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Cultură

Me pregunto... Gays mal informados

Le arrimaron una chinga a nuestra Guía Vice para Ser Gay.

(Foto por Bruce LaBruce)

A pesar de que estoy feliz (aunque ligeramente sentido por no haber sido consultado) porque Vice acaba de publicar La Guía VICE para ser gay, siento que es mi deber como homosexual –a riesgo de morder la mano que me alimenta– molestarme con algunos de los pronunciamientos hechos en este mini manifiesto, en parte políticamente incorrecto (¿y qué más?) y en parte en broma. Por supuesto, sé que artículos de esta índole tienden a lidiar con generalizaciones y estereotipos para poder hacer observaciones más amplias (y graciosas). Pero dada la tendencia reciente dentro del mismo “movimiento” gay (me cuesta trabajo seguirlo llamando movimiento, dado lo arraigado que se encuentra ya en la agenda de la asimilación) por caracterizar a la homosexualidad como un imperativo biológico (por fortuna, siempre me he considerado un desadaptado), como una característica innata, predeterminada y fija, y tiemblo ante cualquier descripción que se asemeje a una falsa afirmación, como que los negros tienen un ritmo natural. ¿Los gays tienen una predisposición a ser fastidiosos, a las dimensiones estéticas, un “gen de decoración de interiores”, o algo así? Vice incluso ha publicado fotos que desmienten de manera directa este argumento, y lo puedo respaldar con una prueba anecdótica.

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“La sexualidad no es una preferencia, sino una característica innata”, afirma este escritor en Gawker, refiriéndose a la revelación de Anderson Cooper, con ese tono que usa la gente que realmente desconoce el tema y que es tan familiar al mismo. ¡Cómo me gustaría que la gente dejara de decir eso! Como dije recientemente en los medios sociales, no hay prueba científica definitiva de que esto sea cierto, y es algo que ahuyenta a los que se identifican como heterosexuales de explorar su posible homosexualidad, y viceversa. ¿Cómo fue que todo esencialismo de mierda se convirtió en el discurso popular? Podrá ser políticamente conveniente, pero no es mas que un fracaso de la imaginación, y sólo sirve para caer en este cuento de la homonormatividad. Ya hablé sobre mi postura respecto a esto en VICE, así que no regresaré a ello, pero es el mismo falso razonamiento que se cuela a la Guía para ser gay. Es una forma conveniente, para los que se identifican como heterosexuales, de descartar o negar su posible bisexualidad (“No nací con características ni tendencias homosexuales, por lo tanto no puedo serlo”). Pero también le quita toda la diversión a esos conceptos tan entretenidos como ambigüedad sexual, pánico homosexual y clásico reclutamiento de gays. Como la Liga Contra la Homosexualidad (LAH), solía decir en los folletos que distribuía en mi universidad: “Los gays no se producen, ¡seducen!” Para mí eso siempre ha sido una confirmación.

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El primer pronunciamiento irritante que saltó a la vista en la Guía fue el clásico “todos ya saben [que eres gay]”. En mi experiencia, se puede demostrar que esto no es cierto. He conocido a muchos hombres afeminados, yo incluido, que han pasado largo tiempo en el clóset antes de salir, y es cierto que no fue una gran sorpresa. Pero también he visto a güeyes salir del clóset de los que nadie tenía idea, y no sólo hablo de los homofóbicos que sienten que tienen que hablar en voz alta y de forma regular contra los homosexuales y/o presumir el número de hembras con las que han estado. (Esos son los más obvios). Casi cualquiera puede resultar ser gay o convertirse en gay, si tiene suerte.

La segunda equivocación más exasperante en la Guía, la cual suele ser un síndrome del joto citadino, es que los hombres homosexuales y las lesbianas no tienen nada en común. Esto es absurdo, considerando que tienen algo tan fundamental en común: les gusta fornicar con personas del mismo sexo. Esto ha llevado a una fuerte solidaridad entre ambos bandos a lo largo de los años. Para un ejemplo desgarrador, ve el conmovedor documental de David Weissman, We Were Here, sobre la epidemia del sida en San Francisco, en la que narra cómo la comunidad lésbica en la ciudad se unió para cuidar a los miles de homosexuales que habían sido contagiados. Como bien señala la película, los gays nunca han sido muy abiertos con las lesbianas, y lamentablemente ha existido una fuerte misoginia en la comunidad homosexual masculina, pero en general, la mayoría de los gays inteligentes, sofisticados y conocedores que he conocido, siempre han tenido amigas lesbianas y cercanas. Es verdad, como dice la Guía, que es más probable que los gays y las lesbianas se congreguen en pueblos pequeños, donde es muy probable que sólo exista una guarida gay, pero eso sólo demuestra que pueden coexistir. Si los gays citadinos salen sólo con otros gays, por lo general implica que son aburridos, poco aventureros, y reinas de la parroquia, que creen que las vaginas huelen a pescado. Les tengo una noticia a estas perras: Son unas corrientes.

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Pasando al siguiente punto, la idea de que los “heterosexuales no se pueden seducir” es realmente ridícula. Yo nunca he tenido éxito, de hecho, las veces que lo he intentado, el heterosexual en cuestión suele responderme con algo como: “Siempre he pensado en tener sexo con un güey, pero entonces conozco a alguien como tú”. Pero tengo muchos amigos gays que son expertos, y se regodean cual cazadores profesionales por su destreza en ese departamento. Aún más absurdo, la Guía aconseja: “Probablemente sea mejor no emborracharse en situaciones en las que tengas que interactuar con un heterosexual”. ¿Te refieres a, "siempre"? Los gays ya no pasan tanto tiempo exclusivamente juntos como solían hacerlo, así que es probable que estés borracho en compañía de un heterosexual. Y probablemente será divertido. Y quizá despiertes en cama con él a la siguiente mañana. ¿Acaso nunca has escuchado del síndrome “Dios, estaba borracho ayer”?, el cual se popularizara en la guía original para gays: The Boys in the Band?

Sólo espero que esto último haya sido una muestra de ironía por parte de la Guía, o cuando la afirma: “La mayoría de los gays tienen un gusto increíblemente malo”. Esto quizá sea más cierto hoy que en el pasado, dado que los gustos homosexuales, que una vez más están a la vanguardia y resultan poco convencionales, han sido erróneamente orientados hacia lo mainstream, en línea con la mayoría heterofascista. Pero en general, creo que más bien tiene que ver con el hecho de que todos tienen mal gusto hoy en día, con algunas excepciones notables.

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Por último, me temo que la Guía mostró una actitud condescendiente, bastante desagradable, hacia dos de los miembros más vilipendiados del mundo homosexual: los viejos y los transgénero. (Y la diosa te ayude si eres ambos). Pide a los homosexuales que “sean buenos” con los pobres transexuales, lo cual suena más que condescendiente. Cariño, no son una clase inferior y patética, digna de tu lástima, y es muy probable que te partan el trasero si los tratas como tales. En cuanto a los “vatos viejos”, una categoría para la cual ya tengo una membresía provisional, dice: “No tengo por qué tener conversaciones amables de 'aléjate de mí, cabrón' con gente de 60 años cada vez que entro a un bar gay”. Esa es una actitud inmadura y discriminatoria de los de la tercera edad, y una que sugiere que a los gays sólo les interesa tener sexo con simulacros de ellos mismos, que sus mayores no tienen absolutamente nada que ofrecer en términos de experiencia, sabiduría o perspectiva, y que el sexo intergeneracional es una especia de tortura. Espero que mi próxima película, Gerontofilia, ayude a destruir este desgastante partidismo.

@BruceLaBruce

Anteriormente:

Una entrevista con Nina Arsenault

Guía Vice para ser gay