros" (ladrones) y yo usaba la cámara como arma; como era de hierro, les golpeaba con ella para alejarlos.

¿Cuál es tu foto favorita y por qué?

Hay tantas… Quizás alguna de las fiestas chicheras.

¿Qué piensas cuando ves tus fotos expuestas en una galería?

Es una alegría. Yo pensaba que mis fotos no valían como arte. Es increíble que se valoren mis fotos, mi trabajo.

¿En qué estás trabajando actualmente?

Ya no voy a fiestas, pero siempre estoy haciendo fotos en colegios, hago encargos en domicilios, cumpleaños, bodas, compromisos sociales.