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¿World Wide qué? Internet no es trigo limpio

El año pasado hubo un montón de revuelo sobre “el lado invisible de la web” debido a un artículo viral del Gawker que exponía la Ruta de la Seda, un mercado anónimo de droga. Eso sucedió justo después de que se estrenase la película Origen, así que la gente estaba con la fiebre de “profundizar en las cosas”. La existencia de tal mercado negro escandalizó a padres, políticos y sindicatos locales de noticias. Pero, ¿realmente había alguien que pudiese hacer algo al respecto? Para entender el impacto de este evento viral merece la pena hacer un poco de espeleología post factum.

Para aclarar posibles malas interpretaciones, el lado invisible de la web es cientos de veces más grande que la “superficie” que todos conocemos y amamos, y también está creciendo más rápidamente. De hecho, la mayor parte de internet está compuesto de esa “materia” invisible. Ni siquiera Google tiene la capacidad de encontrarla, así que su contenido existe en los sitios más remotos de internet. Lo es todo, desde páginas web sin indexar a información del gobierno como las movidas que encuentra Wikileaks. Las partes jugosas residen en redes anónimas como freenet o tor.

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Mi primer encuentro con tor fue en el primer año de universidad. Lo utilizaba para circunvalar nombres de usuario de la red y bajarme torrents desde mi dormitorio sin que los de informática se entrometiesen en mis asuntos. Se usa en países como China para ver o leer prensa o información censurada sin riesgo de ser ejecutado. Se conoce habitualmente como el cielo de los datos para el contenido tabú y el comercio electrónico inicuo. Todo el mundo conoce las vulnerabilidades del sistema, así que no hay garantías de que no te pillen si intentas hacer este tipo de cosas. Hoy todavía puedes encontrar virtualmente cualquier droga que quieras en la Ruta de la Seda. La bitcoin es considerablemente menos volátil comparada con su tasa de cambio en los meses que siguen a la crisis mediática. La cotización era de 140 dólares por una onza de AK47, 95 dólares por un gramo de metanfetamina y 60 dólares por un gramo de MDMA con un 86% de pureza.

También hay servicios de piratería informática disponibles por tasas negociables para el correo, cuentas de redes sociales, cuentas bancarias, tarjetas de crédito y PayPal. Puedes comprar ataques de día-cero, troyanos o diversos tipos de key loggers. El precio de los DoS (ataques de denegación de servicio) empieza en unos 100 dólares por un host estándar y va subiendo según incremente el riesgo para grandes compañías o páginas web del gobierno.
Es fácil conseguir tarjetas de crédito o identidades en tor; se pueden comprar al por mayor. Por entre 40 y 80 dólares puedes comprar un carnet de conducir del estado que quieras. El robo de identidad empieza en los 7 dólares y puedes conseguir toda la información que quieras, incluso el número de la seguridad social. Los pasaportes europeos y canadienses están entre 750 y 1.500 dólares. Puedes blanquear tus bitcoins a una tasa del 1% de la cantidad total en la “Bitcoin Washing Mashine” (lavadora de bitcoins).

A través del mercado de asesinos a sueldo, supuestamente puedes conseguir a un asesino por 20.000 dólares. La tasa incrementa según lo famosas que sean las víctimas. Si buscas que sea algo más práctico, con una Beretta de 9mm, por ejemplo, cuesta unos 1.000 dólares. Puedes comprar 500mg de veneno Ricin por 40 dólares. Si quieres desaparecer y empezar una nueva vida puedes hacerlo por 5.000 dólares.
Los pedófilos constituyen la mitad de la población de tor. A pesar de que el pasado octubre Anonymous desmanteló una de las páginas web más extensas sobre pornografía infantil, no parece que haya hecho mella. El lado invisible de la web también es el hogar de todo tipo de tabúes porno: muerte, bestialismo, canibalismo, mutilación y una página web llamada “chicas cagando”. También hay literatura erótica obsoleta e historias raras sobre trabajadores de AOL a quienes se quería infectar con SIDA.
En el lado invisible de la web habitan todo tipo de criaturas extrañas. Guías para terroristas y teorías sobre conspiraciones son algo muy común. Hay una página web que dice inyectar lejía a humanos en estado de gestación a modo de experimento, y otra que dice tener la colección de porno de Osama Bin Laden. Estas páginas existen para recordarnos que los que navegan por el lado invisible de la web son unos pervertidos mentirosos.
A pesar de todo, en el lado invisible de la Web también hay cosas normales. Encontré una colección de imágenes de ranas verdes, mp3 pirateados y páginas de porfolios de arte normal y corriente.

Todavía no he podido encontrar pruebas de las repercusiones, al menos no según la ley. Sin embargo, la NSA se acaba de gastar dos mil millones de dólares en el centro de vigilancia de datos más grande del mundo, con el propósito de vigilar el lado invisible de la web y resolver encriptaciones avanzadas. Es demasiado pronto para saber lo que esto significará, pero empezará a funcionar el año que viene en Utah.

¿Qué respuesta podemos esperar? Una web invisible más estricta y segura o unas rebajas masivas en el mercado negro.