Este artículo forma parte de Covering Climate Now , una colaboración internacional entre más de 250 medios para dar mayor cobertura a las noticias sobre el medioambiente. Se publicó originalmente en VICE Italia.El plástico ha sido un gran amigo de la humanidad desde hace más de medio siglo. Sin embargo, su variedad desechable se ha convertido también en nuestra maldición. Pajitas de plástico clavadas en los orificios nasales de las tortugas, redes y bolsas en los estómagos de las ballenas y microplásticos en la tierra, en el agua e incluso en el interior de nuestro cuerpo.
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Está claro que la única solución es reducir la producción y el consumo de plásticos. El Parlamento Europeo quiere prohibir los productos de plástico de un solo uso en 2021, lo cual demuestra voluntad de ir en la dirección correcta. Pero no va a ser fácil convencer a 7000 millones de personas en todo el mundo de que abandonen la comodidad del plástico desechable.¿Qué otras alternativas a los envases de plástico hay que, además, posean sus útiles cualidades pero no sus desventajas (léase destruir la vida en el planeta Tierra)?
Ácido poliláctico (PLA)
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El que un objeto sea compostable no significa que vaya a descomponerse rápidamente en cualquier entorno. El proceso dependerá de la temperatura y las condiciones ambientales. Según un estudio reciente, por ejemplo, el PLA sumergido en agua a temperatura ambiente tarda más de un año en descomponerse, mientras que otras fuentes aseguran que en el mar tarda entre seis y 24 meses. Aunque supone una mejora respecto a los cientos de años que tarda en descomponerse el plástico tradicional, habría que ser muy cretino para tirar botellas de PLA al mar.Al estar fabricado con almidón de maíz, el PLA también tiene una huella de carbono muy reducida. Con la producción del plástico normal se libera unas cuatro veces más CO 2 que con el PLA. Además, se necesita muy poca tierra cultivable para producir PLA, ya que el cultivo de maíz es muy eficiente: para producir 1 kg de PLA hacen falta 1,6 kg de biomasa, mientras que la misma cantidad de bio-PET —polietileno fabricado con energías renovables— requiere 5 kg. Según la Asociación Europea de Bioplásticos, en 2018 solo se utilizó el 0,02 por ciento de la tierra de cultivo mundial para la producción de bioplásticos, una cifra insignificante comparada con el 70 por ciento de tierra usada para producir forraje para animales, por ejemplo.
Mater-bi
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Hay artículos de mesa desechables fabricados con Mater-bi, pero la razón por la que no se popularizan es su precio relativamente alto. Esto no tiene por qué ser malo, ya que la idea es tratar de abandonar los artículos de un solo uso, aunque no sean perjudiciales para el medioambiente.A lo mejor te suenan los vídeos de las bolas Ooho, cápsulas redondas de agua pensadas para tragárselas. Un grupo de investigadores del Imperial College London halló la forma de envolver porciones de agua con una película comestible fabricada con algas. Este material se llama Notpla, y sus creadores alaban sus considerables ventajas comparado con otros bioplásticos, incluido el PLA. En primer lugar, el alga marrón del que está hecho puede crecer hasta un metro por día, lo que la convierte en un cultivo más eficiente que el maíz. Además, Notpla se biodegrada en la tierra en un periodo de entre solo cuatro y seis semanas y no es necesario desecharlo mediante compostaje industrial.Sin embargo, parece que estas burbujas requieren de contenedores para su transporte y distribución, y tampoco queda muy claro cuánto tiempo se mantienen íntegras. En la maratón de Londres de este año, en abril, se repartieron bolas de Ooho a los corredores para reducir el uso de botellas de plástico. Sin embargo, para manipularlas, el personal encargado de repartirlas llevaba guantes nada degradables. En cualquier caso, si unos cuantos pares de guantes sirven para evitar el uso de toneladas de botellas de plástico, bienvenidos sean.
Ooho
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Envases hechos con zumo de nopal
Hojas de banano como envase alimentario
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