Momentos antes de que hombres armados atacaran la oficina de la publicación satírica francesa Charlie Hebdo, dejando doce muertos, la revista había publicado su postal de año nuevo en las redes sociales. Se trataba de una caricatura del líder del Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, con la frase “Los mejores deseos, y sobre todo, buena salud”.
El número de esta semana de la revista cuenta en la carátula con el controvertido novelista francés Michel Houellebecq. Su última novela, Submission, un retrato ficticio de una Francia liderada por musulmanes, acaba de salir al aire. Críticos de Houellebecq lo han acusado de seguirle el juego a la líder de extrema derecha del Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, para nada extraña a las cáusticas portadas de la revista. Las ediciones anteriores de la revista han mostrado a la líder afeitando su vello púbico, besándose con su padre, el exlíder del FN Jean-Marie Le Pen, o sonriendo diabólicamente delante de los cuerpos de migrantes muertos.
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Charlie Hebdo nunca ha prestado mucha atención a las vacas sagradas, y ha satirizado a todos, desde el Papa hasta los presidentes, en sus caricaturas polémicas y editoriales irreverentes.
En declaraciones a VICE, Peter Gumbel, escritor y miembro del Programa Global Europeo del Centro Wilson, describió a Charlie Hebdo como “una revista que provoca deliberadamente”, y calificó el ataque como “un intento premeditado para destruir la revista y matar a todos los caricaturistas”.
“Escogieron el día en el que había comité editorial, cuando todo el personal estaría allí”, dijo Gumbel. “Sabían a quiénes querían, le preguntaron los nombres a las personas antes de matarlos, fue un asesinato premeditado”.
Tom Bishop, director del Centro para la Civilización y Cultura Francesa, y profesor de francés en la Universidad de Nueva York, explicó que Charlie Hebdo “ocupa un lugar muy especial en la cultura francesa debido a la tradición de las revistas satíricas del país”.
“No están en absoluto alineados con ningún partido político”, dijo Bishop a VICE. “Ellos tienden a ser vistos como un medio que no adula a nadie. Esa es su atracción”.
Famosa por su implacable, sardónico y a menudo obsceno tratamiento de las noticias, los políticos y la religión, Charlie Hebdo prácticamente nació de la controversia, después de que su anterior encarnación, Hara-Kiri (subtitulada “Estúpido y vicioso periódico”), fue prohibida por el gobierno en 1970 por un titular insultante acerca de la muerte del ex presidente francés y héroe militar Charles de Gaulle.
La nueva publicación, bautizada Charlie Hebdo (Semanario Charlie) en homenaje a Charlie Brown, pronto se hizo un nombre por sí misma como una voz antireligiosa, anticlerical y antisistema en el paisaje mediático francés. A pesar de su limitada circulación, la revista, de corte izquierdista y firmemente laico, pronto fue reconocida en toda Francia, y junto con el periódico satírico Le Canard Enchaîné llegó a formar la columna vertebral de la sátira política y religiosa francesa.
En una entrevista publicada en 2000 por el diario francés Libération, el ilustrador de Charlie Hebdo, Georges Wolinski, que murió en el ataque a los 80 años, explicó cómo Charles Schulz, creador de Charlie Brown, había llegado a inspirar a la publicación.
“La muerte de Schulz me hizo pensar”, dijo el periodista. “En última instancia, el cómic de Charlie Brown muestra que vivir y existir son dos cosas diferentes. La mediocridad de nuestra existencia es insoportable. Eso es de lo que trata Charlie Brown. Sería bueno revivir ese tipo de cómic existencial”.
Odiada por algunos y muy querida por otros, la revista tiene una larga historia de ser celebrada y condenada por políticos e intelectuales, y se ha consolidado como una institución francesa escandalosa. En una carta de un lector publicada en la cuarta edición y firmada por la famosa escritora y directora de cine francés Marguerite Duras, esta le preguntaba a los editores: “¿Dónde consiguió su suéter Charlie Brown?”.
Envuelto en innumerables escándalos legales y de opinión en los últimos años, sobre todo por su publicación de caricaturas del profeta Mahoma, el nombre de Charlie Hebdo llegó a ser asociado en Francia con la libertad de expresión, y más aún, con la libertad para provocar.
La Gran Mezquita de París demandó a la revista y a la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia después de que, en 2006, esta reimprimió caricaturas de Mahoma. Las imágenes habían aparecido originalmente en el diario danés Jyllands-Posten. Aquella edición presentaba una portada dibujada por Cabu, quien también murió en el ataque. Esta presenta al profeta “abrumado por los fundamentalistas”. A través de sus lágrimas, él dice: “Es duro ser amado por idiotas”. El caso en contra de Charlie Hebdo fue finalmente desestimado al año siguiente, pues los tribunales determinaron que “en una sociedad laica y pluralista, el respeto de todas las creencias va de la mano con la libertad de criticar todas las religiones”.
En 2011, la revista publicó otra caricatura del profeta en la portada de la edición especial “Charia Hebdo”, un juego de palabras en francés desatado por la Ley Sharia, que además contaba con el profeta como “editor invitado”. La frase sobre el dibujo decía: “100 latigazos si no te mueres de risa”. Días después, la oficina fue incendiada y el sitio web hackeado.
La revista respondió con una edición especial, “Dispara a Charlie”, cuya portada muestra a un hombre musulmán y a un dibujante besándose apasionadamente. El pie de foto: “El amor es más fuerte que el odio”.
En 2012, a raíz de los ataques a las embajadas de EE.UU. en el Medio Oriente después de la publicación en YouTube de la controversial película anti-islámica Innocence of Muslims, Charlie Hebdo se metió en la polémica con más caricaturas del profeta, esta vez desnudo. Los políticos franceses, entre ellos el ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, y el entonces Primer Ministro, Jean-Marc Ayrault, acusaron a la revista de echar leña al fuego de un debate ya de por sí tenso.
Los editores de la revista y su oficina habían estado bajo protección policial durante algún tiempo después de recibir amenazas de muerte por la publicación del número “Charia Hebdo”. En un artículo de 2012 del diario francés Le Monde , re-publicado a raíz del ataque, el editor de Charlie Hebdo, Stéphane Charbonnier, conocido como Charb y también asesinado, había dicho: “No tengo esposa e hijos, no tengo carro. Lo que voy a decir puede parecer presuntuoso, pero prefiero morir de pie que vivir de rodillas”.
En el mismo artículo , Charb, que fue incluido en la lista de los más buscados de Al Qaeda en 2013, había expresado el deseo de “seguir hasta que el Islam llegara a ser tan trivial como el catolicismo”.
“Estos alborotos siempre tienen que ver con la misma religión”, dijo en ese momento. “Estamos a punto de publicar la edición 1.058 de Charlie. Solo hemos tenido tres portadas escandalosas, todas ellas involucradas con el Islam. Podemos mostrar al papa follando y a nadie le importa”.
El ataque del miércoles toca un punto sensible en la sociedad francesa, dijo Bishop a VICE: “Francia considera el asesinato de los periodistas como un ataque a la libertad de prensa y a la libertad de expresión”.
“Todo esto se remonta a la época de la Ilustración”, dijo. “Donde todo se trató acerca la libertad de expresión, cuando Voltaire fue encarcelado en la Bastilla por lo que decía y Rousseau se exilió en Ginebra. Las caricaturas de Charlie Hebdo no son acerca de la libertad de prensa: su misma existencia es un signo de la libertad de prensa”.
Gumbel repitió el análisis de Bishop, diciendo: “Francia es un lugar que toma la libertad de expresión muy en serio. La gente defiende los derechos de Charlie Hebdo de provocarlos, eso ha sido muy llamativo. No hay nadie diciendo que debieron haberlo hecho más sutilmente o que fueron demasiado lejos”.
Stéphane Charbonnier, sucesor de Philippe Val como jefe de redacción de Charlie Hebdo en 2009, era un periodista e ilustrador francés. A lo largo de su carrera, colaboró con numerosas publicaciones, incluyendo l’Humanité, Fluide Glacial y l’Echo des Savanes. Conocido por su ingenio mordaz y caricaturas impertinentes, acababa de publicar en su columna “A Charb no le gusta la gente” una caricatura trágica como premonición, titulada “Todavía no hay ataques terroristas en Francia.”.
Bishop expresó su preocupación por las consecuencias del ataque del pasado miércoles, y advirtió una posible reacción en contra de los musulmanes franceses. “Esto va a llegar a ser un momento dramático en la vida francesa”, dijo. “Ahora Francia tomará el camino de la guerra”.