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más cerca aún de la naturaleza

El senderismo nudista existe —y es una gran aventura

El senderismo mola, pero el senderismo nudista es aún mejor: ¿para qué moverse en Chirucas por el bosque cuando uno puede andar desnudo?

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En 2013, un hombre de 52 años compareció ante el tribunal de Périgueux, en la región francesa de Aquitania, por exhibición sexual en un bosque del departamento de Dordoña. El acusado respondió a los cargos asegurando que no se estaba exhibiendo, sino que sencillamente practicaba senderismo nudista. Nada más.

Finalmente, el tribunal estimó que el hombre no tenía ninguna intención de mostrar su cuerpo desnudo a otros caminantes y le absolvió. Fue una gran victoria para el pequeño mundo del senderismo nudista.

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Oficialmente, el tribunal reconoció que los adeptos a esta curiosa disciplina —que en Francia son bastante numerosos— no eran dementes pervertidos dispuestos a jugar al pilla-pilla en pelota picada con los demás excursionistas del bosque, sino simplemente caminantes que querían disfrutar de una experiencia distinta con la naturaleza.

Por curioso que parezca, este deporte se practica no solo en el sur de Francia, donde el tiempo es más benigno, sino también en la Bretaña, donde el viento del Atlántico te puede dejar más frío que los invitados a la comunión de Pingu. La existencia de la vigorosa Asociación de Senderistas Nudistas de la Bretaña (ARNB, de sus siglas en francés) demuestra la afición por esta disciplina en el país de Astérix.

Para no arriesgarse a terminar sentados en el banquillo de los acusados, algunas asociaciones prefieren practicar el senderismo nudista en zonas especialmente delimitadas, lejos de los 'textiles', el nombre que se da a aquellos que tienen el mal gusto de llevar algo más que unas Chirucas para afrontar la naturaleza. Es el caso del Club del Sol de Francia, que reúne a los excursionistas naturistas parisinos.

"Nuestros miembros son naturistas, pero no tienen ninguna intención de practicar el senderismo desnudos en cualquier parte", explica Claude Burel, miembro del club de la capital francesa. "Hay distintos centros de vacaciones para practicar esta disciplina".

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Otros naturistas, sin embargo, viven su pasión en total libertad. No os sorprendáis si, en un camino montañés de cualquier departamento francés, un día os encontráis un grupo de caminantes que llevan únicamente zapatillas de marcha y una mochila sobre la piel: no son delincuentes sexuales, sino avatares modernos de la simplicidad original.

"Tenemos exploradores equipados con walkie-talkies al principio y al final del grupo que nos avisan si hay otros excursionistas pasando", asegura Paul-Yves Depré, impulsor de los primeros paseos nudistas en Bélgica. "En nuestro país, sin embargo, el senderismo nudista se ha vuelto algo corriente. La gente sencillamente no se escandaliza al vernos. Nos toleran, y eso es un gran victoria".

A pesar de la creciente aceptación, sin embargo, sobre los excursionistas que aman caminar con todos los aparatos reproductivos al aire sigue planeando la amenaza del artículo 222-32 del Código Penal francés. Este fragmento de la ley gala afirma que "la exposición sexual a ojos de los demás en un lugar público se castiga con un año de prisión y una multa de 1.500 euros". Si tomamos la definición del diccionario, sin embargo, veremos que el exhibicionismo implica "una desviación sexual en la que la exposición pública de los genitales, acompañada de la masturbación, reemplaza las otras formas de relaciones sexuales". En otras palabras, si los senderistas nudistas no se la cascan y no se señalan el pene con el dedo entonces no deberían considerarse exhibicionistas.

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"El senderismo nudista no es exhibicionismo ni provocación", confirma enérgicamente Jacques Frimou, el vicepresidente de la Asociación para la Promoción del Naturismo en Libertad (APNEL, de sus siglas en francés). 35 años de naturismo le contemplan.

A diferencia del caso belga, en Francia los senderistas naturistas no utilizan exploradores que les avisen de la presencia de un grupo de 'textiles' próximo para poder cubrirse a tiempo. ¿Qué ocurre, pues, si un grupo de naturistas se encuentra con otros excursionistas sin el mismo nivel de, digamos, liberación?

"Nos vestimos rápidamente y explicamos nuestra marcha. Si ellos están de acuerdo seguimos nuestro camino. Nunca hemos tenido ningún problema", explica Frimou. "Cada vez nos preocupamos menos, porque detectamos mucha tolerancia", prosigue Dominique Rigalleau, de la ARNB bretona. Ambos nos aseguran, de hecho, que hay cada vez más jóvenes que se dejan seducir por el naturismo.

Hemos intentado comprender por qué algunos excursionistas sienten la necesidad de marchar desnudos. ¿Un sentimiento de libertad? ¿Una necesidad de frescura? ¿Una voluntad de acercarse más a la naturaleza? ¿La promesa de un día de locura en Snapchat?"

La idea principal es buscar la libertad en contraposición con los códigos sociales y con el 'formateo' al que nos somete nuestra civilización", explica Frimou. Las ropas son demasiado 'mainstream', parece ser. "Todo el mundo dice que busca el bienestar físico. Es como todo", asegura Rigalleu por su lado.

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Es cierto que encontrarse en lo alto de una montaña, en el medio de un bosque o en un sendero costero, lejos de las zapatillas Stan Smith y de los engorros de la ciudad, con la piel bañada por el sol y mecida por un suave viento, debe ser una experiencia interesante. Espíritu de viajero, diríamos: como tomar el sol desnudos. Ni demasiado calor ni demasiado frío: perfecto.

El senderismo nudista, además, puede ser una forma de liberarnos de un complejo y de aceptar mejor nuestro cuerpo: un exceso de vello corporal, curvas antiestéticas o un inoportuno tercer pezón. "Sí, puede que la gente acepte su cuerpo con más facilidad…", comenta el belga Depré. Al fin y la cabo, practicando el senderismo nudista, te desnudas… en todos los sentidos de la palabra.

"Un día conocí una mujer obesa que lloró después de su primer paseo naturista. Nos aseguró que había sido el día más hermoso de su vida", recuerda Rigalleau, que cuenta una historia similar de un hombre que había sufrido quemadas en el cuerpo en un accidente.

Antes de ser presidente de APNEL, Sylvie Fasol no conocía demasiado el mundo del senderismo nudista. Sin embargo, en su búsqueda de la autenticidad y de la serenidad interior, Fasol encontró en esta disciplina un potente aliado.

"La primera vez [que practiqué senderismo nudista], miré con cierta desconfianza a la gente de mi alrededor antes de quitarme la ropa. Tuve la impresión de que me liberaba de un caparazón, porque era la primera vez que mostraba mi cuerpo a desconocidos", explica Fasol. "Pero me di cuenta de que no tenían ningún tinte sospechoso en la mirada. Tengo cicatrices en el cuerpo y para mí el senderismo nudista ha sido una especie de terapia. Ha sido beneficioso para mí y ahora es una necesidad".

Estad tranquilos, no obstante: los senderistas nudistas siempre respetan la sensibilidad de los 'textiles'. No tienen ninguna intención de montar un espectáculo, especialmente si hay niños de por medio. En todo caso, aunque parezca extraño, yo personalmente aconsejo de probar al menos de hacer una excursión nudista así que el invierno vuelva a dar paso a la primavera: quizás sintáis la misma forma de liberación que define Rigalleau.

"Es un placer estar desnudo en plena naturaleza. Durante mi primera excursión, sentí incluso la necesidad de gritar", cuenta.