Salud

Qué hacer si tu habilidad para socializar no da más

Si te pone nervioso pensar en cómo entablar una conversación/contar un buen chiste/ o divertirte en general, incluso con tus amigos cercanos: ¡Ya somos dos!
Qué hacer si no está seguro de que le quedan habilidades sociales en este momento
Foto por Westend61 via Getty Images 

Hace poco por fin pude ver a mi amiga Laura después de casi siete meses. Pasé semanas esperando su visita, pensando meticulosamente qué ponerme y qué comer y qué historias tenía que contarle sobre el tiempo que pasamos separadas. Cuando llegó la noche de nuestro encuentro, nos reímos, comimos botanas y nos quedamos hablando hasta altas horas de la noche, y fue un gran alivio recuperar un poco de normalidad en mi vida. No me había dado cuenta de lo mucho que extrañaba simplemente pasar el rato.

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También fue agotador.

Cuando hice una broma sobre lo lento que se pasaba el tiempo durante la cuarentena, miré su rostro para saber si se estaba riendo por lástima o de verdad. Inmediatamente empecé a pensar en los gérmenes que estábamos intercambiando cada vez que agarrábamos la bolsa de papitas. Pero sobre todo, no podía dejar de pensar: Todo va bien, ¿no? Creo que sí. ¿Ella también la estará pasando bien? ¿Qué hago con mis manos? ¿Cómo actúo normal?

Muchos nos sentimos un poco raros con nuestros amigos después de pasar tanto tiempo sin socializar gracias al COVID, y no se trata solo de usar mascarillas, permanecer a dos metros de distancia y el miedo a una enfermedad altamente contagiosa que prospera con la interacción cercana. Socializar es una habilidad, y no la hemos estado practicando mucho durante bastante tiempo. Todos estamos un poco oxidados.

Si tú también te sientes así, sin importar lo feliz que estés de ver a tus amigos, aquí te dejo algunas cosas básicas, pero muy útiles que puedes hacer para sentirte un poco más a gusto con los demás, aunque yo siga sin saber qué hacer con mis manos.

Practica con pequeñas interacciones.

Encuentra pequeñas formas de tener interacciones amistosas y casuales en tu día —aunque no sea algo que normalmente haces— para ayudarte a adquirir el hábito de buscar y sentirte cómodo con otras personas. Antes de una reunión más en forma, prueba haciendo pequeños gestos sociales en tu vida diaria: platica con el cajero en el supermercado. Saluda a tu vecino. Incluso saludar al cartero cuenta. Piensa en esto como calentar los músculos antes de hacer ejercicio.

Según Sheila Addision, terapeuta que se especializa en relaciones y directora ejecutiva del Margin to Center Consulting, ya nos estamos acostumbrando a los nuevos indicios sociales que surgen al pasar tiempo en espacios virtuales. Por ejemplo, en una llamada de Zoom, dijo: "Si alguien se inclina hacia adelante para prender su micrófono, sabes que esa persona va a hablar", cuando, en la vida real, es posible que esa acción signifique que están escuchando. Al volver a las interacciones más pequeñas en persona, aunque sea solo sonreírle a alguien junto a ti en la fila del supermercado, puedes comenzar a recordar viejos indicios que solían ser por reflejo.

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No evites las interacciones porque te preocupa ser incómodo.

David Moscovitch, profesor de psicología en la Universidad de Waterloo, que estudia la ansiedad social, dice que la evasión es la "mejor amiga" de la ansiedad. "Las personas que son muy ansiosas tienden a buscar formas de evitar las cosas que las hacen sentir naturalmente ansiosas", dijo. "Pero sabemos por muchas investigaciones que cuanto más evitas algo, más difícil se vuelve".

Evitar una tarea puede significar algo como quedarte en casa en lugar de irte de picnic con alguien. Pero también podría ser algo que Moscovitch llama un "comportamiento de seguridad", como pensar en lo que dirás a continuación en lugar de estar presente en una conversación.

Busca un equilibrio de 50/50 entre hablar y escuchar.

Todo esto puede parecer infantil, pero, la verdad, ahora es un buen momento para ayudar a nuestros cerebros sobrecargados a reenfocarse en algunas habilidades correctivas.

Entonces: ¿Qué pasa si hay un silencio en la conversación y no sabes cómo llenarlo? O, ¿qué pasa si parece que no puedes dejar de hablar? Toma un respiro, haz una pausa y piensa en el flujo de ida y vuelta básico de una conversación. Si se trata de una reunión de dos personas, intenta ocupar el 50 por ciento de ese tiempo.

Si hay una pausa en la conversación, Moscovitch dijo que “podría ser una gran oportunidad para preguntarle algo a tu amigo. Cualquier cosa que le demuestre que sientes curiosidad por su vida. "Eso es útil especialmente para que no estés llenando tu 50 por ciento de manera rutinaria". Cuando tu amigo termine de hablar, trata de no contar algo sobre ti de inmediato. Hazle otra pregunta que deje claro que escuchaste lo que te dijo".

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La misma premisa se aplica si sientes que estás hablando demasiado. Si tu amigo te bombardea con preguntas, dale la vuelta y recuérdale que estás interesado en lo que está pasando en su vida. “Imagínate la experiencia desde su punto de vista”, dijo Moscovitch. "Aprovecha tu curiosidad por la otra persona y haz preguntas para demostrar tu interés y demostrar que la estás escuchando".

Planea una actividad.

Si no quieres que toda la atención se centre en la conversación, conectarse a través de una comida, un trago o una actividad que les guste a todos, les brinda algo de qué hablar y concentra su atención. “Si a ambos les gusta jugar tenis, hagan tiempo para jugar juntos”, dijo Moscovitch. Pero ten en cuenta que algunas actividades impiden tener conversaciones significativas, "así que también reserva algo de tiempo extra para pasar el rato y ponerse al día antes y después del juego".

Simplemente dile a tu amigo cómo te sientes.

Reconocer cuando el ambiente se siente incómodo muchas veces es la forma más rápida de superar la incomodidad. Puede que tengas que tragarte un poco tus miedos, pero si algo no se siente bien, no te preocupes por esos sentimientos. Addison sugiere decirlos en voz alta sin juzgar. “Puedes decir, 'Creo que estuvo un poco incómodo, ¿qué pasó? Creo algo salió mal. Hay que intentarlo de nuevo'”, dijo. Expresar esos sentimientos ayuda a cortar la tensión y les permite a tus amigos saber cómo te encuentras emocionalmente.


Al final, Laura y yo la pasamos muy bien y estoy emocionada de volver a pasar el rato cuando podamos. Pero para mí el beneficio extra de salir con Laura fue que me hizo romper el hielo. Cuando me quedé de ver con otra amiga a la semana siguiente, las cosas ya se sentían más suaves y menos incómodas. Lo único que necesitaba era un poco de práctica.

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