FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

'Cleóbulo con tilde' nos habló de feminismo, deporte y Diomedes Díaz

El jefe de información y divulgación de la Academia de la Lengua Colombiana desde hace 18 años es conocido por sus frecuentes apariciones en televisión donde habla de ortografía, redacción y sintaxis.
El paraninfo Félix Restrepo. Bautizado así en nombre del cura jesuita, quien donó el edificio de la Academia. Fotos de Luis Alejandro Gómez Niño.

Si Cleóbulo Sabogal es desde hace casi 20 años divulgador de la Academia de la Lengua Colombiana, hacerle una entrevista es como tratar de hacerle gol a un arco custodiado por Van der Sar, Oliver Kahn y Ciciliano, los tres juntos….desde mitad de cancha.

Cada pregunta puede ser una salida en falso que termine en resbalón. Cada asentimiento es susceptible de ser escrutado por su oído clínico. ¿Se dice perdón la demora o perdón por la demora? ¿Disculpe la tardanza? Lo difícil no es sacarle respuestas a esta figura que sale cada día en programas mañaneros o en noticieros de mediodía o en emisoras de radio, no, lo difícil no es eso. Ni lo que intimida es su gigante oficina, en el segundo piso de la Academia, llena de diccionarios y gramáticas y libros de lingüística, y de cuadros al óleo, ni intimida el anillo de oro con Jesús crucificado al dedo. Lo complicado es formular una pregunta sin que la desapruebe con una mueca. Lo difícil es decir cualquier cosa sin que él corrija de inmediato y diga que "funcionario público" es una redundancia, que si uno dice "funcionario" se sobre entiende que es público.

Publicidad

–– Porque funcionarios privados no hay, no existen. Funcionario, sin el público.

–– ¿Qué tal son los funcionarios para el idioma?

Desde el 2001 da cursos de redacción y gramática en la Procuraduría. Ahora está por empezar un curso con los funcionarios del Consejo de Estado.


Lea también: ¿Cómo era la rutina de los grandes artistas?


–– Hay bastante que mejorar, muchos tienen una redacción pesada.

–– Cleóbulo, ¿cuál fue la razón de sus papás para ponerle así?

–– Es un nombre griego, etimológicamente significa "consejero glorioso". Claro que mi papá no me lo estaba poniendo porque sabía que había un griego, uno de los siete sabios, sino porque lo había oído a un parapsicólogo que hablaba en algunas emisoras de Girardot, de El Espinal que dizque se llamaba Cleóbulo Rentería. Y él lo oyó y le gustó.

–– Hace seis años usted grabó para Caracol un diccionario de rock…

–– Ese fue el segundo. El primero, que no lo quisieron poner, fue uno que era sobre la terminología de los narcotraficantes. Por ese entonces daban "Las muñecas de la mafia". Pero el de Rock al parque, que fue el que generó todos los comentarios, lo pusieron en YouTube.

–– ¿Y a usted le gusta el rock?

–– Para nada. Yo soy de tipo baladas, música clásica. Me gusta mucho la música estilizada. De hecho, no importa que sean hasta rancheras. Por eso tengo los dos discos que ha sacado la Filarmónica de Colombia. El primero, que se llama Concierto de despecho, trae "La cuchilla", "La camisa negra". Y trae una serie de melodías. Y después sacaron un segundo concierto en homenaje a Latinoamérica. Solo de melodías. Yo tengo incluso uno de flamenco. Hay uno que se llama "Fantasía de flamenco" y eso es solo la melodía.

Publicidad

–– Sin la letra.

–– Sin letra. Es lo que llaman música estilizada. También tengo discos: que "La guitarra mágica"…Pura música estilizada, me gusta mucho. Pero también me gustan las baladas: que Camilo Sesto, que Diego Verdaguer, que Miguel Bosé, que Rocío Durcal, Rocío Jurado, Mari Trini, que Manolo Otero. Y de hecho, los domingos cuando estoy en la casa suelo sintonizar Acuario Estéreo que es de baladas de esa época. Y también me gustan los vallenatos, pero sobre todo los antiguos, los que eran más románticos. Como los de Otto Serge y Rafael Ricardo. Ese tipo de vallenatos que tenían más contenido eran como verdaderas poesías cantadas.

–– Diomedes Díaz.

–– Sí. Yo tengo un disco de Diomedes Díaz de éxitos de vallenatos de los clásicos de él. Que "Oye bonita" o "Sin saber que me espera". Ese tipo de vallenatos que tenían más contenido, más letra.

–– ¿Usted si ha notado el error que hay en un verso de Diomedes precisamente con el uso del verbo haber?

–– No….Ah, "pueden haber más bellas que tú". Eso es cierto. No, y en las canciones se van muchos errores. Por ejemplo…

Y Cleóbulo empieza a enumerar los errores de múltiples canciones, sobre todo baladas, con la misma emoción con la que nombra preposiciones.

–– …entonces sí, digamos que cuando componen eso no va de la mano de la gramática.

–– Y volviendo al vallenato. ¿Le gustan los nuevos?

–– Pues no los tengo dentro de mi colección de música. Si los oigo, tampoco me disgustan, pero así que quiera tener un compendio que de Pipe Peláez, de Silvestre Dangond, no. Me quedo con los tradicionales. Incluso con Los Pechichones. Había un vallenato muy romántico que sonaba por allá en el año 86 que se llamaba por amor.

Publicidad

Y Cleóbulo Sabogal procede a entonar el vallenato de Los Pechichones. Con la misma voz ensayada que caracteriza su discurso.

–– Salsa, ¿la oye?

–– Cero.

–– ¿Ni siquiera la romántica?

–– Ni siquiera. Salsa, la de tomate no más.


Lea también: Fui la sombra de la Nobel en la Feria del Libro. Crónica a presión


–– Cleóbulo, ¿a qué cree que se deba el déficit de lectura y escritura en estudiantes de maestría y doctorado?

–– Yo conozco gente que tiene más cartones que un tugurio y escriben muy mal. Dirán: "no, es que por hoja de vida, que por un puesto tengo más probabilidades de ascender o de ganar más si hablo ingles". Así guachapí el español y escriba pésimo.

El humor de Cleóbulo es especial. Tiene una ironía corrosiva, penetrante. Se ríe de lo inesperado. No suelta carcajadas con los chistes usuales. Se ríe, por ejemplo, de los juegos de palabras. De que a "patrimonio" y a "matrimonio" los separe una sola letra y que el uno sea un conjunto de bienes y el otro un conjunto de males. Eso lo pone a reír como nada en el mundo. Le saca más risas que el mejor de los memes.

–– Cleóbulo, ¿qué opina de los que aseguran que exigir buena ortografía en el trabajo es una forma de acoso laboral?

–– No le veo nada de acoso laboral. La ortografía en esencia es buena porque por definición es la buena escritura de las palabras. Es lo básico, lo elemental que debe tener un hablante. De ahí que si alguien escribe con faltas de ortografía y alguien lo corrige, esa persona lo tome como una especie de acoso laboral. Pero simplemente es una exigencia para que esa persona se ponga al día en una fase del conocimiento que debió haber dejado terminada en el bachillerato.

Publicidad

Cuando el fotógrafo le empieza a sacar las fotos, Cleóbulo dice que el mejor lugar del edificio para los retratos es el paraninfo y uno ya no se atreve a preguntar qué es un paraninfo para no quedar imprudente o por miedo a que Cleóbulo se dé cuenta de que uno no sabe lo que paraninfo significa.

–– Me hago acá, para que quede de frente a Jesucristo ––dice Cleóbulo y se acomoda en la silla frente al Cristo que se encuentra en la mitad de las demás esculturas que vigilan el recinto.

–– ¿Cuál de estos personajes hablaba español?

–– Ninguno. Todos son maestros de la literatura universal y Miguel de Cervantes que está acá en la entrada.

En su oficina se quita el saco azul y lo deja colgado en un perchero. Ya se ha sacado los cubre mangas de plástico transparente que le protegen los puños y las mancornas del mugre y del polvo.

–– Para evitar que se le empuerquen a uno acá ––y señala los puños y las mancornas.

–– ¿Qué piensa del, cada vez más común, saludo "Hola a todos y todas"?

–– Ese tipo de desdoblamientos suelen ser inútiles la mayoría de las veces.

–– ¿Por qué?

–– Porque en español el sustantivo en plural indica los dos sexos en las palabras, abarca los dos géneros. Si yo digo "hola a todos" en español el género no marcado es el masculino… ––y explica que hay momentos en los que vale hacer la explicación pero que hacerlo por sistema se debe a presión de las feministas, dice.

Aunque no lee poesía, a Cleóbulo lo custioda el óleo del poeta Hernando Domínguez Camargo.

–– Pero el argumento de algunas feministas es que el lenguaje es la forma de entender el mundo y construye realidades y que, si uno incluye el género femenino, está incluyendo a las mujeres.

Publicidad

–– Sí ––responde Cleóbulo– y ellas son de las que dicen miembras y son de las que están empleando palabras que en la tradición gramatical de pronto no tienen un femenino. Pero pues eso no significa que tengamos que maltratar o acudir a estos desdoblamientos que suelen ser artificiosos.

–– ¿Y estos desdoblamientos no hacen parte de los cambios propios que sufre toda lengua?

–– En este momento la posición de las Academias de la Lengua es que se maneje el uso del masculino plural y cuando sea preciso hacer el desdoblamiento se hace. Por ejemplo: "en España pueden pagar servicio militar los hombres y las mujeres". Cuando sea necesario. Es más, en otras ocasiones el masculino plural que tradicionalmente se ha usado quizá pueda crear ambigüedades. Tradicionalmente hemos dicho "mis padres tal cosa" y todo el mundo ha entendido que al decir "mis padres" son el papá y la mamá. Pero ya hoy en día esa frase es ambigua al decir "mis padres" porque el niño pueda tener dos papás.

–– Usted estudio Filosofía y Letras…

–– Fue mi segunda carrera, sí señor.

–– ¿Cuál fue la primera?

–– Mi primera carrera fue la sacerdotal. Yo soy egresado del Seminario Mayor de Ibagué y luego sí me licencié en Filosofía y Letras del La Salle.

–– ¿Y todavía lee filosofía?

–– No, la verdad no. Estudie filosofía en mis dos carreras pero nunca tomé un filósofo de cabecera y prácticamente todo lo que mantengo leyendo es lo relacionado con el idioma. Ni siquiera leo literatura, novelas, como tal, no ––y se para a la repisa del fondo.

Publicidad

Cleóbulo se para con frecuencia, se mueve hacia distintas repisas y estantes. Saca libros de allá y de acá. Según sea el caso. Todos, eso sí, relacionados con el español. Saca por un lado "199 recetas infalibles para expresarse bien", o saca del otro "La innovación léxica del español actual", o saca el "Manual de escritura académica y profesional", o "El español más vivo", o "Las 100 cagadas de español", y así.


Lea también: Libros como objeto de colección: ¿la respuesta a lo digital?


El teléfono suena.

Cuando contesta lo hace con la voz de un funcionario preparado para las preguntas más extravagantes que puedan venir del otro lado de la línea, aunque con una voz calmada y serena. Con el mismo tono siempre. Con su voz estilizada, como recitando un poema (o, para esta caso, errores gramaticales).

–– Academia de la lengua, cuénteme…

Una y otra vez Cleóbulo escucha con atención, pregunta cuál es el caso concreto y procede a responder: lo que pasa es que un sufijo como "ito", que es el sufijo inicial, toma la forma…; o, sí señor, lleva tilde, es una interrogación indirecta… ; o, soslayar es mirar de lado…; o, tradicionalmente el nombre ha sido agudo: José, con tilde en la "e"…; o, sigue con minúscula en la actual ortografía…; o, esa palabra ya fue castellanizada y entró al diccionario… Y cuando ya le piden mucho, procede a decir: porque si ya quiere una explicación larga le tocaría consultar una gramática. Y termina con un: de nada, a la orden, hasta luego.

Publicidad

–– ¿Cuántas llamadas recibe al día?

–– Pues hay un promedio de 35, 40 llamadas. De hecho las personas creen que esto es 24 horas: y llaman a la una de la mañana a las cinco de la tarde, de noche, los fines de semana, los lunes festivos. La gente cree que eso se responde solo o quién sabe qué ––dice Cleóbulo con voz robotizada.

–– Academia de la lengua….sí, a la orden ––y vuelve y juega.

Dice que en sus 18 años ––Cleóbulo ocupa el cargo de jefe de información y divulgación de la Academia desde 1998–– le han llegado todo tipo de consultas. Incluso las que no corresponden propiamente a los asuntos de la lengua. Lo llaman para resolver problemas de botánica, problemas de interpretación jurídica, asuntos de etiqueta o de publicidad.

–– Desde la semana pasada han mandado desde unos productos naturistas que si por favor les certificábamos que laxante y purgante eran lo mismo. Entonces yo les dije "esa pregunta formúlesela a la Academia Nacional de Medicina". Yo no soy ni médico ni gastroenterólogo para saber exactamente si laxante y purgante es lo mismo.

–– ¿Qué opina de la reciente campaña de la Academia en contra…

–– Me encantó ––interrumpe.

–– … de los anglicismos?

Se trata de la campaña de la Real Academia de la Lengua que, junto a la Academia de Publicidad de España, sacaron al mercado dos productos con nombres en inglés. El perfume Swine y las gafas oscuras Blind Effect: aunque suenan bien ––porque están en inglés, dice el comercial–– son productos que no cumplen su verdadera función. Un perfume con olor a cerdo (swine es cerdo en inglés) y unas gafas que no dejan ver nada (blind effect es efecto de ciego).

Publicidad

–– Me encantó ––sigue Cleóbulo–– La primera vez que la vi me hizo reír a carcajadas, dije "genial, a ver si se les acaba tanta pendejada". Porque es un complejo de inferioridad ante el mundo anglosajón y que nos lleva a utilizar sus expresiones por creer que suenan mejor o son más importantes.

–– ¿Qué piensa de las estrategias publicitarias o de programas pedagógicos como el Profesor Súper O?

–– A mí me parecía muy simpática. Lo que pasa es que a veces les faltaba documentarse un poquito más a los encargados de redactar los textos y se les iban errores en el parlamento de los personajes. Y a veces estaban como desactualizados.

–– ¿Y no cree que en tiempos de Internet hace falta un canal de YouTube para divulgar el uso de la lengua?

–– Sí, claro y de hecho la revista Arcadia me ha grabado ya dos videos. Y quieren traer para un tercer video las cartas de los restaurantes. Porque algo que caracteriza a las cartas es la cantidad de extranjerismos.

–– ¿Se viene el comienzo de Cleóbulo como youtuber?

–– Pues ellos ponen eso en YouTube. Pero no, no me interesa. La verdad yo no tengo cuenta en Twitter, desactivé la cuenta en Facebook porque me llovían muchas consultas. Pero no me interesa estar en redes sociales porque empiezan todos a bombardearme con eso.

–– Usted ha dicho que una de las palabras más extrañas del español era "calipedia".

–– Calipedia: arte quimérica de procrear hijos hermosos.

Publicidad

–– ¿Usted tiene hijos?

–– No

–– ¿Casado?

–– No, soltero. Y todavía no me imagino en esa vaca loca porque como no hay diferencia sino de una sola letra: entre patrimonio y matrimonio…


Lea también: Cuando detuvieron a Álvaro Cepeda Samudio por confundirlo con el Che Guevara


–– No es de mucho evento social usted.

–– No, no, no, yo así como que cero rumba, cero licor, cero trasnoche, eso no va conmigo, eso no existe.

–– El fútbol, que es uno de los espectáculos más populares para la gente…

–– Que no me gusta ––interrumpe Cleóbulo.

–– Pero en términos de narración eso uno de los momentos en los que los narradores pueden cometer…

–– Ellos ––vuelve y se adelanta–– suelen ser un pozo y un pozo bien profundo de neologismos. A veces los consultantes me dicen que "el periodista deportivo tal cosa". Una vez me llamaron diciendo "qué es eso de una patada higiénica". Ellos suelen hacer construcciones curiosas, graciosas. Pero la verdad no me gusta el fútbol: ni verlo, ni escucharlo, ni jugarlo.

–– Ni siquiera la Selección Colombia.

–– Nada, nada. Eso no.

–– ¿Y otro deporte?

–– Cuando estaba estudiando me gustaba mucho el baloncesto. De hecho casi todos los dedos se me troncharon. Me encantaba el baloncesto. Rara vez voleibol. Me dejaban casi siempre de defensa o de alero porque yo tenía buen tino.

–– ¿Es cierto que la buena ortografía enamora?

–– Escribir bien dice mucho de la persona. Y las faltas de ortografía se suelen comparar a heridas sangrantes en un texto. Muchas personas que me reconocen en la calle me dicen "ah, usted es el de la ortografía" y a mí me da risa porque de ortografía es de lo que menos hablo.

Y Cleóbulo empieza a explicar todo lo que el idioma abarca más allá de la ortografía, y habla de ortotipografía, braquigrafía, filología, lexicografía, lingüística…

Como si recitara su poema favorito.

***

A pesar de sus errores ortográficos, Santiago aprecia mucho la canción de Diomedes. Lo encuentras por acá.