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Sexo

Tu ano: ruta directa a la iluminación

Si sólo has sentido mierda salir del ojete, no sabes de qué se trata la vida.

Hola, me llamo Mariana; mi educación sexual consistió en tratar de ignorar lo que decían las monjas de mi escuela y en leer La respuesta sexual humana de Masters y Johnson cuando tenía 12 años. La humanidad me parece increíble y hay pocas cosas más humanas que el sexo… Sí, los animales también se dan sus arrimones pero, al menos hasta ahora, nunca he visto a un simio tomando estrógeno sintético o usando trajes de látex por elección. Nuestro sexo es cultural: la sociedad, la ciencia y hasta la política están dentro de él; por eso no puedo evitar fascinarme con todo lo que hacemos por, con, para y sobre el sexo, así que leo, veo, experimento y averiguo todo lo que puedo. ¿Tons qué, nos damos un rol?

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Cuando empecé mi ruta hacia los juguetes anorrectales lo hice sabiendo que podía tratarse de la Franja de Gaza del cuerpo, pero también sé que se trata de un territorio neutral en el que todos nos podemos sentir más o menos iguales y gozosos: no sólo todos tenemos un ano, sino que además es una zona tan libre y flexible que —a diferencia de la vagina o la boca— puedes meter un brazo hasta el codo (que no es cualquier cosa).

Sé que mucha gente maneja actitudes repelentes respecto al sexo anal y qué tan cagante es el dude que no deje de chingar para que pase, como la morra a la que le da "asquito" (término acuñado por el orangután de Emilio González Márquez, ex gobernador de Jalisco), el güey heterosexual que se apanica ante la idea de ser un "macho calado", como el/la que dice que eso es de homosexuales y… ya entendieron: la gente que no sabe relajar esfínteres y que irónicamente actúa como si tuviera algo atorado en el culo.

Supongo que mis estándares de limpieza no son demasiado altos, porque la verdad es que a mí nunca me pareció asqueroso, aunque el miedo al dolor sí jugó un papel importante. Con el paso del tiempo he descubierto que, como casi todo en esta vida, el chiste es aflojar el cuerpo y dejar que las cosas sean (además de tener a la mano harto lubricante).

Ahora, todo el trip del sexo anal —y del sexo en general— es la contracción y expansión de músculos pélvicos (eso es un orgasmo: contracciones musculares involuntarias), así que, siguiendo una línea argumentativa totalmente lógica, llegamos a la conclusión de que tener sexo anal contigo mismo es como hacer yoga, o sea, como meditar.

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Por eso vengo a proponerles un "hágalo usted mismo" para que, en la comodidad de su casa, oficina o baño del metro y sin nadie que vea sus muy poco probables manchas de mierda (el recto cuenta con dos esfínteres, como un doble filtro que evita derramamientos), puedan sentir eso que piden o les es pedido, y tal vez, hasta volverse más cultos y empezar a desarrollar un poco de empatía corporal.

Como sé que ustedes son muy civilizados y usan herramientas —y como he estado muy estresada estos días y quería un compañero de juegos— me eché un tour de sex shopsen la Zona Rosa, buscando los mejores juguetes anales. La gran mayoría no son simples cilindros porque están diseñados para que experimentes la expansión y contracción de tu culo a medida que los metes, o para que estimulen el punto g masculino —que ahora llaman "punto p"—, o para que expandas tu ano hasta grados en los que el dolor ya no existe (¿ven?, justo como meditar).

Jack in the crack, imagen vía.

Hasta hace algún tiempo las Ben Wa balls o bolas chinas eran de lo más usado en tecnología anal, aunque noté que su uso vaginal es mucho más popular ahora porque suelen ponerles peso para hacer ejercicios que fortalecen la vagina. Si estás iniciándote en el mundo anal, yo te recomendaría que busques unas de estas bolas o uno de los dildos que tienen más o menos el mismo sistema. Uno de mis favoritos —más que nada, por el nombre— es Jack in the crack, un pequeño vibrador rosa de 13 centímetros con control remoto y la forma ergonomizada de un payaso; si eres más aventurero, puedes probar el Twister (Basix Rubber Works), un expansor texturizado de casi 22 centímetros, con una consistencia flexible y amigable.

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Twister, imagen vía.

Si lo tuyo es el mainstream te recomiendo probar los tapones anales, perfectos para preparar tu culito para la penetración, ver qué onda con una doble penetración si eres morra, o simplemente para probar tus límites. Los hay en todos tamaños, colores y materiales, y también hay algunos con vibrador.

Tapones anales, imagen vía.

Los más acá están hechos de acero quirúrgico para que el peso y el frío del metal provoquen contracciones anales más fuertes —puedes meterlos en el congelador para intensificarlas aún más—; otros están hechos de vidrio soplado para que los metas en el microondas o en el congelador, dependiendo de la sensación que busques.

Pero si lo que buscas es convertirte en un verdadero maestro del yoga anal (o si te sientes atraído a los prolapsos rectales), la graduación es el Ass Master (Titan Men): un tapón anal que mide 12 centímetros de diámetro (ajam, más de dos latas de coca juntas) y 24 centímetros de alto. Advertencia: tu ano puede terminar viéndose como el de un gran danés de diez años con diarrea crónica.

Imagen vía.

Si tu pareja y tú andan buscando experimentar con doble penetración pero no quieren invitar una segunda verga a jugar, además de los tapones hay unos anillos con estimulador anal integrado, como The Double Dip (Platinum Silicone). Pero bueno, estamos hablando de trabajo en solitario y para eso puedes encontrar varios vibradores dobles, bastante ergonómicos y que generalmente rondan los 16 centímetros.

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Imagen vía.

¡Ah! ¿Tú también buscas el camino a la iluminación? Para eso contamos con el Double Fister Dong (Rascal) un juguete para un fisting doble (duh!) moldeado a partir de manos de a devis, con 66 centímetros de largo y totalmente flexible para que neta puedas usarlo tú sola.

Imagen vía.

Tal vez prefieres el pilates o quizá quieres sacar tu niño interno a jugar, en ese caso, lánzate por una Rough Riderz 1, 2 o 3 (Titan Men); el número refiere a la forma del dildo que mide un poco más de 15 centímetros y que va sujeto a una pelota de unos 50 cm para que montes como es debido y te diviertas como enano pornstar.

Imagen vía.

Yo sé que algunos necesitamos un poco de calor humano para ponernos, por eso Pipedream Extreme Toyz tiene una línea especializada de simuladores de bocas, vaginas y anos en todos tipos, tamaños y colores —incluso manejan kits de viaje—. Fuck My Hard Cock (en presentaciones negro y caucásico) nos deleita con siete kilos de pelvis masculina, un dildo de 18 centímetros y un ano que definitivamente nunca ha probado el Ass Master; por si fuera poco está hecho con fanta-flesh, que no sólo se siente increíblemente real, sino que se adapta a tu temperatura corporal.

Fuck my hard cock, imagen vía.

Éstas son sólo algunas herramientas para iniciarse o graduarse en el firmamento del sexo anal, pero bueno, siempre estará ahí la verga humana, que además, en casos sistemáticos, es gratis. ¡Hazlo como quieras, con dildos o con puños, pero abre tu ojete al mundo!

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Sigue a Mariana en Twitter: 

@dorotrix

Lee más en nuestra columna de sexo semanal, Lo sexy y lo cruel.

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